​

Chale con este güey. No pela al PRD, su mujer infaltable en los eventos priistas, él negocia con Lupe Porras y con los senadores priistas Héctor y José Francisco Yunes y ahora que el PRI estatal anuncia que ya regresó al partido tricolor, sale con que todavía, que lo esperen tantito, que lo está pensando, que ya luego nos dice.

Déjenme que les cuente. Publica el PRI que Marco, así como los alcaldes de Alvarado y Tuxtlilla, ya regresaron al PRI. Los tres llegaron a sus respectivas presidencias municipales cobijados por el Partido de la Revolución Democrática, pero ahora han vuelto al redil. ¿Vuelto? Si nunca se fueron.

¿A usted le sorprendió? No, a nadie. Desde la campaña a la alcaldía en la elección ordinaria, todos sabíamos que Marco Antonio Estrada Montiel estaba usando al PRD para llegar por fuera del PRI, que le había dado la candidatura a Miguel Ángel Tronco Gómez, el hermano del diputado local, nuestro querido Renato, mejor conocido como el Ratón Vaquero.

Marco hizo su campaña. El PRD creció un chingo en Las Choapas. Ganó la elección aunque se la robaron y tuvo que irse a los tribunales para forzar una elección extraordinaria.

En la segunda elección ganó sin que el PRI hubiera postulado candidato y así le rompió el queso a Renato. Pero a Marco le estaban dando cuerda en el mismo PRI para quedarse con el pastel y si acaso arrojarle algunas migajas a la oposición.

Tenía unos meses en la presidencia municipal cuando su esposa, Gloria Ochoa, apareció levantándole el brazo al candidato del PRI a diputado federal en el distrito de Minatitlán, al que pertenece Las Choapas, José Luis Sáenz Soto. Eso es descaro.

El mismo Marco Estrada ha reconocido que la ex dirigente del sector popular, Guadalupe Porras David, lo invitó a regresar al PRI. Dice también que los senadores Héctor Yunes Landa y José Francisco Yunes Zorrilla le pidieron que volviera al partido en que ha militado toda su vida. Uta, ora resulta que todos se morían por verlo vestido de priista nuevamente.

El presidente del comité estatal del PRD, Rogelio Franco Castán, dijo en conferencia de prensa que él ya había pedido al PRD nacional que excluyeran a cuatro alcaldes que llegaron a sus respectivos cargos en Veracruz bajo las siglas del sol azteca pero que mantenían fuertes compromisos con el gobierno priista. ¿Y a poco Franco no hacía lo mismo?

Y claro, de algo tan irrelevante se agarra Marco Estrada para decir que primero va a aclarar con Franco lo que expresó con respecto a él y a otros alcaldes y luego hablará de su regreso al PRI.

Qué payaso. Nunca se ha ido del partido que lo vio nacer y todavía le hace al ensarapado como si alguien creyera que algún día se sintió perredista o que iba a realizar un gobierno de izquierda.

Lo de su candidatura bajo el PRD fue un truco para poder contender. El mismo PRI le dijo que así lo hiciera para llegar con la bandera de la oposición, quitándole el poder a Renato, que pretendía seguir mandando a través de su hermano Miguel.

El PRD se prestó y ahora pagan las consecuencias. El PRD permitió que el candidato a síndico fuera Pipo Basáñez, uno de los cómplices de Renato, lo que mandó señales de que todo era un juego tramado desde Xalapa.

Marco Estrada nunca ha dejado de ser priista. Aquella carta abierta con la que renunció al PRI, acusando al líder del PRI en esos días, Erick Lagos, de vender las candidaturas, fue sólo el pretexto para irse a la oposición, o mejor dicho, para simular que era de oposición.

Ahora lo jala el PRI. Anuncia que está de regreso. ¿De regreso? No manchen, si nunca se fue. Se vistió de amarillo para llegar a la alcaldía de Las Choapas y así un priista controló la presidencia municipal de Las Choapas.

Pero él dice que todavía lo está pensando. Permítanme reír. ¿Pensando qué? A ver, que le diga al gobernador que no. 

No te hagas, Marco Estrada, si tú nunca te fuiste del PRI.

(Comentarios y tips a: [email protected])