​Una muerte y otra vez los ojos de todos sobre los migrantes, sus penurias por alcanzar el sueño americano, la persecución a que los someten y que sean carne de cañón para los delincuentes que se encuentran al acecho.

Esta muerte es la de un joven -que las señas, ni duda cabe que era migrante-, cuyo cadáver fue hallado junto a la vía del tren, entre Las Choapas y Moloacán, la tarde del domingo. Presentaba herida de bala y se infiere que iba en La Bestia, no pagó su derecho de piso, los 100 dólares que exigen los criminales, y a manera de escarmiento lo mataron y lo arrojaron al vacío. Así, para que todos vean que o pagan o se mueren.

Que consterna, sí. Pero que indigna, mucho más. Eso de dejar la tierra de uno, que allá se quede la familia o que vayan a alcanzarla a los Yunaited Esteits, y que a medio viaje los traficantes de gente te quiten la vida, no tiene nombre.

¿Tons' qué? Somos solidarios con los hermanos que pasan por México para ir a la búsqueda de una vida mejor, o somos indiferentes.

Y la otra. ¿No que el Plan Frontera Sur serviría para garantizar la seguridad de los migrantes? Porque lo que muchos vemos son las razzias de migrantes, las acciones de la Migra mexicana, los casos de extorsión, la violación de mujeres, la entrega de muchos de ellos a la mafia del crimen organizado y luego, si quedan vivos, a su país de regreso.

Ah, ya caigo. Enrique Peña Nieto anda de conserje de Estados Unidos, cerrándole el paso a los migrantes para que no sigan su camino hacia el país del norte. Tons' la cosa es al revés volteado. La misión del presidente es atajarlos en vez de darles seguridad. Pues cámbiele el nombre al programa y déjelo como Represión Frontera Sur.

Es cuestión de saber contar y de medir. Si la frontera norte son tres mil 185 kilómetros y la frontera sur 956 kilómetros, entonces la lógica dice que a los migrantes hay que atajarlos apenas cruzan la frontera entre Centroamérica y Campeche, Tabasco y Chiapas.

Y es ahí donde Peña Nieto se ve como el prefecto de Estados Unidos, haciendo todo para que nadie, ningún ilegal, pueda llegar a su territorio.

Sacudan la neurona. Recuerden que dispuso que ya ningún migrante podía trepar a La Bestia para trasladarse al centro del país y de ahí al norte. Y sentenció a las empresas ferroviarias a que no permitieran el abordaje de indocumentados o se enfrentarían a un problema legal.

Así fue como los migrantes comenzaron a andar a pie, a orilla de carretera, arriesgándose a que las bandas de criminales dedicados a la trata de personas los levantaran y pidieran rescate por ellos o de plano los mataran.

Resurgió, pues, el tráfico de migrantes, que son transportados en camiones de mercancía, hacinados, como si fueran animales, sin que entre una burbuja de aire, con la sensación de que se ahogan en cualquier momento.

Por eso, cuando la desesperación llega al límite, se ponen a gritar y a pedir ayuda. Y ahí es cuando los descubren. Ellos son repatriados y los “polleros” a la cárcel hasta que las mafias a las que sirven les arreglan el problema y vuelven a las mismas.

En unos días volverán a México las madres de los migrantes desaparecidos, cobijadas por el Movimiento Migrante Mesoamericano. Volverán a marchar para exigir que les digan qué pasó con sus hijos, porque nunca llegaron a Estados Unidos, porque no retornaron a su patria, porque no se sabe que se hayan quedado a vivir en México

Eso va a agitar el avispero. Ellas han acusado, y seguro que lo van a volver a hacer, que los migrantes son víctimas de trata de personas, que caen en manos de las bandas dedicadas a secuestrar gente y les sacan dinero a los familiares. Pero eso es lo menos grave.

Lo que está cañón es que a los varones se los lleven, los obliguen a volverse narcos, que ahora sean sicarios o transportadores de droga, o que simplemente los maten y los sepulten en fosas clandestinas.

A las mujeres se las llevan, las prostituyen, las meten en la cadena del narcotráfico y ahí se quedan, produciendo para estos cerdos que no tienen una pizca de humanidad. Y a las que se rebelan, las matan.

El Movimiento Migrante Mesoamericano alerta sobre lo perjudicial que resulta el Plan Frontera Sur. A los migrantes los repatrian sin mayor explicación. No les dan estatus jurídico como víctimas de trata de personas, no se les auxilia si presentan daño psicológico, si fueron violados, si fueron obligados a matar a alguien.

Y ahora, otra muerte, la del migrante que apareció a orilla de las vías del ferrocarril, asesinado y arrojado de La Bestia, que va a prender la mecha de nuevo sobre la violación a los derechos humanos de los indocumentados en México.

(Comentarios y tips a: [email protected])

​