No sólo hay que ser magistrado. También hay que ser político. Y si se es político corrupto, ladrón de elecciones, la ley se puede burlar.
 
Hablábamos del magistrado chupitos, el del Poder Judicial de Chiapas, que conducía hasta la madre de pedo, zigzagueando y casi saliéndose del camino sobre la super carretera Las Choapas-Raudales-Oczocoautla, y se le fue encima a un auto en que viajaba una familia. Mató a dos personas y dejó malheridos a tres más.
 
Si hubiera sido un ciudadano común, al bote güey, y a pasar en prisión el resto de tus días. Pero no. El tal Guillermo Nieto Arreola apenas si podía salir del auto accidentado y ya presumía de tener fuero —y seguro licencia para matar—, cuates muy arriba —que han de ser igual de pedotes y violadores de la ley— y que lo sueltan.
 
Otros son políticos. Se roban elecciones, disponiendo del dinero de los programas sociales, del personal, de las oficinas, de la labia de las promotoras sociales, de la propaganda. Se roban los recursos, los descubren, los denuncian y finalmente les dicen que no hay delito que perseguir.
 
Pues judicialmente no hay delito que perseguir, pero lo que millones vimos en los videos y escuchamos en los audios, sí es delito para perseguir.
 
Un juez —que ha de tener tanta solvencia moral como el ebrio asesino Guillermo Nieto Arreola— exonera a Ranulfo Márquez, Salvador Manzur Díaz, Felipe Sosa Mora, César Augusto Perdomo Buen Rostro, Enrique Mariano Molina Ramírez, Graciela Tejeda Martínez, Pablo Anaya Rivera y Anselmo Estandía Colom y deja sin efecto las órdenes de aprehensión en su contra por no acreditarse que hubiera usado recursos públicos para destinarlos al PRI o a candidatos del PRI.
 
Ese juez no ve en el video cómo se organizan los mapaches para usar los programas de Sedesol y para presionar sus beneficiarios para votar por el PRI. Ahí se ve al ex secretario de Salud, Pablo Anaya, instruyendo cómo excluir de los padrones a quienes opongan resistencia, lo cual es una grave violación a la ley. Ahí se escucha cuando Manzur Díaz se refiere a la pensión para adultos mayores como “oro molido” porque votan los ancianos y votan todos sus familiares a favor del PRI.
 
Hablan los coordinadores de los programas sociales. Dicen que están instalando tiendas Liconsa y que hay que hacerlo estratégicamente para convertir esa ayuda social, los productos a bajo precio, en votantes cautivos.
 
El más cómico es el alcaldete de Boca del Río, Anselmo Estandía, quien sustituyó a Manzur Díaz, pidiendo que le asignen alguna tarea, que él está puesto, que él echa mano del dinero público pero que le digan qué onda, que no desperdicien su talento para violar la ley electoral.
 
Y el juez, en la lela. No, no. El juez, en el ajo, solapando un acto de mapachería, un cónclave de ladrones que planea y fragua cómo usar los programas sociales con fines electorales.
 
Se supo la noticia y el primero que se congratuló fue Ranulfo Márquez, el mapache de Fidel Herrera Beltrán, quien dijo que su renuncia a la delegación de la Sedesol federal, en 2013, tras el escándalo de los ladrones de elecciones, obedeció a presiones políticas y mediáticas de un antipriísmo enfermizo
 
Uff. Su gente estaba ahí, fraguando el fraude, y él haciendo que no sabía nada. Por favor. El juez podrá exonerarlos, pero el pueblo no.
 
El PRI y los priístas saben que la ley es letra muerta. El PRI y los priístas saben que la Constitución sirve para lo mismo que el Pétalo. El PRI y los priístas saben que puede haber mil videos y otros mil audios, que los pueden agarrar con las manos en la masa, que pueden aceptar que se roban las elecciones, ¿y saben qué?, se ríen y hasta lo disfrutan.
 
Para eso está hecho el sistema político y el sistema judicial. Para eso están los políticos y los jueces. Roban elecciones y los jueces los protegen. Un magistrado maneja en estado de ebriedad, embiste a un auto, mata a dos de sus integrantes y deja heridos a tres más, y lo liberan.
 
Es la podredumbre del sistema corrupto que gobierna a México. El alto índice de delincuencia en nuestro país es más que explicable con la pudrición del sistema judicial en el que magistrados asesinan y resultan impunes, y acaso pagan vidas y complicidades con el dinero que les sobra a manos llenas, por los altos salarios que se les paga con el dinero de los contribuyentes.
 
¿Quién podría confiar en un sistema judicial que libera a políticos corruptos que son sorprendidos con las manos en la masa y evidenciados mediante videos? ¿Quién podría confiar en magistrados que matan, esgrimen que tienen fuero y dos horas después salen a echarse una botella de tequila para seguir la parranda y a ver a qué otros asesinan en el camino?
 
El país se hunde, y desgraciadamente son este clase de ratas las primeras que abandonarán el barco…
 
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