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Juan Ciudadano

Los Gobernados

La policía a la greña y el hampa en lo suyo

06/01/2016 09:44 a.m.

Vivir en Las Choapas es casi un reto. A diario hay asaltos, negocios robados, un ladrón que saca el arma, apunta y toma lo ajeno, o un secuestrador o un extorsionador que levantan gente y le sacan el dinero aterrorizándola, o el sicario que ejecuta a la vista de todos. La gente teme y sufre y se pregunta ¿dónde diablos está y para qué sirve la policía?

La gente somos todos y tenemos derecho a exigir seguridad. La Constitución nos otorga esa primera garantía. Es la obligación de toda autoridad que su pueblo goce de paz y tranquilidad, que se desarrolle sin sobresaltos, que quienes se conducen fuera de la ley sean castigados.

Me dice un amigo que sabe de lo que habla que problema de la Policía Municipal son los intereses de los jefes y la tropa y la marcada división que existe al interior de Seguridad Pública Municipal.

Los jefes andan a la greña. El director de la corporación, Alfonso Lázaro García, militar retirado del Ejército, tomó cargo de la policía y desde entonces dejó de coordinarse con el subdirector, Miguel Ángel Ocampo Mederos, y con el jefe de Servicios, Víctor Manuel Durán Pérez, quizá porque estos últimos eran parte del grupo del ex director, Eugenio Palma Arjona, prófugo de la justicia por aquel caso de tortura y muerte de un detenido.

El pleito viene de tiempo atrás. En abril varios mandos acudieron a ver al alcalde Marco Antonio Estrada Montiel, a quien le externaron lo que ocurría al interior de la corporación y le pedían la destitución de Wilfredo Lucas Bustamante, así como de los elementos Rogelio Domínguez Rivera y Fito Suárez Venturas, quienes formaban parte del equipo de trabajo del sargento Alfonso Lázaro García.

El gobierno municipal sólo les recomendó que "se pusieran a trabajar" sin tomar las riendas de la corporación.

Es decir, tuvieron conocimiento de que la policía de Las Choapas está hecha un desmadre y les valió.

Obvio, la bola de nieve iba creciendo. Se deslizaba por la ladera de la montaña y a las autoridades no le inquietaba porque a estas alturas el pueblo no es su prioridad. Les interesan más sus pleitos internos.

Algunos meses después, el director de la policía decidió que el jefe de Servicios, Víctor Manuel Durán Pérez, se concentrara en un punto del municipio. Es lo más aberrante que he visto. Un supervisor debe dedicarse a verificar que todo marche en orden, checar a su personal, revisar que las instrucciones se cumplan. Concentrado en un punto no sirve de nada.

Pero había más. Cuando el subdirector Ocampo y el jefe de Servicios Durán decidían realizar operativos, el director Lázaro suspendía las actividades.

Quizá el pueblo no sepa lo que ocurre en la policía, pero el hampa sí. Ante la ausencia de elementos en el primer cuadro de la ciudad, los delincuentes atracan a diestra y siniestra. En diciembre fueron asaltados por lo menos cuatro negocios con lujo de violencia por un sujeto que actúa solo y la policía “bien gracias”.

Lázaro García no puede con la delincuencia pero qué tal se asignó la patrulla número 135 para su uso personal. La traen sus allegados pero no sale a patrullar. Lo llevan de la casa a la comandancia y viceversa, mientras los choapenses sufren la inseguridad. 

¿Acaso no se les paga a los policías por cuidar a la población? Así debiera ser porque su salario sale de los impuestos de la sociedad. Su deber es velar por la integridad del pueblo y no estar parados sin hacer nada en la comandancia.

La culpa es de ellos pero también del alcalde Marco Estrada y los miembros del cabildo, quienes se la pasan excusándose, realizando promesas sin ponerse de acuerdo porque cada uno privilegia sus propios intereses y no los del pueblo al que juraron velar por su seguridad y bienestar.

Llevamos seis días de enero y ya nos pega la delincuencia. El domingo 3 le sucedió a la abarrotera Monterrey, en el centro de la ciudad. Un tipo llegó, encañonó y se llevó cuantioso botín. Y eso que la tienda está a un lado de la Sección 2

La policía llegó después. 30 elementos lo buscaron en casas y terrenos cercanos pero nadie dio con su paradero.

El 29 de diciembre de 2015 le pegaron al establecimiento “Quesadillas Hidalguenses”. Fue un sólo tipo. También llegó armado y se llevó el dinero de las ventas. Otro sujeto al parecer lo esperaba en una motocicleta.

Ese mismo día ocurrió otro asalto. Esta vez fue en la rosticería “Pollo Volando”. El delincuente solitario llegó armado pero los encargados ya habían guardado el dinero. Sólo se llevó un teléfono celular.

Y así es la vida en Las Choapas. Es un reto. La delincuencia cada vez actúa con mayor impunidad. Y mientras, la policía municipal anda a la greña. El director bloquea a los mandos medios y el gobierno ni idea del gravísimo problema que está generando.

¿Saben qué? Que los echen a todos.

(Comentarios y tips a: [email protected])




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