Quiero encontrarle su lado bueno al Reglamento de Tránsito. No me da. Lo bueno que pudiera tener se pierde. La parte buena da pie a la sospecha, a que sirva sólo para recaudar más dinero para el gobierno y para que la mordida crezca.
 
Pienso de buena fe. Imagino que las restricciones a quienes conducen con temeridad, los que exceden el límite de velocidad, los que circulan en sentido contrario, servirán para meter al orden a los infractores y proteger la vida del peatón.
 
Pienso que a quienes conducen en estado de ebriedad no sólo debe sancionársele de manera ejemplar, cobrándoles una super multa, metiéndolos no 36 horas a la cárcel sino 36 días para que se les quite lo irresponsables y cancelándoles la licencia para que no puedan volver a conducir un vehículo.
 
Pienso y quizá hasta sueño cuando veo que a los conductores de camiones urbanos no les permitirán invadir rutas y que cuando lo hagan los multarán con 17 mil pesos, y que a los taxistas que realicen servicio colectivo les aplicarán otra sanción de 23 mil, y digo que eso y más merecen para que no se pasen de gandallas.
 
Pienso en aquellos que viajan sin luces de noche, o con un parabrisas totalmente destruido perdiendo visibilidad, o con llantas desgastadas, zigzagueando, poniendo en riesgo su vida, la de otros conductores y la de otros peatones.
 
Pienso en que nadie debe manejar un automóvil sin licencia, con la licencia vencida, siendo menor de edad sin permiso, porque eso es como un médico que diagnostica u opera sin tener título o especialidad, o un arquitecto o ingeniero que construye casas, edificios y puentes sin haber concluido la carrera o sin contar con cédula profesional.
 
Quiero pensar en todo lo bueno, pero termino sintiéndome como la ranita de los memes en las redes sociales.
 
Quiero pensar que todo esto sirve para ser mejores, pero luego me acuerdo que estamos en Veracruz, que el gobernador es Javier Duarte y que esto es un saqueo de nunca acabar.
 
Entonces me pongo a pensar en quiénes resultan más afectados. Los veo salir a las calles, leo de ellos, oigo la radio y le dedico un rato a la televisión. Y andan en las marchas, denunciando que el méndigo Reglamento de Tránsito va a servir solo para extorsionar.
 
Y cómo no pensarlo si ya conocemos a los tránsitos y a los jefes de los tránsitos y a los políticos que son los jefes de los jefes de los tránsitos.
 
Con el nuevo reglamento y con el anterior esto ha sido una sacadera de dinero que lo único que me hace pensar es que no tienen llenadera.
 
Los agentes te perdonan la multa si les das algo. Si te agarran con la licencia vencida, te salen con lo de siempre: “Uy, jefe, pus está canijo su caso. El reglamento dice que es motivo de retención de la unidad. Usted se puede ir pero el carro me lo tengo que llevar al corralón. Y ya ve, ahí le va a salir en un dineral, y además el carro se le va a deteriorar, y hasta le pueden robar partes. Que si la multa no se quita porque esa no se la van a perdonar, que si cada día que el carro se la pase en el corralón, que si le van a revisar la tenencia, y si le falta una, pues a pagar con recargos. No, y si le falta la verificación vehicular, otro poco más. Y si no tiene para nada, pus ya mejor dé su carro por muerto”.
 
Y uno siente en ese momento el chispazo del cielo y una voz que dice: “Ah, ni madres. Toma el camino corto y arregla el asunto en los próximos dos minutos”. Y ya está: “Agente, ¿cómo nos arreglamos?”.
 
Con el reglamento anterior era una cosa. Con el actual, ta’ cañón.
 
Eso es lo que protestan todos. Este reglamento es recaudatorio, no para ordenar el tránsito vehicular. El gobierno de Veracruz está sacando el dinero que perdió cuando canceló el impuesto por tenencia vehicular, que ahora sólo pagan los carros con factura superior a los 230 mil pesos.
 
Esa es la parte legal. Las multas van a generar recursos para la tesorería del estado.
 
Pero la otra parte es la del dinero subterráneo. Ante el monto de las nuevas multas, todo mundo se va a querer arreglar con los agentes de tránsito. Esos se van a cotizar más alto y terminarán haciendo lo de siempre, recibiendo la mordida, aunque ahora más porque el monto de la multa es mayor.
 
Por más que le quiero ver lo bueno al nuevo reglamento de tránsito, no lo hallo. Es un reglamento sancionador, con multas más altas que va a dar pie a que las mordidas sean mayores. Y eso es corrupción.
 
Por eso les digo que me siento como la ranita de Face o Twitter. Quiero ver que el reglamento de Tránsito va a meter orden y después me acuerdo que vivo en Veracruz y que esto es el saqueo de nunca acabar.
 
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