Santo cinismo Batman. Y ahora va por más impuestos.
 
Ahogado en deudas y fraudes, lleno de reclamos, de denuncias, sin capacidad para administrar, sin un ápice de moral para detener la corrupción que impera al interior de su gobierno, semiparalizada la economía, Javier Duarte de Ochoa se apresta a consumar un atraco más con el aumento al impuesto a la nómina.
 
Ha venido diciendo que los hoteleros se pasan de lanzas, que son evasores, que no reportan todos los ingresos por hospedaje y que al final se quedan con el impuesto que pagan los clientes. Es el llamado impuesto al turismo.
 
Ha tenido la frescura de hablar de ello como si fuera un incidente más y les ha imputado culpas. Y uno dice, si sabe que evaden el pago de ese impuesto, ¿por qué no aplica la ley? Porque si lo sabe y lo consiente, entonces es cómplice.
 
Así calentó el ambiente. Javier Duarte fue justificando lo que finalmente es uno más de sus atracos en Veracruz. Si no quieren pagar el impuesto por hospedaje, pues a pagar más impuesto a la nómina de las empresas.
 
Como decía mi abuelo, al que no quiere caldo se le dan tres tazas. Y que se las aplica el gobernador.
 
Lo menos que uno se pregunta es, si la bronca es con los hoteleros, ¿por qué van a pagar los platos rotos todos los empresarios?
 
Santísimo atraco con el sello del duartismo. Ya envió el proyecto al Congreso del estado. Ahí plantea derogar el impuesto al hospedaje en los hoteles, que finalmente se le carga a los clientes, y subir de 2 a 3 por ciento el impuesto sobre las nóminas de las empresas.
 
Quienes saben, dicen que el asunto es de números. Quienes no, suponemos es cuestión de mala leche. Y esa le sobra al gobernador.
 
El impuesto turístico le aportaba al gobierno cerca de 100 millones de pesos. Es el que se pretende derogar. El aumento al impuesto a la nómina le arrojará 800 millones con el incremento.
 
O sea que el gobernador detecta que hay evasión, no procede conforme a la ley y se da el gusto de perder 100 millones porque el de las nóminas le producirá ochos veces más.
 
Pues qué suave, pero hay un detalle. O varios.
 
Por la incapacidad de cobrarle a los hoteleros el impuesto turístico, le aplica el aumento al impuesto sobre nóminas a todos los empresarios de Veracruz, incluidos los que no tienen nada que ver con el sector hotelero, que son, como es de suponerse, un chingo.
 
Da la voz de alerta el diputado de Movimiento Ciudadano, Cuauhtémoc Pola Estrada, quien llama a los empresarios a manifestarse, a hacerse escuchar, a tomarse sus dos yemas en la mañana y tener valor el resto del día.
 
Le dice a las cámaras empresariales que hablen y a los actores políticos que los escuchen.
 
Pero señala algo clave. Que se revise qué ha hecho Javier Duarte con los impuestos recaudados, cómo los aplica, si es que los aplica. Y habría que constatar que su actuación sea eficiente, pues cobrar impuestos para tener a Veracruz en la vil quiebra, nomás no se vale.
 
No se sabe en qué gastó el dinero recaudado y en cambio le va a meter la puñalada a quienes generan empleo y mueven la economía de Veracruz.
 
En tres meses se decide todo. Es cuando va a ser aprobado el incremento al impuesto sobre nóminas de las empresas, que de por sí es injusto. Un empresario genera empleo, abre plazas de trabajo, paga IMSS, INFONATIV, Afore, eroga un salario y todavía le clavan el impuesto a su nómina. Como si el salario lo pagara el gobierno. Le cuesta tener trabajadores y todavía el gobierno lo sangra por tenerlos.
 
Pero lo que también plantea el diputado Cuauhtémoc Pola es la ambivalencia de los empresarios. “Uno sube a tribuna, los defiende, aboga por ellos y nos dejan solos. Chillán, se quejan y luego los vemos en los eventos del PRI, se vuelven comparsa del PRI”.
 
Felices los veracruzanos. Tenemos al campeón del cinismo. No tiene moral ni capacidad para gobernar. Lo abruman las deudas y los fraudes. El dinero que pasa por sus manos, desaparece. Sus funcionarios, apenas son designados para el cargo, se compran autos de lujo y se hacen rodear de guaruras.
 
Y cuando ya no hay recursos, el gobernador toma el ejemplo de Porfirio Díaz. Apliquen impuesto por cada ventana de las casas. Y los dueños de las casas comenzaron a sellarlas y a vivir a oscuras.
 
Dice Javier Duarte que los hoteleros evaden el pago del impuesto turístico. Lo sabe pero no los traba. En cambio, deroga ese gravamen y aumenta el impuesto a las nóminas de las empresas. A pagar justos por pecadores.
 
Santas chingaderas, Batman.
 
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