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Juan Ciudadano

Los Gobernados

El gobernador se hace

20/01/2016 10:54 a.m.

Una mala, 99 buenas, un gobernador cínico, cinco jóvenes desaparecidos en Tierra Blanca y siete policías embarrados hasta el cuello en un pantano de corrupción por sus ligas con el crimen organizado.

¿De qué hablamos? De dos cosas. De la frescura con la que Javier Duarte de Ochoa pretende maquillar la realidad y sofocar el escándalo por el plagio de cinco jóvenes, cuatro varones y una chica de 16 años, a manos de elementos de la Policía Estatal, en el municipio de Tierra Blanca, y de ese cúmulo de aciertos que nadie ve pero que él dice se han logrado en seguridad.

Una mancha oscura entre 99 maravillosas acciones de la policía, que seguramente el gobernador no tardará en destacar, y nos receta la canción de que “los índices delincuenciales ahí están y van de manera clara y puntual a la baja en el estado de Veracruz”. Y claro, sólo le falta decir que aquí, en Veracruz, la delincuencia no tiene cabida.

Vino a Minatitlán y ahí quiso aparentar que todo está bien cuando que todo está mal. La policía se vuelve a ver involucrada en acciones fuera de la ley, llevándose a cinco chavos que regresaban de Veracruz a Playa Vicente luego de pasar unos días de vacaciones en la costa. Es un escándalo nacional pero el gobernador le pone cara amable a la bomba que ya comenzó a estallar.

“Tenemos un caso en Tierra Blanca que, lamentablemente, en temas de seguridad pueden hacerse 99 cosas bien y con que una salga mal ése es el tema, como es el caso que hoy nos obliga a estar atentos y pendientes; sin embargo, los resultados ahí están, los índices delincuenciales ahí están y van de manera clara y puntual a la baja en el estado de Veracruz”, dijo al ser entrevistado por la prensa.

Eso es optimismo. También desfachatez. Es como si dijéramos que no estamos tan mal; o que los pinches policías son unos delincuentes, pero poquitos; que hay corrupción pero no tanta; que hay asesinos con uniforme de la corporación pero unos cuantos.

Si el gobernador no lo sabe, que lo investigue: en cuanto a corrupción policíaca la norma internacional es tolerancia cero.

Cero levantones a manos de policías.

Cero secuestros a manos de policías.

Cero extorsiones a manos de policías.

Cero mordidas en manos de policías.

Cero relación entre delincuentes y policías.

Y si siete policías están involucrados en la desaparición de los cinco jóvenes, entonces el sistema y su gobierno están fallando aunque diga Javier Duarte que los resultados están ahí y avalan su trabajo a favor de la seguridad pública en Veracruz. 

Los resultados ahí están, dice el gobernador. ¿Sabrá de qué habla Javier Duarte de Ochoa? ¿Sabrá que en casi todos los hechos de tortura, desaparición, mutilación, extorsión, secuestro y asesinato, siempre aparece cuando menos un policía o un ex policía?

Entonces algo anda mal. O mejor dicho, todo anda mal. Y cómo no si el propio gobernador quiere tapar el sol con un dedo, diciendo lo que como veracruzanos nos ofende, que vamos bien y vamos a estar mejor.

Dice que los policías involucrados traicionaron la confianza depositada en ellos y que por ello deben pagar. Sí pero eso es a medias. ¿Y los jefes policíacos? ¿Y los mandos superiores? ¿Y el mismo secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez, quien mínimo debía estar presentando a los delincuentes a quienes les fueron entregados los jóvenes?

Pero hay otra cosa que bien podría hacer el secretario de Seguridad: explicar cómo es que hay elementos policíacos que se dedican a levantar personas, desaparecerlas y entregarlas al crimen organizado.

Y que diga también, desde cuándo lo saben, por qué lo solapan, cuánto reporta en ganancias el negocio, cuál es el destino de los varones, si los convierten en sicarios, si los usan para transportar droga, si los asesinan, si a las mujeres las meten a la prostitución, si se vuelven parte del narco, si las matan.

No es un caso malo y 99 buenos. No es el prietito en el arroz, como dice el refrán, el que más se ve aunque sea uno solo. Es la punta del hilo de un negocio oscuro, donde la policía aporta su cuota de personas al crimen organizado y obtiene su beneficio económico. ¿O acaso podría pensarse que lo hacen por deporte, por vocación o por amor al arte?

Qué gacho es oír a Javier Duarte restarle importancia a un hecho tan grave. En las casas de los cinco jóvenes hay llanto. Sufren con sólo pensar que nunca volverán a ver a sus familiares. Y seguro los ha de indignar que abra la boca el gobernador para decir que sí, que el hecho no lo puede negar, pero que es sólo uno malo a cambio de 99 buenos en materia de seguridad.

Yo lo que digo es, ¿cuáles son esos 99 aciertos a los que se refiere Javier Duarte?

(Comentarios y tips a: [email protected])



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