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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Una lección para el suplantador

01/07/2015 08:55 a.m.


Viéndolo bien, a Francisco García Ye le salió barato. Lo pudieron meter al bote, entancarlo por cabrón, por andar suplantando gente, por mostrar sus bajas pasiones, por enlodar a la gente buena, por usar las redes sociales y desde el anonimato enredar a los demás.

Ora sí que al güey le fue bien, pero pudo irle del nabo. Lo obligaron a reconocer que usó información falsa, que suplantó a Ana Karen Martínez Colorado, que se hizo pasar por ella y enviaba fotografías con el afán perjudicarla.

Este gusanito se pasó de lanza. Actuó como todos esos que usan el nombre de otros para dar rienda suelta a sus bajas pasiones, ya sean sexuales o políticas, y a través de la internet, en las redes sociales, se dedican difamar.

Quiero transcribir lo que se publicó en Presencia y juzgue usted ante quien estamos:

Yo, Francisco García Ye, me presento a esta redacción para pedir disculpas públicamente a Ana Karen Martínez Colorado, su familia y a la sociedad por haber suplantado su identidad y hacerme pasar por ella, por medio del whatsApp, ya que aparte de utilizar su foto de perfil, me contactaba con distintas personas y les enviaba fotos de ella para perjudicarla y ellos pensaban que era Ana Karen, utilizaba los seudónimos de Mónica, Laura e Irma, también me disculpo y aclaro que no era Ana Karen sino yo, por otros medios como el WhatsApp. El número que utilizaba en WhatsApp es 9231305975.

Inche güey. Ira que es de cobardes hacerle eso a una mujer, echar mano de su foto de perfil y hacer de cuenta que era ella quien realizaba envíos en el Whatsapp.

Qué cabrón. Si no aprende en esta, las consecuencias las podría pagar muy caras, que alguien de armas tomar, le cobre esa y otras más.

Ana Karen y su familia no lo hará. Con ellos paró la bronca a cambio de reconocer la forma cobarde en que actuó. Pero con otros no será así.

Se lo iban a trabar. Con la disculpa logró un acuerdo para evitar que la justicia lo reventara y terminara en prisión, compartiendo el pan y la sal con los malandros que suele haber en los penales. Ana Karen y su familia se mostraron benevolentes, pero dejaron en evidencia que de que los hay, los hay.

Les digo que otros no actuarán así. Si les suplantan la identidad, van con todo. Y es una lección no solo para Francisco sino para también para aquellos que piensan que se puede actuar con impunidad, que pueden dañar y que se pueden burlar de la ley.

Hay leyes que sancionan la baja e ilegal práctica de la suplantación de identidad. Aquí mero, en Veracruz, es de sobra conocido. En los gobiernos de Fidel Herrera y Javier Duarte gustaban y gustan de suplantar identidad para difamar e injuriar a activistas sociales, políticos, empresarios y periodistas incómodos al régimen.

Es algo que se ha vuelto común. Y es patético que un gobierno que no se ha ocupado de meter orden en su propia casa intente “educar” a sus gobernados a través de propaganda en la que se dice que hay que hacer buen uso de las redes sociales.

Usar el nombre o la imagen de otra persona constituye una falta de ética. Suele hacerlo la gente sin escrúpulos. Usan las redes sociales porque ahí el acceso es fácil y está al alcance de todos. Usan el envío de correos electrónicos, las imágenes arregladas en el PowerPoint, se disfrazan de gente decente en el Facebook o en el Twitter y desde ahí a enlodar a quien sea.

Hay casos demostrables de que así actúa el gobierno. Paga grandes cantidades por enlodar a sus enemigos, a sus adversarios políticos y a los periodistas críticos. Con Fidel y Duarte así lo han hecho. Es una práctica de la gente baja y sin principios y que nos está gobernando.

Son anónimos y cobardes porque si quieren reclamar o pedir algo, que lo hagan de frente, no suplantando identidad, no tomando el nombre de otros, no tratando de perjudicar.

El caso de Francisco García Ye es ejemplificante. A él le salió barato. Pero a otros que incurren en esa ruindad, que les sirva de lección porque algún terminarán enfrentando las consecuencias ante la justicia.

Usan las redes para lanzar pestes, ajos y cebollas. Enlodan creyendo que no dejan huella, que no se sabe de donde procede la basura que vomitan. Desconocen que toda comunicación deja huella, que los nodos telefónicos son identificables, que en los web hay registro de todo lo que se envía, sin contar con las cámaras de video e incluso desde los teléfonos celulares.

Basta con acudir a la policía cibernética de la Procuraduría General de la República para seguir la pista y hallar a los culpables.

Así como Francisco García Ye quedó en evidencia, lo mismo sucederá con otros delincuentes que gustan de la suplantación de identidad para lanzar lodo.

(Comentarios y tips a: [email protected])


 


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