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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Ojalá Veracruz fuera el mundo del revés

10/12/2015 08:28 a.m.

​En el mundo del revés, la violencia va a la baja, el secuestro disminuye, cada vez hay menos fosas clandestinas, la policía se porta re chida y el pueblo confía en Javier Duarte.

En el mundo del revés, las ejecuciones ya no existen, los migrantes reciben protección de Migración, la policía resguarda las protestas sociales, aparecen los desaparecidos y son liberados los inocentes que estaban en prisión.

En el mundo del revés, Arturo Bermúdez se lanza para gobernador y es aclamado, son consignados los policías de civil que persiguieron y amenazaron al fotoperiodista Rubén Espinosa, admite el gobierno que ordenó asesinar a Regina Martínez, le hacen justicia a los 14 comunicadores ultimados en el sexenio de Javier Duarte.

En el mundo del revés, reconoce el fiscal Luis Ángel Bravo que ha fabricado culpables, que los juicios de desafuero son usados para someter a ediles y diputados rebeldes, se terminan las acusaciones de oídas, se da de baja a jueces corruptos.

En el mundo del revés, el gobernador de Veracruz logra abatir la deuda, paga los créditos contraídos, salda pendientes con la UV, Pensiones del Estado, los constructores, los proveedores, los becarios, los de la tercera edad.

Ojalá Veracruz fuera el reino del revés.

Pero no. Veracruz es el reino al derecho y el reino al derecho es un reino que se desmorona, que se está cayendo agobiado por la falta de recursos y los que hay son devorados por la corrupción.

En el Veracruz real prolifera la desigualdad. Cada vez hay más pobres, cada vez más municipios ingresan al top ten de la ultrapobreza, donde se carece de lo material y también de la esperanza.

La violencia nos sigue pegando a todos y no hay un rejijo día en que no se sepa que a un ADO lo asaltaron, que otros automovilistas fueron víctimas del atraco, que uno de ellos quiso huir y lo mataron, que en el norte y en el sur de Veracruz la delincuencia actúa como si el estado fuera suyo o como si Javier Duarte se los hubiera alquilado.

No hay día, tampoco, en que no se hable de gente tirada a orilla de carretera, encontrada con huellas de tortura, atados de manos, las mujeres con signos de haber sido violadas, los hombres super madreados, casi todos con el tiro de gracia y algunos hasta con un mensaje clavado en el pecho con un puñal con una amenaza para los enemigos.

En este Veracruz se perdieron miles de migrantes centroamericanos. Nadie volvió a saber de ellos y por eso sus madres vienen a indagar, a caminar llamando la atención, provocando al gobierno y acusándolo de no hacer su tarea, de no buscar a los migrantes, de ocultar si tuvieron un desenlace fatal.

Veracruz se cimbra con los relatos de horror, con el dolor de las madres y, por qué no, también de los padres a los que les duele que un día, nomás por quítame estas pajas, les arrancaron a sus hijos y no los volvieron a ver más.

En este Veracruz de Javier Duarte, ex de Fidel Herrera, ex de Miguel Alemán, quizá del Cisne Silva, de Yunes Linares, de Pepe Yunes o de Héctor Yunes, lo que hay es violencia de sobra y progreso a la baja.

Me cae que duele. Me cae que encabrona. Me cae que provoca miedo saber, sí, tan sólo saber que el próximo puede ser el que está frente al espejo, el que trabaja o genera empleo, el que estudia porque quiere ser alguien la vida, la que cuida de los niños en el hogar o que sale a la chamba porque ella con el marido, y a veces sola, tiene que ver que no falte el alimento en el hogar.

Duele, sí, que a mi Veracruz le haya pasado todo esto. Que haya dejado de ser el rinconcito donde hacen su nido las olas del mar. Que aquellos que nacimos con la luna de plata hoy estemos viendo para un lado y para el otro, atrapados en la desconfianza, sospechando hasta de nuestra sombra, porque, la verdá, para un hombre leal hay un delincuente a su lado.

Y lo que más duele es que aquellos que debieran ver por nuestra seguridad sean los primeros que se han ganado la sospecha de todos, porque son los que tienen a la policía a su mando y resulta que la policía es el aliado más firme de la delincuencia común y organizada.

Nos dicen que Veracruz ya camina mejor, que el secuestro disminuye, que los secuestradores están llenando las cárceles, que los homicidas ya chuparon faros, que el feminicidio no es tan grave, que los desaparecidos se fueron por su gusto, por un amor imposible, por pleito con la mamá o con el papá. Nos dicen que Veracruz está cada vez mejor.

Yo no les creo. Usted quizá tampoco. Usted y yo sabemos que Veracruz está sometido a una espiral de violencia, con una incesante corrupción, sin posibilidades de desarrollo a causa de la tremenda deuda y el endeudamiento bancario.

Pero nos dice el gobernador Javier Duarte que vamos bien. Y entonces entiendo. Él ve el mundo al revés.

(Comentarios y tips a: [email protected])



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