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Juan Ciudadano

Los Gobernados

El crimen y los brincos de los bufones

05/08/2015 08:55 a.m.


Para eso les pagan, para decir sandeces, para justificar lo injustificable, para lavarle la jeta a Javier Duarte de Ochoa, ahora con el asesinato de los dos jóvenes, uno fotógrafo, Rubén Espinosa, y ella antropóloga y activista social, Nadia Vera.


Brincan los bufones del gobernador, una pléyade de columnistas que hablan porque tienen boca y escriben porque tienen mano, sin convencer de que el gobernador de Veracruz no tiene culpa ni responsabilidad en el asesinato de Rubén, Nadia y tres mujeres más, en la colonia Narvarte de la ciudad de México.


El gobierno de Javier Duarte fue especialmente rudo con Rubén Espinosa y con Nadia Vera. Rubén cubrió muchas protestas y sus fotos salían publicadas en Proceso o las difundía Cuartoscuro o ilustraban notas y reportajes de la agencia AVC.


Rubén fue reprimido en diversos eventos. Lo golpeaban y lo amenazaban. Y en respuesta él denunció a la policía del gobernador. Después comenzaron a asediarlo y a espiarlo hasta que la intimidación fue directa, diciéndole que se hiciera a un lado, que dejara de fregar. Ahí decidió irse de Veracruz porque tuvo miedo.


Nadia Vera sufrió represión cuando participó en una manifestación contra las elecciones federales de 2012, cuando ganó el presidente Enrique Peña Nieto.


Hizo varias declaraciones. Se aventó cañón contra Javier Duarte. Dijo que él no gobernaba, que era el narco el que tenía el control del gobierno, que eran los zetas los que decidían todo en Veracruz. Wow, pa’ ovarios de la chica.


También se fue de Veracruz porque el riesgo era cada vez mayor y nadie garantizaba su vida. Se fue a la ciudad de México y allá siguió participando en movimientos sociales, además de la producción de eventos y proyectos culturales.


Murieron de manera cañona. Fueron torturados y les pegaron el tiro de gracia. A tres de las cuatro mujeres las violaron. Hubo violencia sexual, lo que implica una saña inaudita.


El escándalo estremece a todo México y las condenas para el gobernador Javier Duarte vienen de todas partes. Lo responsabilizan de la violencia contra periodistas. Los más respetados medios y los más reconocidos columnistas se lo acaban. Todos retoman el hecho de que en su gobierno se han cometido 14 crímenes de periodistas, la cifra más alta a nivel nacional, siendo el gobernador que ha cargado con más comunicadores asesinados.


La contraofensiva del gobernador de Veracruz está perdida de antemano. Mientras es objeto de una andanada terrible en periódicos de México y en medios como Los Angeles Times, The New York Times, CNN, Univisión, la BBC de Londres, Al Jazeera, El País, El Mundo, y las agencias Reuters y The Associated Press, su estrategia ha sido moverle la pluma a un reducido grupo de periodistas nacionales para que digan que no, que él es a toda madre.


Dicen una sarta de barbaridades. Señalan que no puede endilgársele la culpa a Javier Duarte porque él no ordenó el crimen del fotoperiodista, Nadia Vera y las otras tres mujeres.


Señalan que han sido exagerados y precipitados los señalamientos sobre el gobernador, pues apenas se supo del múltiple crimen, los activistas sociales comenzaron a señalar a Javier Duarte de Ochoa.


En ese tenor va la defensa del gobernador de Veracruz. ¿Pruebas?, preguntan muy insistentes los columnistas que lanzan su resto por el inquilino de palacio de gobierno en Xalapa.


La discusión podría ser un diálogo de sordos. Y podría pasar a segundo término. Pero los equipos de comunicación de Javier Duarte ha decidido que así, con la perorata de periodistas pro-Duarte, pueden equilibrar la balanza y hacerle creer a todos lo que han condenado el asesinato que su gobierno no tiene ninguna responsabilidad.


El planteamiento es una burrada de origen. Quienes han escrito con seriedad y quienes han alzado su voz exigiendo justicia, no han condenado a Javier Duarte. Lo que piden es que sea investigado, que se deslinden responsabilidades, que se esclarezca por qué la policía reprimió a Rubén Espinosa y a Nadia Vera, quienes ante el hostigamiento y las amenazas, tuvieron que exiliarse en la ciudad de México.


La responsabilidad del gobernador de Veracruz es incuestionable. La asumió cuando su policía reprimió la labor del fotoperiodista y la activista social.


Eso es lo que enfrenta Javier Duarte y no será con los brincos de los bufones como va a convencer a todos de que no provocó, directa o indirectamente, la muerte de ambos jóvenes.


Duarte es responsable. Habrá que ver si es culpable. Sus bufones pueden hablar, escribir y exonerarlo, pero con dos o tres alaridos ahogados no podrán apagar el coro que condena a Javier Duarte de Ochoa, que le dicen y le demuestran que ha hecho todo para que los periodistas mueran violentamente en el estado que le tocó gobernar.


(Comentarios y tips a: [email protected])

 


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