​

Lo de hoy es mero trámite. Hoy le quitan el fuero a Renato Tronco, lo dejan sin inmunidad, en manos de la Fiscalía General de Veracruz, que lo acusa de ser el autor intelectual, el que fraguó y ordenó el crimen del ex regidor del PAN, Alfredo Pérez Juárez.

El dictamen de la Comisión Instructora, dice el diputado panista Hugo Ríos Bernal, va contra Renato. Él no lo firmó porque dice que no hay pruebas contra Renato, que todo se armó con imputaciones de oídas, lo que le resta validez jurídica, pero que la mayoría priista así lo determinó. Pasará al pleno del Congreso de Veracruz y la tragedia para el tronquista comenzará.

Hugo Ríos compara el caso de Renato con el de Medellín, donde el alcalde Omar Cruz Reyes fue acusado de ordenar la muerte del periodista José Moisés Sánchez Cerezo, director del semanario La Unión, pero ahí también es involucrado con señalamientos de oídas. Que el expolicía detenido dice que uno de los cómplices recibió la instrucción de liquidarlo de un escolta del alcalde. O sea, del alcalde al escolta, del escolta al cómplice y del cómplice los que lo hicieron, sin que a los últimos les conste que el presidente municipal ordenó el crimen.

Acá más o menos igual. El gatillero Norberto del Valle declaró que otro de los cómplices le dijo que Renato Tronco había pedido que mataran a Alfredo Perez Juárez. También ahí fue de oídas.

De eso se agarra el diputado Ríos Bernal para no avalar el dictamen contra Tronco. Él, como integrante de la Comisión Instructora, no lo firmó, pero los otros dos legisladores sí y con eso pasa al pleno del Congreso donde por mayoría y con la línea del gobernador Javier Duarte de Ochoa van a desaforar a Renato y a dejarlo a merced de la Fiscalía.

Sin fuero, Renato es carne de cañón. Por ser delito grave, la Fiscalía lo detiene y lo entanca. Puede que quede a disposición de un juez federal mientras se realiza el juicio de amparo al que se va a acoger, pero no evitará pisar la cárcel.

Su abogado, Sergio Vaca Betancourt, sostiene que no hay agarraderas para demostrar que el fallido cacique ordenó el crimen de Pérez Juárez, ocurrido el 5 de junio de 2006. Asegura también que Octavio Orozco Salmerón, ex secretario del ayuntamiento y hombre cercanísimo a Renato fue reaprehendido para que en base a métodos de tortura, incrimine al todavía diputado local por el distrito Coatzacoalcos rural.

La delación de Norberto del Valle es el único elemento que tienen contra Renato Tronco y es de oídas. Pero si hubiera otro elemento de prueba, contundente e irrebatible, el ex alcalde de Las Choapas seguro que se pasa lo que le queda de vida en prisión. Y ahí es donde lo que diga Octavio Orozco Salmerón es crucial.

¿Coincidencia que Octavio Orozco haya sido ubicado y reaprehendido en Oaxaca dos días antes de que el Congreso de Veracruz decida si desafuera a Renato? ¿Coincidencia que la prensa duartista lo difunda con gran despliegue y que todos digan que su declaración es clave?

En el Congreso Renato no tiene amigos ni aliados. Se le hizo fácil no asistir a las sesiones y, por ende, ser el “aviador” mejor pagado del Poder Legislativo de Veracruz. Su récord es impresionante, destacando la cantidad de faltas que acumuló y que hoy, si se cumple con la agenda del Congreso, se lo van trabar.

Se va a victimizar, como siempre, y dirá que esta acción judicial es la respuesta a su afán y terquedad de ser candidato independiente al gobierno de Veracruz. Pero la realidá es que el crimen de Alfredo Pérez Juárez es una sombra de la que ex cacique no se ha podido librar.

Esto es karma puro. Renato la emprendió contra el maestro Pérez Juárez porque denunciaba cómo empezaba a chingarse los recursos públicos y atropellaba la ley, y así mandó a sus mozos a que exhibieran al regidor y lo difamaran en cartas abiertas a la opinión pública.

Eso en política no se estila, ni es prudente. Renato ha creído que la política es mentarle la madre a los enemigos, calumniar a los que discrepan, arrebatar las obras tomando un palacio municipal, bloquear carreteras y obligar al gobierno a negociar. 

Eso lo hacía Cirilo Vázquez Lagunes, el cacique del sur, y miren cómo le fue. Tres veces lo encarcelaron, perdió fortuna, lo desprestigiaron y terminó su vida bajo las balas de un comando que lo asesinó.

A Renato Tronco se le ocurrió que a Alfredo Pérez Juárez lo iba a doblegar por la fuerza y el día que lo mataron todas las sospechas apuntaron hacia el casi ex diputado por Las Choapas.

Está a unas horas de perder el fuero. Luego vendrá la batalla en los tribunales. Aunque se ampare, podrá ser detenido. Lo más seguro es que tenga que huir y ahí, contra lo que se imaginó, habrá terminado su cacicazgo. O mejor dicho, su intento de cacicazgo.

(Comentarios y tips a: [email protected]) 

​