Siento que estamos así nomás, así tantito, del caos. Cada quien hace lo que quiere. Cada quien se gobierna. Cada quien impone lo suyo. Cada quien arrebata, como si la autoridad no existiera. O mejor dicho, porque parece que no existe.
 
¿Por qué mi muina? Por los taxis. Por los taxistas que de buenas a primera salen con que ya hay nueva tarifa en el servicio colectivo, que ni existe como tal.
 
En eso no se ponen de acuerdo. Unos dicen que sí, otro que no. Y mientras nos dicen la verdad, traen a los choapenses como nacha de borracho: pa’ llá y pa’ cá.
 
Saúl de Aquino Castro, dirigente del Movimiento del Sitio de Taxis (MOSITA), dice que el asunto ya se consensó y se le planteó a las autoridades para que aplique el aumento a la tarifa del servicio colectivo, y que los usuarios están divididos, unos en contra y otros a favor, admitiendo que ya es justo que los taxistas ganen más.
 
Dice que algunos pasajeros dan los dos pesos adicionales a la tarifa autorizada sin mayor reparo y que ellos ya están aplicando el aumento. Y como si estuviéramos en el país de las maravillas, unos y otros estamos requetecontentos porque ahora nos saldrá más caro transportarnos.
 
Ah, chingá. Lo que yo entiendo es que los taxistas están aplicando la tarifa de manera unilateral y que hay usuarios que están complacidos que les cobren los dos pesos de más. No, pos sí. Eso se llama ser civilizados.
 
Los de MOSITA se andan moviendo. Organizaron una reunión con autoridades para que vean que el gremio está unido y que todos jalan parejo.
 
Dice Saúl de Aquino que el aumento a la tarifa es un asunto consensado y platicado con la ciudadanía, con “agrupaciones con las que trabajan”, Transporte Público, Vialidad y Tránsito, así como la Dirección de Tránsito del Estado, quienes los han evaluado.
 
Y chútense esta: “Nos han dicho las autoridades de Transporte Público que si es necesario el aumento, que lo hagamos, siempre y cuando tengamos el tacto así como la manera de convencer a la ciudadanía de una manera completamente pacífica y que nos comprendan”.
 
O sea, el aumento es asunto de los taxistas sin autorización oficial.
 
Leobardo Limón Ocaña, de la FATEV, afirma que el aumento al servicio colectivo es de dos pesos.
 
Los de Unitaxi dicen lo contrario, que el aumento a la tarifa no está autorizado. Marco Antonio Jiménez Pereyra, presidente de la agrupación, sostiene que no lo ha avalado la autoridad y que sus agremiados se mantendrían en la misma tarifa.
 
Unidos no están. Los de Unitaxi aseguran que a la famosa comida convocada por MOSITA no invitaron a muchos. Se quedaron al margen Unitaxi, CNOP, UNCEN, CTM, entre otros.
 
El caso es que hay dos cuestiones que no están claras: el aumento de tarifa no es real y el servicio colectivo no es oficial. Es tolerado, que quiere decir que no está permitido, e incluso en el nuevo reglamento está fuertemente sancionado.
 
Es un servicio que requiere la ciudadanía, pero que oficialmente no tiene respaldo legal. Sin embargo, el servicio colectivo representa un ahorro para los ciudadanos porque aminora los gastos de transporte.
 
Los taxistas viven una crisis provocada por el gobierno. En Las Choapas circulan 530 taxis, lo que genera una competencia tremenda. Hay un exceso de taxis que supera con mucho a la demanda del usuario.
 
La culpa es del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán y del actual gobernador Javier Duarte de Ochoa. Podría decirse que ha sido el negocio del siglo. La mayor parte de las placas les fueron entregadas a funcionarios y diputados sin escrúpulos como pago a sus servicios “políticos” prestados a la patria.
 
Eso ha afectado al taxista. A mayor competencia, menor número de usuarios por taxi. Y eso ha originado que se haya implementado el servicio colectivo, con el que varios usuarios abordan en diferentes puntos el mismo taxi.
 
A los taxistas les va bien. Dan servicio a un mayor número de pasajeros y cobran más corridas. Pero ahora el usuario, por las pistolas de una de las agrupaciones, tiene que pagar dos pesos más por corrida. De siete pesos ahora le cobran nueve.
 
Los taxistas al prestar este servicio no lo hacen de manera samaritana, porque no les importa arriesgar la vida de sus usuarios apretujándolos en las unidades. Llevan hasta dos pasajeros en la parte delantera, cuando ello es tajantemente prohibido por el reglamento de tránsito, mientras los agentes se hacen de la vista gorda.
 
Resumiendo: el servicio colectivo es tolerado, no es oficial y no está autorizado; el aumento a la tarifa es ilegal, al margen de Tránsito de Estado, y la ciudadanía, por los arranques y ambiciones de los lideres taxistas y la pasividad del gobierno, termina pagando los platos rotos.
 
No se vale.
 
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