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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Nadie quiere oír a doña Nery

16/12/2015 09:43 a.m.

Doña Nery no tiene quien le escriba. Y tampoco quien la aguante. Eso de pasarse un año vegetando, sin resultados, desperdiciando lo que es la misión del DIF, es sencillamente imperdonable.

Gris subido de tono fue su informe. O lo que quiso ser un informe de labores. O el resumen de acciones que poco tuvieron que ver con lo que realmente hace un DIF.

La señora Nery Segura Bolaina, esposa del alcalde Daniel Martínez, habló pero no al pueblo, informó pero no a la sociedad, choreó pero no a los hidrómilos que ese día brillaron; sí brillaron, pero por su ausencia.

Flamante informe con solo 250 personas. Y de esas, 240 eran empleados del ayuntamiento y trabajadores del DIF de Agua Dulce, a los que además se les pidió que llevaran acarreados. Los otros 10 eran su familia.

Ha de haber sentido que un rayo la partía cuando se percató que el pueblo no estaba ahí, que el pueblo le da la espalda, que el pueblo ya la midió y la tiene por poco seria y menos trabajadora.

La ñora echa mano de los desayunos escolares —oh, proeza—, de los menores que son trasladados al CRIC en Tuxtla Gutiérrez —asuntos del Teletón—, de una inversión de 600 mil pesos en el dispensario del mismo DIF —qué agotador— y de los festejos a niños, mamitas y abuelitos —como si fuera Chabelo—. Pero en sí, de logros mayores, naranjas.

El DIF es un órgano de gobierno por demás noble. Es la cara agradable de todo ayuntamiento, gobierno estatal o gobierno federal. Ahí se alivia el dolor. Ahí se procura alegría. Ahí se enaltece la gestión.

Pero eso ocurre cuando hay nobleza en el que tiene a su cargo el DIF.

Doña Nery no es así. Doña Nery no tiene ni la más remota idea de qué está haciendo en el DIF de Agua Dulce y eso, hágale como le haga, significa perjuicio para la sociedad.

Son célebres los episodios en que se ha visto envuelta la primera dama de Agua Dulce por no atender el changarro y dejar que su gente cercana se haya apoderado de la institución y la maneje con criterios personalistas, llena de egoísmo y sacando ventaja de todo.

La sociedad no sabe si doña Nery le pone atención al DIF, pero lo que sí ve es que se agrandado un vehículo que no ha cumplido con una función a fondo cuando las personas solicitan el auxilio. El otro, una camioneta Frontier, es usado por Su Majestad Nery I para su servicio personal. Y al pueblo que se lo coma el león.

La gente recuerda cómo se echaron a perder decenas de cajas de leche fortificada. Y todo por no contar con la condiciones apropiadas para su almacenamiento. Se enmohecieron los envases, afectando a cientos de menores a quienes estaba destinado ese producto.

Lo peor fue que para borrar evidencia la leche fue tirada en el drenaje y los empaques incinerados en un domicilio particular, según el testimonio de trabajadores que hablaron desde el anonimato.

El maltrato a los ciudadanos es frecuente. La gente acude al DIF y se regresa echando pestes pues a nadie le gusta que lo traten con la punta del zapato, que le den largas, que los toreen y que termine con las manos vacías.

A otros les dan pero a regañadientes. Pero hay casos patéticos, que estrujan el alma, que encabritan a cualquiera. Por ejemplo, cuando una madre se acerca al DIF a pedir ayuda porque su hijo menor es diagnosticado con un cáncer agresivo. Le dan la ayuda pero con evidente maltrato. Entonces le aflora la dignidad y los manda al carajo.

¿Qué hizo en 2015 doña Nery Segura de Martínez? Además de nada, nada.

Neta, las únicas obras que presume, una en el ejido Manantiales y otra en la colonia Díaz Ordaz, tienen inversión de más de 300 mil pesos cada una. Suena chido. Sin embargo, debían estar funcionando desde el 21 de julio pasado y ni siquiera las han iniciado.

Cuánto no pudo haber hecho doña Nery. Cuánto no pudo haber realizado, simplemente con gestiones, con dedicación, con trabajo, abriendo puertas en diversas instituciones, derramando humildad, atendiendo a la gente y enseñando a su personal a dar muestras de cortesía con los demás.

El DIF es para eso, para ayudar. Pero para rendir resultados hay que aterrizar, descender de la nube, poner los piesitos en el suelo, pellizcarse el brazo para constatar que uno es mortal.

Si no hay ese gesto de humildad, la batalla está perdida. Y eso es lo que está ocurriendo a doña Nery Segura, la presidenta del DIF en Agua Dulce, la esposa del alcalde Daniel Martínez.

No hubo resultados en un año, pero qué tal la grilla. Ya quería ser suplente de Víctor Rodríguez Gallegos en la candidatura a la diputación federal por el distrito de Coatzacoalcos. Pero como se le cayó al hoy líder del Movimiento Territorial, doña Nery volvió a su terrible realidad.

Doña Nery. Hay que atender el changarro. Y si no, chíspese

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