La bronca es que hable. Si lo hace, se cae Fidel, se cae Duarte, se cae medio gobierno y, si no me equivoco, se cae el PRI.

Sí, si Renato Tronco habla y revela lo que sabe, los secretos del gobierno, con los que hacía de las suyas… ¡Aguas! porque Fidel seguro que regresa de Barcelona, lo busca, pacta y se vuelve a empantanar el crimen del maestro Alfredo Perez Juárez, el regidor asesinado cuando era alcalde de Las Choapas por primera vez.

Tú y yo sabemos quién es él, un tipo habilidoso que cuando llegó a tener, loco se quiso volver; el único que ha sido dos veces alcalde y dos veces diputado local; el que llegó a convertirse en aliado de Fidel Herrera, creyendo en la buena fe del ex gobernador de Veracruz, sólo porque el otro le decía “mi mejor guerrero”.

Fidel y Renato se odiaban a muerte, pero un crimen los unió. Sí, como si fuera película de Scorsese, como si fuera Goodfellas o Mean Streets, donde el que no mata es cobarde y el que no es cómplice es porque no tiene honor. ¡Ah, sicilianos de mala cabeza!

El asesinato de Alfredo Pérez Juárez los puso en el mismo camino. Uno transitaba en una dirección y el otro en sentido contrario. Uno estaba implicado y el otro quería verlo en la cárcel.

Renato sucumbía por su pleito público con Alfredo cuando el crimen lo convirtió en el principal sospechoso. Fidel acechaba desde el poder, tejiendo cómo enredar al alcalde de Las Choapas.

Hagamos de cuenta se puso una soga al cuello y llega su principal enemigo y comienza a tirar de ella. No pos cuando aprieta y cuando el aire ya no llega al pulmón, lo único que queda es pedir paz. Pues eso hizo Renato. Lo acusaron de ser el autor intelectual, le apresaron a cuatro de sus más allegados, se echaron la pelota entre todos, se lanzaron de todo y tres de ellos fueron sentenciados.

De los cuatro, el autor material, Norberto del Valle Hernández, murió en prisión. El jefe de la policía de Renato, Hormido Cruz Bustamante, fue condenado por suministrar el arma; Ignacio García Meza por ser el que la entregó al sicario; Octavio Orozco fue el que trasladó la orden del entonces alcalde, y Renato es el único que no ha caído en la cárcel… hasta ahora.

Octavio Orozco salió con un amparo y se fue de Las Choapas. Lo acaban de apresar en Juchitán, Oaxaca, porque según la Fiscalía de Veracruz hay elementos que lo involucran, aunque el brazo derecho de Renato asegura que no se le puede juzgar dos veces por el mismo delito.

A Orozco Salmerón le dictaron auto de formal prisión, con lo que inicia el juicio en su contra. pero lo que dijo cuando se le aprehendió fue que se deslindó del caso e instó a que se proceda contra Renato.

Hormido y García Meza permanecen en prisión; Norberto del Valle quesque murió en la cárcel; Orozco gozaba de un amparo pero fueron por él, le dijeron que usted disculpe pero tiene que ser juzgado y véanlo ahí, detrás de la rejilla de prácticas, negando todo porque, la verdá, a su edad si lo condenan no sale vivo de la cárcel.

A Renato le quitaron el fuero. Perdió la inmunidad y de un momento a otro lo van a refundir en una prisión… o lo van a dejar ir.

Lo cañón no está en que lo detengan y enfrente el juicio. Lo cañón es que hable, que revele secretos, que diga qué le dieron Fidel y Duarte a cambio de operar en sus dominios, en Las Choapas y municipios vecinos en el sur de Veracruz.

A Renato le gusta jugar con la opinión pública. El 15 agosto decía: “A mí no me espantan esos actos desesperados ante la crisis que vive Veracruz y donde pretenden bloquear a quien trae un liderazgo con una candidatura respaldada, aquí más que justicia, es política por una candidatura que se está consolidando con el apoyo ciudadano hacia mi persona y mi postura de representante popular”.

Pero cuando vio que la cosa iba en serio y que lo iban a sacar del Congreso para juzgarlo por el crimen de Alfredo Perez Juárez, difundió aquella carta abierta que hizo circular para señalar que todo es una persecución política.

Ahí habla de amenazas por parte del secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, y de quienes han estado al frente de la Secretaría de Gobierno, Gerardo Butranza y Erick Lagos.

Yo digo. Si Renato abre la boca, revela secretos, amaga con exhibir cómo se robaba las elecciones Fidel y cómo se las sigue robando Javier Duarte, cómo fue la danza de millones para quedarse con la gubernatura en 2010, cuáles son las compañías y los prestanombres de Fidel y Duarte, qué hay detrás de la violencia y cuanto millones genera la impunidad, entonces la justicia para Alfredo Pérez Juárez tendría que esperar.

Puede que Renato se decida a hablar. O puede que lo silencien antes que abra la boca.

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