Obras son amores, y también diezmos, negocios, fuentes de riqueza para muchos, sobre todo políticos y qué decir de Renato Tronco y de Fidel Herrera y Javier Duarte.

Obras debieran ser desarrollo, calidad de vida, comunicaciones para todos, un paso a la modernidad. Obras que vienen del gobierno federal, el estatal o el municipal.

Pero no. Lamentablemente no es así. Las obras públicas son corrupción.

Volvemos al tema que aquí, en Presencia, hemos abordado, puntualizado, documentado hasta la saciedad, en torno a las obras públicas, que se pagan con dinero del pueblo pero que son fuente inagotable de dinero para quienes desde el poder deciden todo.
Algo me dice que el final del sexenio de Fidel Herrera es la más viva expresión de la corrupción, cuando los frentes fríos, los temporales, el huracán Karl, tocaron territorio veracruzano y causaron estragos, sobre todo en el centro y sur de la entidad.

Entonces comenzó la rebatinga por el Fonden. Sí, así le decimos pero se llama Fondo de Desastres Naturales y que son recursos del gobierno federal y del gobierno de Veracruz para enfrentar este tipo de contingencias.

Pues el mentado Fonden más bien parece un barril sin fonden, hueco, en el que se va todo el dinero que uno se pueda imaginar, sin que haya quien quiera ponerle final a este saqueo.

Con el Fonden se debió enfrentar los perjuicios causados por los temporales, la destrucción de caminos, la caída de puentes, las viviendas que terminaron bajo el agua cuando crecieron los niveles de los ríos, se desbordaron las lagunas, se desgajaron los cerros. Así debió ser, pero no fue.

Fidel enfrentó una bronca: cuando pretendió que le dieran los recursos le respondió el gobierno federal que no, que Veracruz no había aportado su cuota al Fonden y que por reglas de operación el dinero quedaba retenido. ¡Charros! Creyó Fidel que iba a poder rescatar ese dinero cuando había incumplido con una obligación.

Pese a ellos las obras de reparación comenzaron a realizarse. Luego las acreditaría el gobierno fidelista y pediría que quedaran amparadas con los recursos del Fonden. Suave, pues en primera son obras que no requieren someterse a licitación por la inmediatez; en segunda, una vez que las asignan, vénganos tu sagrado diezmo, y tercera, chin-chin el que termine la obra.

Hoy se sabe que todo ha sido un fraude. Algunas obras se realizaron a medias, se entregaron estimaciones de avance falseados o simplemente se cobraron pero no existen, ni si quiera las comenzaron.

Hay evidencia plena del robo. Lo reconoce el gobierno del alcalde Marco Antonio Estrada Montiel con un pobre argumento: como son obras del gobierno de Veracruz, no nos informan, envían a sus supervisores, asignan las obras a las compañías que ellos consideran y no se sabe oficialmente el avance de los trabajos.
¡No pos wow!

Qué chulada de transa. Y el alcalde viendo la trastada y calladito porque le dijeron que así se ve más bonito.

Las recientes investigaciones del periódico PRESENCIA de Las Choapas, son apenas una tímida hebra de la gigantesca madeja de corrupción que existe en torno a los recursos destinados para las obras del Fonden en el sureste del país.

Son obras fantasma. Y hay documentos que comienzan a acreditar que el dinero se lo robaron con actos de simulación. Una de las compañías involucradas en el fraude, es Iniciativa Constructora del Sur, oaxaqueña, la cual es investigada por la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas del gobierno de Veracruz.

Esa empresa tenía asignadas obras de rehabilitación de caminos en los poblados Nuevo León-Yucateco Pedregal, Pajaral Bajo Grande y Gracián Sánchez-Tecozautla. Se les pagó la mitad del costo de cada una de las obras pero nunca las realizaron.

Las compañías que participaban en el fraude procedían de Oaxaca, Tabasco y Chiapas. y eso lo Reconoce Marco Estrada. Sólo le faltó decir que eran las compañías que traía Fidel Herrera, junto con los ex gobernadores Murat, Sabines y Granier, pura finísima persona, super ratones de la política mexicana.

La compañía Hyka se dedicó a cobrar estimaciones de obras que nunca realizó. Otras empresas llevaban a cabo los trabajos pero con muy mala calidad. Es decir, cobraron por obra que no se ajustaba a los mínimos requeridos por la ley. Es el caso de Grupo Constructor UV.

En Venustiano Carranza en Las Choapas y el ejido Tlacuilolapan en Moloacán, la compañía Hyka fue la encargada de realizar algunas obras. No hizo nada. Sin embargo, hoy se sabe que cobró 58 millones de pesos, lo que ha generado el repudio total. En ese entones el alcalde chapones era Renato Tronco y el de Moloacán, Simón Ramos Chablé.

Es un cuento sin final. Día que pasa, día que surge un nuevo caso de corrupción. Las obras le sirven a los políticos y a sus aliados en el contratismo para enriquecerse. Y quien sigue padeciendo la falta de desarrollo es el pueblo.
A ver hasta cuándo.

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