Qué monada. Nuestro gober es único. Salió a decir ¡Ni uno más! Ni un “aviador” más en la nómina de la Secretaría de Educación de Veracruz, esos que han sangrado el erario y que representan un boquete financiero de 815 millones anuales. Y cuando apenas empezaba el escándalo, que se abre la cloaca.

 

Sí, porque lo menos que usted y yo pensamos es que si los muy cábulas estuvieron cobrando sin dar golpe, dedicados a otra cosas pero teniendo su salario seguro cada quincena mientras a otros no se les paga, ellos sí teniendo que desempeñar un encargo en el sistema educativo, pues hay que aplicarles la ley.

Y que se arma el broncón.

El lunes arrancó Javier Duarte de Ochoa su cruzada contra la corrupción y el disimulo. En su conferencia de prensa lanzó un decálogo, al estilo Enrique Peña Nieto, en que decía dos cosas muy claras sobre la educación en Veracruz: que los “aviadores” se van al carajo y que van a ser jubilados aquellos que tengan por lo menos 25 años de servicio en la SEV, cuyas plazas ya no serán ocupadas. Una auténtica medida de austeridad. Qué gordito tan chido, pensé.

 

Uno que otro le creyó al gobernador. Uno que otro columnista asalariado interpretó aquello como un gesto de honestidad. Uno que otro dijo que ora sí demostró el gober que tiene tamaños.
Pero en cuestión de horas se le vino el mundo encima. O se le desinflaron las talegas.

Sí, le cayó una avalancha cuando comenzó a filtrarse que hay muchos “aviadores” que tienen comisión sindical y que son solapados por los líderes de las secciones 32 y 56 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

 

Esos no son “aviadores”, dijo la secretaria de Educación, la maestra Xóchitl Osorio, quien dejó en claro que a los comisionados no tenía por qué tocárseles.

 

Dejó a todos con un mal sabor de boca porque la realidá, la realidá, diría Wisin, en que quien cobra y no trabaja es un “aviador”. Y ese es el caso de los comisionados sindicales.

 

Aquello se ponía color de hormiga. Xóchitl Osorio reconoció entonces que los “aviadores” se van a pleito y que en los tribunales tendrán que enfrentar al gobierno de Veracruz.

 

Otro que soltó que el asunto será conflicto legal es el fiscal Luis Ángel Bravo Contreras, quien deslizó a los periodistas que los “aviadores” van a reclamar su liquidación.

 

 Ya sabemos que son unos desvergonzados. Han cobrado sin trabajar y todavía quieren su finiquito. Y alegan “despido injustificado”. Ándele güey, nomás que les demuestren que cobraron sin dar golpe y a ver quién sale perdiendo.

 

Pero la parte cañona está en otro lado. Ya se sabe que la familia de la subsecretaria Denisse Uscanga tiene beneficios que a pocos se les dan. El marido, el hermano, el sobrino, el tío, todos en cargos de alto nivel y además gozando de varias plazas en la SEV. Denisse Uscanga es hija del ex procurador de Veracruz y el titular del Consejo Estatal de Seguridad Pública, Jorge Uscanga Escobar.

 

El líder de la sección 32, Juan Nicolás Callejas Arroyo, también tiene algo que esconder. Su sobrino Mario Rendón y Arroyo desempeña tres trabajos, lo que lo convierte en un Superman.

 

El tal Mario Rendón está comisionado en la Sección 32 del SNTE, es supervisor de telesecundarias en la zona 16 y coordinador de Política Regional del gobierno de Veracruz en la región Misantla-Martínez de la Torre.

 

Otra comisionada es Patricia Peña, hasta agosto diputada federal en Coatzacoalcos, que pasa de directora de Educación Municipal a secretaria general del PRI y a legisladora. Dicen que pronto será lideresa estatal del SNTE, por supuesto cobrando en la nómina de la SEV.

 

Otro de los “aviadores” de Callejas es su otro pariente, Mateo Moreno Dávila, tesorero en el ayuntamiento de Misantla, comisionado en el SNTE, quien percibe salario de 43 mil 385 pesos con cargo al erario de Veracruz.

 

Una más es Graciela Dávila de la Fuente, mamá de Mateo Moreno, comisionada con salario de 91 mil 383 pesos, quien fuera esposa del líder magisterial Gustavo Moreno Ramos, quien se jubiló con cuatro claves como supervisor escolar.

 

Aquel que dijo que Javier Duarte de Ochoa destapó la cloaca, no se equivocó. Los políticos usan las nóminas del gobierno para hacerse de recursos. Ahí va toda la parentela y los amigos.

Esos son los “aviadores” del gobernador. Para ellos, como diría Juárez, justicia y gracia; para los enemigos, justicia a secas.

Que eliminen a los 2 mil 173 “aviadores” porque representan una sangría de 815 millones de pesos anuales. Pero que también les finquen responsabilidades a ellos y a quienes los protegieron porque eso es un fraude contra Veracruz.

 

Y que también procedan contra los “aviadores” tolerados por el gobernador Javier Duarte.
Mínimo para que se la creamos.
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