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Juan Ciudadano

Los Gobernados

¿Humildad? Por qué si soy un déspota

12/08/2015 09:33 a.m.
Pídanle otra cosa, pero no humildad. El tipo no sabe, no la siente, está trepado en su luna de queso, en sus cuernos, y no baja, no pone los pies en la tierra, no le cae, no procesa que tiene el agua arriba del cuello y que en cualquier momento se ahoga.
 
No le pidan que sea humilde en un momento crucial, cuando la voz del mundo lo condena y los ojos de todos lo ven como el jijuesuchi que ordenó la muerte del periodista Rubén Espinosa Becerril.
 
No le pidan que abandone su soberbia y que asuma la parte de culpa que le toca encarar porque no se puede andar como gallo de pelea cuando los crímenes de periodistas han marcado un sexenio que todos suponían sería malo pero no lleno de sangre.
 
Imposible pedirle humildad a un déspota. Tratar de serlo, o aparentarlo, resulta en una imagen grotesca.
 
Pues sí. Javier Duarte no termina de aprender. No asimila el gravísimo momento que vive, obligado a comparecer ante la autoridad, a deslindarse del asesinato del periodista Rubén Espinosa, quien trabajaba para Proceso, Cuartoscuro y AVC, y de la activista social y antropóloga Nadia Vera Pérez.
 
Se le vino el mundo encima, pudo más la presión de la sociedad y la Procuraduría del Distrito Federal lo citó a declarar. Claro, le enviaron a un subprocurador y a personal de esa dependencia a Xalapa y ahí se realizó el interrogatorio, que pudo ser sólo un sketch para sofocar las críticas.
 
Difícilmente el escándalo por el crimen del periodista va a amainar. Pero lo que sí me asombra es la actitud del gobernador de Veracruz, Javier Duarte, que más tardó en salir de la diligencia, que ponerse a lanzar pestes de gran señor.
 
Dice Duarte que no lo llamaron a comparecer sino que él “pidió” que lo llamaran. Wow. Favorzote que nos ha hecho a los veracruzanos. Zeus descendiendo del Olimpo y volteando a ver a sus hijos, los mortales.
 
Primero ofrece una rueda de prensa, a modo, sin preguntas, sin darle acceso a muchos reporteros gráficos que aguardaban en el parque Juárez, y tirando rollo sobre su disposición a colaborar con las autoridades.
 
Javier Duarte de Ochoa sale con que la diligencia la solicitó él. A ver, compadre. Si yo pido que la Procuraduría realice una diligencia y me interrogue para que yo me exculpe, ¿me lo va a conceder? Ni mais. Las actuaciones judiciales van en función de lo que requiere la investigación para esclarecer un hecho y deslindar responsabilidades.
 
Y si así fuera, pues qué jodida está la cosa porque ahora resulta que todos los gobernadores y los ex gobernadores se van a poner sus moños cuando se les diga que se pasaron de transas o reprimieron una manifestación de protesta, y solicitarán que los interrogue el Ministerio Público para decir que no, que ellos son bien buena onda y que los están acusando sólo por joderlos.
 
Pero lo de menos es que Javier Duarte haya pedido que lo interrogaran, si es que así fue. Lo que no tiene nombre es la otra conferencia de prensa en que salió con que no admite linchamientos públicos. Chútense esta:
 
“Nunca he creído en el fuero, así que en un hecho inédito de la historia política y jurídica de México, personal de la Procuraduría del Distrito Federal estuvo presente en esta jurisdicción y recabó la información que yo pudiera aportar.
 
“En dicha declaración respondí a todas sus preguntas y dejo claro que me deslindo totalmente de los acontecimientos ocurridos el 31 de julio en la ciudad de México.
 
“Así como no creo en el fuero, tampoco creo en los linchamientos públicos que lejos de crear valor, alejan de la verdad y encubren a los verdaderos culpables.
 
“La Verdad nos hará libres”.
 
Sí San Pablo, la verdad nos hará libres, pero la mentira nos conducirá al infierno.
 
Si Javier Duarte o sus cuerpos policíacos, o los agentes que espiaban a Rubén Espinosa tuvieron algo que ver, lo dirán las pruebas que vayan saliendo. No lo que diga la Procuraduría del DF, que parece estarle siguiendo el juego al gobernador.
 
Lo que a mí me cala es la soberbia de Duarte. No admite linchamientos públicos, dice. Entonces que gobierne como debe ser, que dejen de asediar a los periodistas, que deje de reprimir a la gente que protesta. Si no quiere ser linchado públicamente, que deje de lanzar amenazas de que pronto caerán manzanas podridas y que se porten bien porque todos saben quienes están ligados a la mafia del narcotráfico.
 
De ese tamaño es su incapacidad. Los gobernantes están sujetos al escrutinio público, a la crítica de la sociedad, a los señalamientos de los medios, a rendir cuentas de lo que haga o deje de hacer. Y si a eso, y sobre todo a las acusaciones por el crimen de Rubén Espinosa, le llama linchamiento público, pues wow. Que le duela y que se sobe.
 
No se le puede pedir humildad a un déspota como el gobernador.
 
(Comentarios y tips a: [email protected])
 

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