Y nueve años después, la historia va para atrás. Nos regresan la cinta. Nos hablan de Renato Tronco y de Alfredo Pérez Juárez, de cómo a uno lo señalan como autor intelectual y al otro lo recuerdan brioso, valiente, denunciando la corrupción del gobierno tronquista y finalmente cómo lo asesinan de manera artera.

Fue hace nueve años y Renato creía haberla librado con la bendición de Fidel Herrera. Sí, el mismo que lo trabó, que rescató un audio en que uno de los autores materiales confesaba que el alcalde de Las Choapas los había contratado para matar al regidor del PAN.

Fidel lo puso contra la pared, echándole a la Procuraduría estatal que detuvo a los autores materiales, a Del Valle, a Hormido, a García Meza y de ahí partió la acusación contra Renato Tronco como autor intelectual.

Cuando ya lo tenía en la lona, con un juicio de desafuero siendo diputado local, cargo al que llegó con el apoyo del PAN, Fidel Herrera lo rescató y lo hizo suyo. Después vino la alcaldía y más adelante la diputación por segunda vez.

La impunidad provoca que el delincuente se envalentone Si no es castigado, repite sus acciones. Se siente intocable y causa mayor daño, creyendo que haga lo que haga no parará en la cárcel.

Se suponía que la acusación ya había sido desechada. Un tribunal la sobreseyó porque la misma Procuraduría estatal decía que no había elementos para proceder. Sin embargo, la viuda de Alfredo Pérez Juárez, Orfelina Galindo Jaime, siguió el caso y lo llevó hasta el Tribunal que determinó que fue improcedente el sobreseimiento del caso en cuanto a la presunta autoría intelectual de Renato en el crimen del ex regidor del PAN.

Ah, chingá, dicen unos, los que no conocen los entresijos del caso Pérez Juárez. ¿Cómo está eso de que nueve años después, cuando ya la acusación por la autoría intelectual estaba sepultada, la reactivaron?

Les resulta extraño que nueve años después del asesinato del profesor rural, líder campesino y regidor, Alfredo Pérez Juárez, éste resurja precisamente cuando quien es señalado como el autor intelectual, o sea Renato Tronco, recorre el estado con dinero a manos llenas repartiendo becas, dinero y apoyos materiales, en busca de ser candidato “independiente” a gobernador del estado.

Ellos no la cachan, pero los choapenses sí. Renato siempre fue sospechoso porque Pérez Juárez era una piedra en el zapato, porque tenía fuerza moral y denunciaba las primeras transas del hoy diputado local.

Quienes conocen la historia y andanzas de Tronco Gómez, la situación es patética y les digo por qué: porque tememos que, una vez más, el crimen de un luchador social, sea utilizada como arma de represión o negociación política, cuando a lo que se aspira es a una justicia plena y transparente.

Alfredo Pérez Juarez, fue un maestro convencido de la lucha campesina e indígena de Las Choapas, fundador de lo que Renato Tronco Gómez, convertiría en la palanca de su cacicazgo y negocios, la Unión de Ejidos 25 de Abril del 2000.

En aquellos primeros meses de gobierno municipal, Pérez Juárez no dejó correr mucho al neocacique, señalando con valor y pruebas las corruptelas y abusos… pero callaron su voz.

El 5 de junio de 2006, luego de sufrir una embestida mediática para desprestigiarlo, de la que salió avante, fue asesinado frente a su hogar, frente a su familia.

Nueve años después, luego de que ante un tribunal se presentara el recursos de inconformidad r1-2015, el magistrado Reynaldo Madruga Picazzo, luego de analizar y revisar el caso, resolvió revocar la “exoneración” que las autoridades estatales habían hecho con respecto a la responsabilidad intelectual de Renato Tronco Gómez por el crimen de Alfredo Pérez Juárez.

Dicha exoneración, resulta una aberración jurídica, porque a Renato Tronco nunca lo llevaron a juicio, pese a los indicios, pese a las denuncias de la familia del profesor rural, pese a las confesiones de quienes hoy siguen en la cárcel por su participación como autores materiales del cobarde asesinato. Luego entonces, ¿Cómo era posible que se exonerara a quien nunca se le investigó, ni oficialmente se le mencionó en las fojas oficiales? Evidentemente, como se dice en los pasillos de la Procuraduría, “se le dio la aviada”.

La experiencia no miente, quien no conoce la historia está condenado a repetirla. Por eso más vale que los congresistas indaguen y conozcan la historia completa de un crimen político, impune, contra un hombre humilde, un profesor rural al que la canalla política sacrificó con el ruin objetivo de acallar a un pueblo y, así, construir un cacicazgo político-delincuencial.
Ah, tan creído que es el Bronco de petatiux y resulta que pudiera ser gobernador pero del penal Duport-Ostión.

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