​A la dama, mis respetos. A la diputada, una condena. Y es que nadie, ningún servidor público, ningún ciudadano electo por el pueblo, ni el más puro de los seres humanos, puede llegar al Congreso y salir con se presentó a sesión con la cruda encima. Eso es lo que hizo Mónica Robles.

“Se nota que estoy un poco cruda hoy”, dijo la diputada por Coatzacoalcos y se le ha armado un escándalo de dimensiones apocalípticas.

Déjenme les cuento. Comparecía el secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita en el Congreso a eso que le llaman “la glosa del informe” y que ni sirve para explicar qué quiso decir el gobernador Javier Duarte de Ochoa en su balance del quinto año de gobierno, ni hay quien se termine de tragar sus supuestos éxitos.

Le tocó el turno a la dipu Mónica Robles. Ah, qué rollo con sus preguntas, cremosa como es, con ese hablar de… ¿de qué chingaos será? Ah sí, de perdonavidas. La maestra dice las cosas como si la hubieran hecho a mano y el mundo no se la mereciera.

Termina y el presidente de la comisión de Seguridad, José Ramón Gutiérrez de Velasco, le agradece para entonces da turno al secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez.

Pero Mónica Robles habla sin darse cuenta que el micrófono sigue abierto. Y es ahí donde suelta la frase que la hecho tan famosa. “Se nota que estoy un poco cruda hoy”.

No, no, no. Le dio la vuelta al mundo. #Lady Cruditas le dicen en las redes sociales y no hubo medio de comunicación que no le diera entrada al audio en que se escucha semejante confesión. Bueno, sí hubo tres que se guardaron la información porque son lo de su familia, los periódicos Diario del Istmo e Imagen de Veracruz y la agencia Imagen del Golfo. Otros la subieron y con la misma la bajaron.

El caso es que todos hablaban de la cruda confesada por la diputada por Coatzacoalcos y muchos en tono agrio, con insultos cañones, diciéndole borracha y rata, sacándole los trapos a su marido, el güero Iván Hillman, por su paso por la alcaldía.

Otros decían que #LadyCruditas se robó la sesión. A quién le importaba lo que dijera el secretario Bermúdez si la nota ya la había dado la diputada por Coatzacoalcos.

Lo de Mónica Robles yo lo veo en función del respeto al Congreso de Veracruz. Ella acudió a cuestionar sobre la política de seguridad del gobierno de Javier Duarte y lo menos que se esperaba era que ahí, por un descuido, quedara en claro que se presentó a sesión ”cruda”.

Si andaba cruda, que no lo diga. Si traía sus alcoholes, mejor no se hubiera presentado. Si la cruda era por desvelo, debió aclararlo. Quizá se pasó toda la noche preparando sus sesudas preguntas para el secretario de Seguridad Pública.

Como sea, es una falta del respeto al Congreso, que es un el espacio donde, aunque sea en teoría, de palabra pues, es la representación del pueblo.

¿Sí recuerdan cuando al gobernador Javier Duarte lo entrevistaron en un acto cívico y andaba pedísimo? Esa no era cruda. Traía la borrachera hasta el tope y respondía con cada expresión que ni el peor.

Se filtra el audio y excuso decirles la mega madriza que se llevó el gobernador. Y claro, lo menos que se le dijo era que cómo se le ocurría acudir a un acto cívico en esas condiciones.

Y esa es la cosa. Que se embriaguen los políticos es lo de menos. Que lo hagan en sus horas libres. Pero que acudan a actos públicos o al Congreso en condiciones inconvenientes, es como para pensarse. O como en el caso de la diputada Mónica Robles, que se le haya salido, así sin pensarlo, un “se nota que estoy un poco cruda hoy”.

Si es chupamara es su bronca. Si toma para evadirse de la realidad, allá ella y su hígado. Pero que no lo diga. Que masque su chicle o un pedazo de papel pa’ que no dé el tufo.

El problema es quiénes nos gobiernan y quiénes legislan. Javier Duarte fue cachado cuando acudió a un acto cívico aún borracho. Debió haberse excusado, decir que estaba enfermo, que le dio gripa, que le dio la chiripioca o que le bajó la regla, pero no presentarse alcoholizado al homenaje a los héroes nacionales y todavía dar una entrevista. Qué imprudencia y qué descaro.

El caso de Mónica Robles quizá no sea tan grave. Por una imprudencia se supo que andaba “un poco cruda”, y así asistió a la comparecencia del secretario de Seguridad Pública. Lo que muchos nos preguntamos es ¿cuántas veces habrá legislado cruda? O peor tantito, ¿cuántas veces habrá legislado, debatido o votado bajo los efectos del alcohol?

Como les digo, para ella como mujer, mis respetos. Pero como diputada que es, una severa condena.

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