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Ora sí mi gober, ya la chafeó. Se da un tiro con Notiver, lo acusa de ser socio de la familia Yunes, que uno le vende un terreno al otro y que el periódico sirve para golpearlo y posicionar a ese grupo político hacia la gubernatura, y cuando le responden que él intentó sobornar al dueño del medio con una milloniza, ya no sabe qué decir.

Andaba muy sácalepunta diciendo que ahí estaba la prueba, la evidencia, el documento que demostraba que entre Notiver y Miguel Ángel Yunes Linares había negocios y que se trata del terreno por el que se acusa al alcalde de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez, de enriquecimiento ilícito.

La “evidencia”, según el gobernador Javier Duarte de Ochoa, es la escritura de compraventa entre Sara Salces Fernández y el edil boqueño, por un predio en el municipio de Alvarado donde se encuentra el fraccionamiento Rincón del Conchal, al que algunos le llaman El Estero.

Según el gobernador esa es la “prueba” de que el dueño de Notiver, Alfonso Salces Fernández, y Yunes Linares tienen vínculos. Y asegura que el periodista está implicado en un caso de corrupción pues es quien habría vendido el terreno por el que se investiga al alcalde de Boca del Río.

En la red social Twitter escribió que los documentos son la evidencia y que “ahora entiendo todo”.

Más bien, creo que no entiende nada. El gobernador se aventó como el borras, dio por sentado que si la vendedora se apellida Salces y es hermana de Alfonso Salces, entonces fue Notiver quien le vendió el terreno al hijo de Yunes Linares.

Pero en los documentos de compraventa no aparece el dueño de Notiver y eso extingue la supuesta prueba y la termina convirtiendo en un falsa prueba.

Lo que le siguió es lo más parecido a una avalancha en el Himalaya. Ahí viene la bola de nieve. Ahí viene y va creciendo. Ahí viene y va arrastrando todo a su paso. Y en el extremo de la ladera, paradito como tontito, nuestro ilustre gobernador. La inmensa bola de nieve lo aplastó.

Y les cuento por qué. En una extensa carta abierta, el director de Notiver, Alfonso Salces, le derrumba punto por punto de la argumentación. Las vendedoras del terreno son Sara Salces, su hermana, y su sobrina Mary Cruz. En la venta no aparece ni él ni Notiver. La operación fue un acto legal, pasado por la fe de un notario público. Su hermana es una mujer viuda que no se mete con nadie y que nunca ha tenido problemas con la justicia. Aún así, Javier Duarte la hizo acudir ante las autoridades.

Punto dos. Alfonso Salces le recuerda las veces que intentó sobornarlo con dinero del gobierno para que censurara en Notiver a Yunes Linares. O lo que es lo mismo, que le cerrara la puertas, que no le volviera a publicar nada. Le recuerda que le ofreció casi 500 millones de pesos en convenios de publicidad, un avión, un departamento en Barcelona u otras dos ciudades de España y un yate. Recordó también que el ex gobernador Fidel Herrera le dijo que podía quedarse con el edificio que ocupaba el periódico en Veracruz. Todo lo rechazó.

Notiver le ha dado una encuerada de poquísima mother. Presenta a Javier Duarte como un personaje perverso que no duda en usar los recursos públicos para acorralar a sus enemigos y en el caso de Yunes Linares, para cerrarle los contados medios de comunicación que le dan entrada a sus declaraciones.

A ver. Lo que el director de Notiver dice es para pensar, reflexionar y encabronarse. No hay dinero en el gobierno de Veracruz, pero Javier Duarte no lo piensa para ofrecer un soborno de 500 millones de pesos, así como bienes diversos. Y todo para que Notiver se calle la boca, que no critique y, sobre todo, que no le abra sus páginas a Yunes Linares.

No hay dinero. Hay una crisis financiera. No le paga a la Universidad Veracruzana, ni a los proveedores y constructores, ni a los pensionados, pero sí hay recursos para sobornar. Con Notiver falló, pero con cuántos otros sí lo habrá logrado. 

Se metió en un broncón cañón y ahora no sabe cómo¡ salir de él. Anduvo por Coatzacoalcos y ahí lo apretó la prensa. Le preguntaban que si se iba a retractar luego de lo publicado por el director de Notiver y que se enchila el güey. “¿Retractarme de qué?, le dijo a una reportera. Hacía como si el mundo estuviera equivocado y sólo él tuviera la razón.

Negó que hubiera intentado sobornar a Notiver. Claro, pendejo si lo hubiera aceptado, y hasta pidió pruebas al director del periódico de ese acto de corrupción. Seguramente cuando da una mordida de tránsito le dan a cambio una factura. No le salió lo del terreno de Alvarado y quedó atrapado en el escándalo por los sobornos.

Como dicen, fue por lana y salió trasquilado. 

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