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Hagámoslo al revés. Un día no trabajemos, no compremos nada, no llenemos el tanque de gasolina, no nos paremos por Hacienda del Estado, no paguemos impuestos, no tramitemos permisos. Paralicemos el estado y ya veremos cómo sacudimos al gobernador.

Veo y leo lo qué le hace a los pensionados y digo no más porque esto no puede seguir así. Vuelven a las calles porque les dieron cheques de pago pero cuando acudieron a los bancos con la intención de cobrarlos, carecían de fondos y rebotaron. Eso es fraude.

Javier Duarte es reincidente. En diciembre se le armó un super show cuando los pensionados, muchos de ellos maestros, se plantaron frente al palacio de gobierno en Xalapa, verdaderamente enchilados por la burla de que los hizo objeto el gobierno de Veracruz.

El 23 de diciembre fue un día para no olvidar. Ellos, con el enojo manifiesto y las ganas de no dejarse, le fueron a gritar hasta de qué se iba a morir.

Tomaron la calle, la bloquearon, suscitaron un mega embotellamiento, pero, curioso, la gente no lo vio mal.

Y cómo lo iba a ver mal si el causante fue el gobierno de Javier Duarte, que dejó de pagarles sus pensiones a tiempo, las quincenas con las que muchos de ellos apenas viven o que sirve para pagar medicamentos porque a esa edad, achacosos como andan algunos de ellos, lo que ganan es para sobrevivir.

Nadie vive con lo que les paga el Instituto de Pensiones del Estado. Es simbólico e injusto, pero es todavía peor que los cheques que les entregan, no puedan ser cobrados porque el titular de la cuenta no tiene fondos suficientes.

El viernes 29 fue el último día hábil. Ese día se dieron percataron que Javier Duarte se las había vuelto a hacer.

Irritados, en el puerto de Veracruz, se dirigieron al centro y en Independencia y Juárez realizaron un bloqueo. Que la gente se podía molestar, los automovilistas principalmente, se supone que sí.

Sin embargo, ocurrió lo que yo digo es el despertar de nuestra gente mayor.

Acudieron a los bancos y ahí les tocó la mala noticia de que Pensiones del Estado giró los cheques pero no contaba con recursos para hacer frente a ese compromiso. 

Entonces se fueron a marchar. Y la gente los veía y no los condenaba como luego ocurre con otros, como sucede con los 400 Pueblos, los encuerados de Cesar del Ángel, hasta los del Partido Cardenista.

A los pensionados y jubilados les fue mal. Tenían que cobrar su pensión de enero, que incluía la quincena y el Fondo de Servicios Complementarios del año 2015, así como algunas inconsistencias que les quedaron a deber. Les dieron los cheques pero carecían de fondos para su cobro.

Uno de los líderes, Rodolfo Suárez Castellanos, secretario general del SNTE Sección 56, manifestaba su inconformidad: “Estamos indignados, hoy es la hora que no han pagado(…) en realidad quien nos debe pagar es el IPE, Sefiplan ahora le deposita al cuarto para la hora y los pagos siempre llegan retrasados”.

Otro maestro, Camerino Huesca, contó su caso: Pensiones del Estado le expidió un cheque por 8 mil 686 pesos correspondientes al pago del retroactivo, debió haberse cobrado el 29 de diciembre, sin embargo no tiene fondos y no ha podido disponer de su dinero a un mes de que le fue otorgado.

“Está girando cheques sin fondos Sefiplan y el IPE, a nosotros lo que nos molesta es la burla, salen a declarar que depositan en tiempo y forma. Son unos mentirosos”, señaló.

Lo del pago de pensión es una parte del problema. También relataban que desde noviembre el IMSS le quitó el servicio. La razón fue que Pensiones del Estado “no ha cubierto las cuotas, afectando a 28 mil jubilados y sus familias”.

Se necesita no tener corazón para hacer eso. Más allá del daño económico, la irresponsabilidad del gobierno de Javier Duarte provoca un agravio a la salud de los pensionados. Si no pagan las cuotas al IMSS, les cancelan el servicio.

Pongámonos en sus zapatos. Enfermémonos y acudamos al IMSS. Ahí nos dicen que no hay servicio porque el IPE no trasladó la cuota. Y entonces nos regresamos con nuestras dolencias, con el temor de sufrir algo grave, o de plano sabiendo que tenemos algo grave. Y lo peor es que ni siquiera contamos con recursos para atendernos porque ni la quincena de la pensión pudimos cobrar.

Javier Duarte es inhumano. No le importa cuánto daño se le haga al pensionado, cuánta angustia e incertidumbre genere, cuánto irritación provoque. Está empeñado en no pagar, así le griten, así le marchen, así le tomen calles, así acumule todo el rencor social.

Por eso hay que dejar de pagar en Hacienda del Estado, dejar de consumir gasolina, que genera un impuesto que es devuelto a Veracruz, dejar de tramitar permisos de construcción. Si cerramos la llave de paso del dinero, el que va a llorar es él.

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