​Lo que veo me eriza. También me indigna. Nueve o diez tipos, policías dicen, vestidos de civil, arremeten contra un maestro. Lo golpean, lo arrastran, lo patean mientras está en el piso. Se levanta y le siguen dando. Y todo ocurre en la calle, a la vista de cualquiera, sin importar que les sean violados sus derechos.

Le hacen lo mismo a una maestra. Van por ella hasta el hotel donde se hospeda y la tunden a golpes, llevándose a su marido que ese día, el día de la evaluación en Veracruz, simplemente la acompañaba. Le destruyen sus lentes. Le pegan con alevosía entre varios pinches cobardes que además allanaron el lugar. ¿Y saben qué? Ella sí iba a presentar su examen de evaluación.

Se la aplican igual a un fotógrafo de prensa. Se llama Iván Sanchez. Trabaja para MVS en Veracruz. Cubre el momento en que policías estatales y porros sin uniforme, pero coordinados con los elementos de seguridad, arremeten contra los maestros que se resisten a la evaluación magisterial. Recibe un golpe en la frente, propinado con un bastón eléctrico, provocándole una fuerte hemorragia mientras su equipo fotográfico queda destrozado.

Todo sucedió en el fin de semana. Este fue el mal fin. Sábado y domingo se evaluaría a casi 3 mil maestros como parte de la reforma educativa, que presuntamente pretende que quienes imparten clases estén mejor preparados, pero que dice la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación que es una trampa, que sólo servirá para atropellar los derechos laborales de los maestros.

La disidencia —acá en Veracruz el grupo opositor más combativo es el Movimiento Magisterial Popular Veracruzano— venía anunciando que boicotearía la evaluación y el gobierno de Veracruz les venía advirtiendo que la evaluación se realizaría contra viento y marea.

Era de esperarse que habría oposición y que los maestros disidentes intentarían evitar que se practicaran los exámenes evaluatorios. Pero lo que pocos imaginamos era que Javier Duarte desataría una acción represiva como nunca antes se había visto en Veracruz.

Les digo que esto encabrona. Pueden tener o no razón los maestros disidentes, pero ¿se vale que los agredan de esa manera? ¿Se vale que a la prensa, que sólo cubría los incidentes de esa difícil jornada, le haya ido como le fue? ¿Se vale que un grupo entrenado para golpear, actúe con alevosía y ventaja, porque además tenía a la policía montada para lo que hiciera falta, actuara no como autoridad sino como verdaderos vándalos?

Ahí varios delitos. A los maestros, les atropellaron su derecho de manifestación pacífica, consagrado en la Constitución. En los videos se puede ver cómo la policía camina hacia ellos y los maestros se repliegan. Después se ve cómo el grupo de golpeadores se acerca y comienza la corretiza. Los disidentes se mantuvieron en su espacio, gritando de todo a la policía y a los porros, y la respuesta fue desproporcionada.

No les concedo toda la razón a los maestros disidentes pero tampoco creo que el estado tenga que aplicar una política de fuerza extrema. La represión que se la dejen a los dictadores, a los gobernantes impopulares, a los ladrones que ejercen el poder sin importarle qué dice el resto de los pobladores. ¿O es que eso es Javier Duarte?

Hay varios episodios en que la policía veracruzana macanea a manifestantes. Ha sucedido con estudiantes, con campesinos, con ambientalistas, con grupos que han se han manifestado contra la misma policía y lo que hacen en replegarlos a punta de golpes.

Así le hicieron a los familiares que reclamaban que la Fuerza Civil se hubiera llevado a dos jóvenes, en Coatzacoalcos, luego que ellos habían ido a jugar un partido de futbol. Uno de ellos viajaba en su automóvil con su esposa e hija, y eso no fue razón para que los elementos policíacos actuaran con total alevosía y se los llevaran con rumbo desconocido.

Cuando los familiares se organizaron y marcharon por las calles, y después bloquearon el puente Coatzacoalcos I, entonces se las aplicaron. Los encapsularon y ahí les dieron su madriza. Días más tarde aparecieron los levantados y ya no volvieron a hablar. Se sabe que los amenazaron de muerte.

Lo que veo es que Javier Duarte ya no gobierna. O sí. Gobierna a madrazos. Ya no cuida las formas sino que pretende que la población le tema. Se está comportando como un tirano que no tiene piedad de nadie.

Reprimir, por si no lo sabe el gobernador, es el peor recurso al que puede apelar. Lo va a marcar para siempre. Cuando otras generaciones se refieran a él será como el gobernador que no le importaba golpear manifestantes, dejarlos ensangrentados, sintiendo el puño en el rostro o la patada en el costado, viendo correr la sangre sobre la cabeza.

Un día, alguien con toda razón dijo: Javier Duarte gobierna a punta de ocurrencias. Yo digo, ahora, que gobierna madreando al pueblo.

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