Que no se haga. Que se faje los pantalones, si es que los tiene. Que Joaquín Caballero Rosiñol, alcalde de Coatzacoalcos, deje el miedo a un lado y se le plante de frente al secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita.
 
Se lo dice Rodolfo Zapata Carrillo, cuyo restaurant fue asaltado hace una semana, y reclaman abogados, hoteleros, empresarios, gente de la sociedad civil que dicen ¡Ya basta! a la cadena delictiva.
 
Rodolfo Zapata es quien organizó la marcha ciudadana, a la que por cierto no acudieron muchos, pero que está sensibilizando a varios sectores de Coatzacoalcos contra la violencia, los levantones, los homicidios, los asaltos a casas y comercios.
 
Le dice a Caballero que no sea agachón, que abra la boca, que hable por el pueblo que dice representar, que le exija al mentado Bermúdez que actúe contra los delincuentes porque es un mundo de dinero que se pierde a diario en el comercio y los ahorros de los ciudadanos, quienes ya ni dicen nada ante tanta inseguridad.
 
Pierden los comerciantes y los empresarios, porque hay veces que los delincuentes se llevan las ventas del día, pero peor cuando el negocio cierra y sus empleados se van a la calle porque el patrón ya no ve utilidades pues los clientes ya no se acercan por temor a ser asaltados.
 
Nos está pasando lo que a los chilangos.

Tanto asalto provocó que los comercios se enrejaran, que por una ventanilla se pedían los productos, se los entregaban y por ahí pagaban, reduciendo el riesgo.
 
Pero eso no es vivir en la normalidad. Es como si nos condenáramos a vivir con miedo.

Y si eso pasa, al rato tendremos que recurrir a un psiquiatra.

O si los asaltantes llegan al negocio, causan destrozos y lesionan a los clientes porque a fin de cuentas no podrán llevarse nada.
 
Eso no es lo que queremos, lo mismo en Coatza que en Las Choapas, que en Minatitlán y Acayucan o en Cosolea o los otros municipios, porque el fenómeno de la violencia es parejo.
 
Y por eso Rodolfo Zapata se puso las pilas en conferencia de prensa, y le dijo el huevo y quien lo puso a Joaquín Caballero.
 
“Que se ponga los pantalones, porque en la mesa de seguridad que fuimos el 24 de mayo parecía un tributo a todo lo ineficiente que estaba haciendo el señor Bermúdez”, le
echó en cara el abogado.
 
Y es verdad. Caballero es lo más parecido que hay a una alfombra.

Le encanta ser pisoteado, maltratado, sojuzgado. Para él lo primero es tener contentos a sus jefes políticos y luego lo que la sociedad le demande.
 
En aquella reunión , Bermúdez Zurita hablaba y se comprometía a regresar cada mes para realizar una sesión de evaluación de los resultados para constatar que la policía sí sirve y que los veracruzanos deben estar súper tranquilos.
 
Nadie le creyó que la violencia iba a disminuir, pero cuando menos se esperaba que cumpliera el secretario de Seguridad con esas visitas para hacerle al cuento.
 
Y lo peor es que ni viene a Coatzacoalcos, ni le da seguimiento a través de su gente. Los hechos de sangre cada vez son peores.
 
El abogado Rodolfo Zapata le reclama una actitud enérgica, que le diga que no chifle porque es cantada, que no sea condescendiente o cómplice y que le diga a Bermúdez que ya no le podemos pasar ni una más.
 
Hablaron los integrantes de la Barra de Abogados.

Su presidente, Homero Gutiérrez Melchor, dijo que ellos han apoyado a Joaquín Caballero, pero que urge una actitud más enérgica.
 
“Que Joaquín no pierda el piso, eso es lo que queremos. Joaquín sabe que lo acompañamos, Joaquín es corresponsable de la seguridad que concierne el municipio aunque en política lo manejen de otra manera”.
 
“Corresponsable”. Esa es la palabra. El alcalde es corresponsable de la seguridad de su municipios y por lo tanto no puede desafinar, ni desentenderse, como acostumbran muchos, sólo porque le implementan operativos con personal militar o de la Marina.
 
Raúl Ojeda Banda, ex líder de la Canaco y actual secretario del Consejo Coordinador, Empresarial a nivel estatal, señaló que el más fuerte reclamo de los habitantes de Coatzacoalcos es la seguridad. Muchos, sin embargo, no alzan la voz por temor a represalias.
 
Lo más cómodo es callar y que los problemas los resuelva, si puede, el Mando Único policial, que siempre llega tarde al lugar de los hechos, que se porta sácalepunta con los ciudadanos que no tienen vela en el entierro, en actos que ya han sido ampliamente reprobados por la sociedad.
 
La verdad, la verdad, yo no creo que Joaquín le vaya a echar kiwis a la violencia.

Ese junior no es de los que arriesgan el pellejo.

Lo podemos presionar, pero él seguirá cuidando que no se le vaya a encrespar el secretario de Seguridad, mientras a Coatzacoalcos se lo come la delincuencia.
 
Muchos le echan porras. “Ándele, alcalde, que no se le arrugue”. Pero, la verdad, a Joaquín no se le desarruga ni con plancha de tintorería.
 
(Comentarios y tips a: [email protected])