Haz de cuenta que el vecino rico saca su basura, camina con ella, llega a tu casa, la arroja en tu patio y se va. Todo un gandalla, el güey.
 
Ah, y además te complica la vida. Te enfermas, se mueren tus animales, ves gusanos, huele como aquellito todo el día, vuelan las moscas, te las comes, se te contamina el agua.
 
Mínimo, mínimo, le mientas su madrecita. Y luego preguntas: ¿quién le permite a este hijo de su mal dormir que venga a tirarme la basura en mi propiedad?
 
Te sale lo cabrón. Le marcas el alto. Le armas un escándalo y lo haces que se trague su basura, que la eche en su terreno, que cave un hoyo en su patio y que la arroje ahí. O que haga lo que se le pegue su gana, pero a mí no vuelve a contaminar.
 
Pues eso nos hace Coatza. Como ya no tienen dónde depositar su basura, se les hace fácil llevarla a otros municipios y cambiarnos la vida.
 
Violan cualquier norma ambiental. Saturan los tiraderos de basura, el que tenían en la ciudad, el de Las Matas, cerca de Minatitlán, y llega un momento en que les clausuran el lugar.
 
Pues por sus pistolas van de nuevo, tiran su basura, usan el derecho de vía de la Comisión Federal de Electricidad, se pasan por el arco del triunfo la clausura decretada por la Secretaría de Medio Ambiente del gobierno de Veracruz y terminan riéndose de todos.
 
Es el estilo del alcalde de Coatza, Joaquín Caballero Rosiñol. El tipo ya se olvidó cuando estaba jodido, cuando pedía los 20 pesos pa’l taxi o los 50 para la gasolina. Era pobre pero con ínfulas de millonario.
 
Le gustaba la vida de junior sin ser junior. Se codeaba con los ricos aunque él no supiera qué iba a comer al otro día. Le gustaba que la basura suya terminara en el patio de los demás.
 
Entonces me explico por qué nos chinga así. Como no tenía donde depositar la basura que se genera en Coatzacoalcos, habló con el delegado de la Procuraduría estatal de Protección al Ambiente, Rafael de Hombre, y le propuso un negocio: que la basura se depositara en su rancho, en Moloacán. Así lo hicieron y qué chinga nos arrimaron.
 
Esto es de locos. El alcalde de Coatza decidiendo que su basura sea tirada en otro municipio y el delegado de la Profepa estatal, que debiera proteger el ambiente, poniendo el rancho para que se contamine el lugar. Y no lo hacen sin sacarle provecho al asunto porque a fin de cuentas esto es un negocio.
 
Todo tiene un límite. Los vecinos del lugar ya se pusieron las pilas. Se quejan y denuncian que la contaminación les generó un problema grave. Sus animales están muriendo. Hay mortandad de ganado y eso se vuelve problema de salud pública.
 
Los afectados viven en tres municipios: Las Choapas, Agua Dulce y Moloacán. En este último está enclavado el tiradero pero las autoridades haciéndose guajes.
 
Se han muerto más de 40 animales, propiedad del ganadero Roberto Hernández Domínguez, del rancho Las Dos Potrancas. Otros dos ranchos afectados son El Alacrán, de la familia Mac Donald, y el de los Roldán.
 
Está contaminada el agua. Natividad Correa González, quien vive en el poblado Guadalupe, alertó a las autoridades de la contaminación del arroyo cercano al basurero. Eso afecta a los poblados La Arena, Encanto Pesquero y ranchos en la colonia J. Mario Rosado, entre ellos uno del alcalde de Las Choapas, Marco Antonio Estrada Montiel.
 
El rancho en cuestión se llama Monzoboa. Es propiedad del delegado de la Profepa estatal, Rafael de Hombre López. Es decir, el encargado de cuidar el ambiente renta el rancho para que el municipio de Coatzacoalcos arroje su basura y contamine a los demás. Chingón el cabrón.
 
Natividad Correa le planteó el caso a la directora de Gobernación pero Fátima Judith Meneses Ramos dijo que el asunto es de Moloacán, no de Las Choapas. La que sí escuchó y le entró es la regidora Juana Delia Sáenz Ríos, quien ofrece conformar una comisión de funcionarios que atienda el problema.
 
Si no se ponen las pilas los alcaldes de Las Choapas, Agua Dulce y Moloacán, va a haber una mortandad de animales cañona.
 
Chido el alcalde de Coatza, Joaquín Caballero. No tiene donde echar la basura de su pueblo y que chinguen sus vecinos. La basura suya en el patio de nosotros.
 
¿Qué pasaría si nosotros le hiciéramos lo mismo?
 
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