Mover a la CNDH y a Amnistía Internacional tiene lo suyo. No se involucran en asuntos que no les atañen. Tampoco le hacen el juego a cualquiera ni actúan con parcialidad. Pero si tomaron el caso de los migrantes agredidos por delincuentes en Las Choapas, es porque hay indicios de violación a los derechos humanos y porque alguna autoridad falló. Y si AI reporta 130 desapariciones de indocumentados es porque las hay.
 
No es cosa menor. La Comisión Nacional de Derechos Humanos de inmediato abrió un expediente y le entró de lleno a la agresión que sufrieran los migrantes cuando viajaban en La Bestia, en el tramo de Tembladeras y San José del Carmen, a manos de los malosos que se dedican a la extorsión.
 
La información iba impactando a todos, porque se suponían dos cosas: una, que ya ningún migrante podía viajar en La Bestia, y dos, que habían acciones para mantener a raya a las bandas de criminales que asaltan y reclutan indocumentados.
 
Todos supimos del ataque, de los golpeados y del herido de bala. A todos nos indignó saber que esa gente volvió a ser agredida por los criminales dedicados a la extorsión. Les cobran una cuota de cien dólares y pobre de aquel que no la pague. Le va como en feria y a algunos hasta los han matado.
 
Ese ataque ocurrió el 12 de junio. A eso de la dos de mañana el grupo criminal abordó el ferrocarril y comenzó a intimidar a los migrantes. Dicen los testigos que llevaban armas, machetes y palos. Y de inmediato inició el cobro de cuota.
 
Al ver lo que ocurría, algunos saltaron del tren. Los que tenían dinero la libraron, pero los que no, recibieron una madriza.
 
Con esa gente no se juega. En el jaloneo un migrante resultó herido de bala en el pecho, lo que desató el terror imaginando todos que aquello iba a terminar en un baño de sangre.
 
Unos cuantos lograron llegar a Las Choapas, donde enteraron a las autoridades y pidieron ayuda. Otros descendieron de La Bestia y caminaron por el campo y a un costado de la carretera. Ellos encontraron a elementos de la Naval, relataron lo sucedido y se les remitió a la estación migratoria de Acayucan.
 
Gracias a las gestiones de visitadores adjuntos de la CNDH los migrantes recibieron ayuda en la garita de Acayucan, como es alimento, asistencia médica y poder realizar llamadas telefónicas para enterar a sus familiares que se encontraban bien.
 
Amnistía Internacional ha alertado que en ataques contra migrantes en las últimas dos semanas, hay por lo menos 200 agredidos, y de ellos, 130 están desaparecidos.
 
Urgió AI a las autoridades a esclarecer la suerte de los ciudadanos indocumentados y que las instituciones expliquen por qué del incremento de ataques en fechas recientes.
 
Una cosa es que las bandas criminales ataquen a los migrantes y otra que no se mueva un dedo para evitarlo.
 
Dice Amnistía Internacional que debe investigarse “urgentemente el atroz aumento de los ataques violentos contra migrantes indocumentados por parte de bandas delictivas, y deben proporcionar un refugio seguro a los supervivientes”.
 
Por su parte, la directora del Programa para América Latina de Amnistía Internacional, Ericka Guevara-Rosas, señala:
 
“México se ha convertido en una trampa mortal para las personas migrantes, con crueles bandas delictivas en cada esquina aguardando su oportunidad de atacarlas por unos cuantos dólares, y con unas autoridades estatales y federales más ansiosas por expulsar a gente que por salvar vidas”.
 
Ni más, ni menos. En México las bandas criminales han encontrado en los migrantes un redituable negocio. A los varones los exprimen, les sacan dinero, los involucran en el narcotráfico, los convierten en sicarios o los usan como halcones informantes. A las mujeres las prostituyen, las dedican al negocio del sexo, también las hacen vendedoras de droga.
 
Y las autoridades federales y estatales brillan por su ausencia. El Plan Frontera Sur es una cacería de migrantes para deportarlos a sus países de origen, sin velar por sus derechos humanos.
 
Sólo le faltó decir que a los gobiernos de cuyos países proceden los migrantes les corresponde abatir la pobreza, crear condiciones para que la población tenga educación y empleo y de esa forma se arraigue y deje de pensar en el sueño americano.
 
Pero por lo pronto, ocurrió un nuevo ataque a migrantes que viajaban en La Bestia. Ante ello, la CNDH investiga omisión de autoridades, mientras Amnistía Internacional exige saber el paradero de 130 indocumentados agredidos y robados en las últimas semanas y de los que nada se sabe.
 
Esto parece ser el cuento de nunca acabar.
 
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