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Juan Ciudadano

Los Gobernados

El fiscal le miente a El País

31/08/2015 09:01 a.m.
Y resulta que son los medios quienes le ponen piedras en el camino a la justicia, que Veracruz no está tan jodido en seguridad para los periodistas y que la Fiscalía ya resolvió hasta los crímenes que aún no se han cometido.
 
Ufff. Qué verbo el del fiscal Luis Ángel Bravo Contreras, creyendo el señor que el periódico El País de España se traga sus mentiras y que para mitigar el escándalo por los asesinatos de comunicadores, el rollo es la mejor solución.
 
Al fiscal lo buscó El País. Vino un reportero, David Marcial Pérez, siguió la pista de los crímenes, fue identificando la situación y le dio voz, como debe de ser, al gobierno de Veracruz.
 
Que yo sepa, los crímenes de periodistas en Veracruz están latentes, son una papa caliente y no están esclarecidos.
 
Pero dice el fiscal Luis Ángel Bravo Contreras, que de 12 casos, hay 11 detenidos, una sentencia, varios juicios en curso, un asesinato por cuestión de su trabajo profesional, otro por riña vecinal, un atropellado, un alcalde desaforado por ser el presunto autor intelectual. “En los que hemos intervenido nosotros, todos se han esclarecido. Eso habla de un referente de efectividad”, dijo el fiscal.
 
Y claro, yo como muchos nos hemos de preguntar si Luis Ángel Bravo Contreras cree que los españoles son más pendejos que los mexicanos, que se tragan el cuento más absurdo y se creen la mentira más fantasiosa.
 
El asunto está que arde, aún, para el gobernador Javier Duarte de Ochoa. El País viene a México, a Veracruz, y cuestiona al fiscal general porque la percepción es que a los periodistas los matan por realizar su labor, por ejercer la crítica, por tocar asuntos relacionados con el narcotráfico, por exhibir la inseguridad y la ola de violencia. Ah, y porque el gobierno de Javier Duarte los tenía en la mira.
 
Las cosas para el gobernador estaban pesadas, pero con el asesinato del fotógrafo Rubén Espinosa se pusieron peor.
 
Rubén Espinosa se fue de Veracruz por las constantes amenazas, porque era asediado por la gente de Javier Duarte y porque era inminente que sufriría un ataque mortal. Semanas después fue asesinado en el Distrito Federal junto con la activista social Nadia Vera y tres mujeres más.
 
Poco antes de que le quitaran la vida, expresó que ya lo habían ubicado en el Distrito Federal cuando un hombre le dijo en un café que él era el periodista que había tenido que salir de Veracruz. Tuvo la certeza de que lo habían seguido y que sería atacado.
 
Sale ahora el fiscal Bravo con que no hay registro de denuncia alguna por parte de Rubén Espinosa de que hubiera recibido amenazas y de que temiera por su vida. Dice que ese es un delito que se persigue por querella, con denuncia del afectado, y si no la hay, entonces es como si no existiera.
 
Quitémosle la máscara a este farsante. Sí, porque no son 12 casos sino 14; porque no hay tal solución de los crímenes; porque algunos de los detenidos señalan que los torturaron para que se implicaran; porque si algo ha pretendido evitar el gobierno de Veracruz es que el gobierno federal atraiga los casos; porque de los “12 casos”, sólo en tres tiene atribución el estado por ser del orden común.
 
Sigámosle quitando la máscara. Si Rubén Espinosa no acudió a presentar su denuncia, fue por desconfianza en una fiscalía señalada de fabricar culpables, de prestarse a incriminar a gente inocente, a no actuar a favor de las víctimas, a estar coludida con la delincuencia.
 
Cuando presentó otra denuncia, a raíz de que fue agredido en el desalojo de la Plaza Lerdo, en Xalapa, y que le hicieron que borrara imágenes del atropello policíaco con fuerza desmedida, el gobierno de Duarte intentó presionarlo para que se desistiera de la denuncia y a cambio le ofrecía dinero, cosa que rechazó Rubén Espinosa.
 
Le preguntan por qué son asesinados tantos periodistas en Veracruz y se va por la tangente. Le preguntan por qué no hizo nada por proteger a Rubén Espinosa si en enero un grupo de periodistas amenazados le expuso el caso, y se vuelve a ir por la tangente.
 
Cuenta que al ocurrir el crimen de un periodista, la prensa ejerce “mucha presión” y que esa presión que se impone hace que esa investigación puede ser frágil”. No jodan, ya no le hagan bullying.
 
O sea, que la culpa de morir asesinados es de los periodistas por no denunciar cualquier amenaza y si ocurre un hecho fatal, la investigación de la fiscalía vale madres por la presión de la prensa.
 
Lo oigo y me guacareo. Qué clase de fiscal tiene Veracruz. Matan periodistas, aplica la ley a su gusto, fabrica culpables, todos los casos se le van de las manos y justifica su ineptitud diciendo que la prensa “ejerce mucha presión”.
 
¿Y qué quiere? Que los periodistas nos crucemos de brazos, que nos traguemos sus mentiras cuando los crímenes siguen, sin que la verdad legal convenza a nadie.
 
No, pues no. A El País no lo engaña y a nosotros, los veracruzanos, menos.
 
(Comentarios y tips a: [email protected])
 

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