​Este fiscal es un ave de mal agüero. Suelta las malas noticias con cuentagotas, a pedazos, como si fuera serie de Netflix, como para que la tragedia no pese demasiado, aunque cómo quitarle el dolor a un padre que espera que su hijo regrese y no lo ve.

Veíamos a José Benítez Herrera irritado. Despotricaba por la desaparición de su hijo José Benítez de la O y otros cuatro jóvenes más, todos de Playa Vicente, cuando regresaban de Veracruz, tras pasar una semana de vacaciones, pero al llegar a Tierra Blanca, comer y cargar gasolina, un grupo de policías los abordó, los detuvo y ya no se volvió a saber de ellos.

Lo vimos en la tele. Fue con Brozo y con Ciro Gómez Leyva. Ahí dijo que acudió a la Secretaría de Gobernación pero nadie lo atendió. Creía que iba a hablar con Miguel Osorio Chong, el secretario, pero nada. Y para ir a causar lástima, mejor se retiró. Entonces buscó cobijo en los medios de comunicación y ahí sí le abrieron los espacios.

Los padres de los cinco jóvenes viven un infierno. Así lo dice Carmen Garibo Maciel, madre de Susana Tapia Garibo, la chica de 16 años que fue con sus amigos y también desapareció. 

La indignación es de todos. Hasta donde se sabe, hasta donde el mismo fiscal Luis Ángel Bravo Contreras ha reconocido, son muchachos que no andan metidos en problemas, un caso donde no se les puede implicar con el crimen organizado o con la delincuencia.

Pero ahí es donde el ave de mal agüero entra en acción. El fiscal suele dar malas noticias en episodios y hay que verlo cómo se regodea frente a los micrófonos, rehaciendo la historia como si fuera López Dóriga en su horario estelar.

El primer día ni chistó. Los jóvenes desaparecieron el lunes 11 y el fiscal calladito, como sosteniendo la tesis de que mientras menos olas, mejor.

Pero el martes 12 el volcán comenzaba a hervir. Los medios publicaban que los cinco jóvenes salieron de Veracruz, pasaron por Tierra Blanca, ahí los detuvo la policía y se desconoce su paradero.

El miércoles 13 cañón. Los padres se fueron a los medios, se manifestaban en Xalapa y en Tierra Blanca. Los amigos hacían ruido. Ese día el gobierno envió fuerzas de Seguridad Pública y trasladaron a Xalapa a más de 40 policías.

El jueves 14 el fiscal Luis Ángel Bravo reconoció que cuatro policías estaban detenidos por posible desaparición forzada y otros cuatro por omisión del deber legal. 

El viernes 15 se supo que el delegado de Seguridad Pública y otro policía fueron detenidos y consignados. Horas después aprehendieron al séptimo policía.

El lunes 18 el fiscal le dice a El universal que según los testimonios recogidos, los cinco jóvenes fueron entregados a un grupo de la delincuencia organizada. Chútate esa. El ave de mal agüero ya comenzó a hacer de las suyas.

La frescura con la que habla Bravo Contreras en casos así, me hiela la sangre. Va diciendo lo que no queremos oír. Va aterrizando la mala noticia.

Cuando se supo lo de los jóvenes a los que se les perdió el rastro, muchos pensamos en lo peor. Cuando se conoció que fueron detenidos por la policía, imaginamos que es otro caso como el de los desaparecidos de Las Choapas, luego del levantón y muerte del periodista Gregorio Jiménez de la Cruz, que se los llevaron y su final era de muerte. 

Pero entonces apretó la sociedad. Todos alzamos la voz porque los que los plagiaron andaban en vehículos que se sabía eran de agentes antisecuestro del gobierno de Veracruz y si no ha sido por el escándalo y la presión a la que se sometió al gobernador, los matan.

Aparecieron cerca de Villa Isla, supuestamente al encontrarse los plagiarios que llevaban a sus víctimas en dos camionetas con dos patrullas de Seguridad Pública. A verlos también supuestamente huyeron y los policías igual supuestamente en vez de perseguirlos se quedaron a auxiliar a los plagiados.

Su madrecita en calzones. El mismo gobierno los llevó allá y armó el teatro para poder justificar que estuvieran vivos, que fueran rescatados y que los delincuentes se hubieran pelado.

Yo espero que ahora ocurra algo así. Espero que los cinco jóvenes estén vivos, que ante la presión social los liberen, que procedan contra los policías involucrados y que se haga justicia.

Lo que no deseo es que al ave de mal agüero se le permita continuar con su telenovela en la que todos los días cuenta un capítulo, y así va haciendo llegar la noticia de una tragedia

Ya dijo el fiscal que los policías fueron los autores del levantón. Ya dijo que los entregaron a un grupo de delincuentes. Ahora sólo falta que nos salga con que no hay nada que hacer y que lo siente mucho, que acompaña a sus familiares en su dolor y que de hacer justicia se encarga él.

Ese es su estilo. Luis Ángel Bravo Contreras, el fiscal de Veracruz, le gusta darnos la mala noticia en episodios.

Es una ave de mal agüero.

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