Wow. Hasta el PRI se quedó pasmado. Ellos hacen votar a los muertos y eso los ayuda a ganar elecciones, pero que alguien pague una ayuda mutua post mortem por muertos que no existen, eso sí está cañón.
 
Pues ya pasó. Lo expusieron en la junta de los jubilados de Pemex, donde salieron chispas, donde hubo todo tipo de acusaciones y sólo faltó que se soltaran los leñazos y los piquetes de ojos porque a todos les indignó que a los muertos que no están muertos los hayan usado para sacar una lana.
 
Ufff. Esto ya se está volviendo el cuento de nunca acabar. Los jubilados se acusan de malversar recursos de la organización, de construir un recinto social que no tiene para cuando quedar listo, de tener una cartera de prestámos irrecuperables, de robos que parecen auto robos y ahora del pago post mortem por socios inexistentes.
 
Pareciera novela de Televisa o bodrio de Telemundo, pero no. Es realidad y ocurre aquí, en Las Choapas, la tierra donde pudo haber nacido García Márquez y donde pudo haber despertado su imaginación.
 
Pues les digo. Hubo asamblea, se reunieron los antiguos del sindicato petrolero y otra vez los reclamos. De nueva cuenta el asunto del recinto social, ese al que le han invertido millones y más millones y que pareciera barril sin fondo o esponja porque no tiene para cuando quedar listo.
 
De ese ya han hablado hasta de más. Los de la directiva del Departamento de Jubilados de Pemex dicen que cada centavo se justifica, pero hay un grupo de socios que dicen que no, que la compra de material está elevado, que alguien se llevó el billete y que van a pedir un arqueo y una auditoría física para que se demuestre en qué se aplicó el dinero de la organización.
 
Por ese caso ya se han dicho de todo. Pero lo explosivo ahora es el pago de dos ayudas post mortem por supuestos socios de los que nadie sabe que existieran.
 
En la asamblea salió el tema. Dijeron que a los familiares de cada uno les dieron 50 mil pesos. Uno dice, qué chido, pa’ eso es el Departamento de Jubilados, pa’ echarse la mano en momentos tan tristes como cuando ocurre la pérdida de un familiar.
 
Y pues uno se pone sentimental. Condenados a morir estamos todos desde que nacemos, pero algún día llega el final. Y entonces córrele pa’ cá, córrele pa’ llá. Para la muerte pocos se preparan, pocos tienen sus cosas en orden y sobre todo una reserva de dinero para enfrentar los gastos funerarios.
 
A la mayoría nos toma por sorpresa. Hay que ir a la funeraria, ver el féretro, que si de metal gris, que si madera de primera, que si de madera de pino, que si forrado de tela. Y luego la misa, que si de cuerpo presente, que si en la mañana, que si en la tarde. Y luego el panteón, que si ya no hay lugar, que si en el terreno del familiar o del compadre hay espacio, que si no se puede porque aún está fresco el último muertito, que si dale la mochada al panteonero para que encuentre una fosa y a terminar con el suplicio.
 
La muerte es el último jalón, pero qué complicado se vuelve. Y ahí es donde el Departamento de Jubilados tiene una partida para ayudar a los familiares a solventar algo de los gastos.
 
Es un acto de solidaridad chido, pero no falta un prietito en el arroz, algo que descompone el asunto. Y ese es el llamado fraude.
 
En la asamblea de los jubilados salió a relucir que le pagaron a familiares de dos muertos que no existen. Sí, a familiares de dos socios inexistentes.
 
La Comisión de Ayuda Mutua Post Mortem “Jesús Plata Jiménez” la manejan tres socios: Félix Manuel Noriega Guerra, Jesús García Magaña y Gustavo Celaya Escobar, presidente, tesorero y secretario, respectivamente.
 
Ante la evidencia de que se pagaron 100 mil pesos por fallecidos que no existen, la Comisión de Honor y Justicia del Departamento de Jubilados responsabilizó el al tesorero Jesús García Magaña, por lo que se le suspendieron sus derechos.
 
Ese tema puso álgida la reunión. Los socios reclamaban y decían que no era posible que el presidente del Departamento de Jubilados, Miguel Gómez Alafita, no se diera cuenta lo ocurría puesto que su firma aparece en el pago. Los socios aseguran que hasta la Comisión de Servicios Funerarios estaría implicada en el fraude.
 
Gómez Alafita dijo llamaría a García Magaña para que explique por qué se le pagó a familiares de socios cuyos nombres no corresponden a integrantes de la organización, pero los agremiados no quieren eso, quieren que lo denuncie penalmente.
 
Qué mal asunto. El Departamento de Jubilados tiene mil broncas, sospecha de malos manejos financieros, un caso de robo que todo mundo dice que fue auto robo y ahora resulta que le pagaron la ayuda post mortem, unos 100 mil pesos, a beneficiarios de dos socios desconocidos. Bien gacho.
 
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