Me cae que sí. Me cae que hay un loco y tiene poder. Me cae que, además y por encima de todo, es narcisista, ególatra, fan del depilado y del botox, perfeccionista, intolerante y perverso, y que fuera de él, y sólo de él, nadie merece existir. Y me cae que este güey está cabrón.
 
Y lo pior, lo pior, es que ahí donde hace de las suyas, donde lo puso el gobernador Javier Duarte de Ochoa, pronto, muy pronto, va a iniciar una de las peores redadas laborales de las que se tenga memoria en Veracruz.
 
El tipo es el fiscal. Sí, el fiscal de Veracruz, Luis Ángel Bravo Contreras, y otra vez, porque ya lo había dicho antes, va a investigar a cada uno de los empleados y los que no cumplen con su labor a favor de la ley y de la sociedad, se irán a la calle.
 
Va a haber evaluación en la Fiscalía General de Veracruz y quienes no den el ancho, se van. Dice Bravo Contreras que no es justo que el dinero de los veracruzanos se gaste en funcionarios que no sirven.
 
No será labor de un día. Se llevará años la purga, pero eso es lo de menos. El fiscal fue designado para estar en el cargo nueve años, así que le cuelga al asunto.
 
La guillotina va para mandos altos, medios, fiscales regionales, agentes del Ministerio Público, policías ministeriales, escribientes, secretarios y todos aquellos que se estén haciendo pato con el trabajo judicial.
 
Chido. El fiscal dice que habrá cero tolerancia a los malos elementos, a los que cobran y friegan a la sociedad, a los que incurren en negligencia o prestan un mal servicio en los MP.
 
Y más chido cuando comienza a identificar dónde está el cáncer: personal a nivel de subdirecciones y direcciones, en fiscalías regionales, que no dan el ancho y que no tienen por qué estar en la Fiscalía.
 
Y como a toda acción corresponde una reacción, asegura Luis Ángel Bravo que la política de guillotina ya ha provocado grillas internas, rechazo a la sola posibilidad de perder el puesto y golpes bajos de todos contra todos para que al final se queden los malos. Pero que él, por supuesto, no se dejará intimidar.
 
Son personas de bajo rendimiento, de falta de principios, de falta de valores, que carecen de compromiso y que no ven a la sociedad como su razón de ser sino cómo un objeto al que se le debe esquilmar para que ellos gocen de una vida placentera.
 
En la víspera del informe del fiscal, dice él, habrá de realizar el anuncio formal, y quizá para entonces dirá cuantos elementos quedarán cesantes.
 
Oh ingenuos de la tierra. Créanle si así lo deciden. Imagínense que el Vengador Anónimo ha llegado a la Fiscalía de Veracruz, que inició la redada, que va por los malos funcionarios, que también son los funcionarios corruptos, y los pondrá de patitas en la calle. Y como la vara de la justicia es infinita, a aquellos que les caiga en alguna movida, los ha de consignar, procesar y meter en la cárcel.
 
¿Le creen? Yo no.
 
El fiscal es teatrero. Le gusta el protagonismo, los reflectores, que su voz sea la única, la más escuchada, el más convincente, el más retratado, el más admirado, el mejor vestido, el mejor peinado, el más maquillado, el más aplaudido, el más elogiado. Luis Ángel Superstar.
 
Pero tiene un pedo: es un pinche mentiroso de lo peor y por eso la Fiscalía anda de cabeza.
 
El problema no son los fiscales regionales, los directores y subdirectores, los MP o los policías ministeriales. El problema son todos, incluido y por delante, Luis Ángel Bravo.
 
Las mentiras vienen de arriba y las omisiones también. Igual la podredumbre.
 
Si se realiza una redada en la Fiscalía General de Veracruz, que comience por el fiscal. El gobernador Javier lo puso ahí por nueve años, con el aval del Congreso, para que sea él quien le cuide la espalda cuando concluya el sexenio, para que ataje a sus enemigos políticos, para que nadie le escarbe en las maltrechas finanzas, para que nadie hurgue en los expedientes secretos X, los que hablan de la violencia desatada por la delincuencia organizada y el encubrimiento que se le ha dado desde el más alto nivel en Veracruz.
 
El cáncer es Luis Ángel Bravo. Y lo que pretende es limpiar de gente que no es de su equipo y traer a puros incondicionales a la Fiscalía de Veracruz. Con ellos tendrá cooptada la dependencia para proteger a su patrón, protector y amigo, Javier Duarte de Ochoa cuando éste deje de ser gobernador.
 
La guillotina va. La redada comienza. Pero si se trata de limpiar la Fiscalía, que sea justo, que analice y reconozca cuántos fracasos lleva Luis Ángel Bravo y que también él se vaya.
 
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