​Creí haberlo visto todo. Me faltaba la resurrección del narco. Bueno, ya hubo una, la del Chayo Moreno, en Michoacán, y fue de Felipe Calderón. Pero esta es nuestra, la de José Marquez Balderas, El Chichis, que fue dado por muerto, vive y es aprehendido.

No se habla de otra cosa. A Calderón le dieron el parte de que Nazario Moreno había muerto en una balacera. Así terminó el sexenio y ni quien volviera a hablar del líder de los Caballeros Templarios. 

Pero llegó Enrique Peña Nieto a la presidencia, volvió el PRI y pescó en la primera a su antecesor. El Chayo estaba vivo, había indicios de que se le veía en algunas casas de seguridad, que tenía contacto con sus allegados y que seguía operando para el grupo delincuencial.

Hubo otra balacera con las fuerzas militares y ahí quedó, esta vez para siempre, el famoso Chayo Moreno. Muerto de toda mortandad.

Lo del Chichis (¿cómo las tendrá?) es como para llamar a González Iñárritu, contarle los detalles, decirle que el guión original es del fiscal Luis Ángel Bravo Contreras, que le salió poca madre y que le dé forma a la historia. Mínimo el Oscar para el 2017.

Según la Fiscalía de Veracruz, al Chichis (de veras me intriga, ¿cómo las tendrá?) lo mataron en Orizaba mientras se echaba unos alipuses con su banda en un tugurio llamado La Taberna. Un grupo armado llegó hasta él. Disparó a todo lo que se movía y le dio cran. Murió ahí un periodista, Juan Heriberto Santos, que había trabajado en Televisa Veracruz como corresponsal y que aseguraban era su operador con la prensa.

El parte oficial decía que el Chichis murió ahí. Ese día hubo fiesta en el gobierno de Javier Duarte. Se matan entre ellos, entre malosos, pero no hay pedo, ellos se lo buscaron. Dice el gobernador que eso le espera a todo aquel que decide vivir fuera del marco legal.

Uno menos, dijeron los orizabeños a los que el Chichis (¿las tendrá como Gloria Trevi?) los traía jodidos con lo del derecho de piso, la cuota para que te dejen trabajar y la gente muerta por ser de otra banda, o aquellos inocentes a los que simplemente los levantan, los matan y todo para calentar la plaza.

Lo de la muerte del Chichis (¿o serán como las de Ninel?) ocurrió la madrugada del 13 de agosto de 2015. El asunto ahí quedó.

Pero el muerto revivió. O simplemente no murió. El 1 de febrero, en la carretera que va de Paso del Toro a La Tinaja, el Chichis (me late que han de ser como las de Niurka) avistó un retén de la policía. Se quiso pelar. Se movió a toda velocidad. La policía percibió sus movimientos y comenzó a seguirlo.

Fue cercado y finalmente lo aprehendieron. Cuando se supo quién era, en el gobierno de Veracruz hubo preocupación. Y cómo no si seis meses antes ya lo habían dado por muerto y resulta que está vivo.

Al fiscal Luis Ángel Bravo se lo han comido en las redes y en los medios de comunicación. La gente quiere una explicación convincente, no sus telemamadas de siempre, no sus argumentos con los que no convence a nadie y que lo único que hacen es incrementar la desconfianza y la incredulidad.

El fiscal dice que siempre supo que el Chichis (¿las tendrá como el fiscal?) estaba vivo porque los familiares fueron a reconocer el cuerpo y aseguraron que ese no era José Marquez Balderas. Entonces decidió callar y al mismo tiempo pedirle a un juez que librara las órdenes de aprehensión contra él y contra sus cómplices.

No chingue, señor fiscal. Es la primera vez en mi repinche y mal aprovechada vida que escucho que un fiscal pide la orden para detener a un muerto y que el méndigo juez se la concede.

Chale, se me hace que esto ni González Iñárritu lo va a querer filmar. Está más jalado que Harry Potter, que lo de los dementores y lo de Voldemort, el sin nariz.

El caso es que el Chichis (¿las tendrá como Javier Duarte?) ya está en prisión. La tormenta arrastra a Javier Duarte de Ochoa y hace pedazos al fiscal Bravo Contreras, cuya explicación es para idiotas: supo que el Chichis estaba vivo, que el muerto era otro narco, que hizo creer a todos que ya nadie investigaba porque a quién le importa un muerto apestoso y agusanado, y que todo era para que el narco se confiara y ¡zas! que lo atrapa.

Sí cabrón. Y los pendejos que se lo creen. El fiscal ni en cuenta con el muerto. La supuesta investigación es un invento. Al Chichis lo agarraron porque quiso evadir un retén, no porque le anduvieran pisando los talones. Lo agarraron de chiripa, sin saber de quién se trataba.

Ya me imagino la cara del fiscal cuando le informaron que su muerto estaba vivo y que lo tenían en la cárcel. Entonces se le ocurrió su estúpida explicación.

Qué guión tan chido para Hollywood. Qué Renacido con Di Caprio ni qué nada. Este sí que renació de la muerte en la que lo sumió el fiscal para que pudiera andar a sus anchas, traficando, extorsionando, tirando bala, matando gente, con la venia, ora sí que sí, del gobierno de Veracruz.

Y a todo esto, ¿cómo tendrá las chichis el Chichis?

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