​

Otra vez la muerte. Ahora la de una periodista, Anabel Flores Salazar, la número 17 en el gobierno de Javier Duarte, secuestrada en su hogar, en una colonia de Orizaba, y hallada a orilla de carretera a pocos kilómetros, en el estado de Puebla.

Se apresta el gobierno de Javier Duarte a decir que la periodista del Sol de Orizaba, que antes laboró en El Buen Tono, en Córdoba, tenía vínculos con el crimen organizado, que fue hallada con un maloso en 2014, al que detuvo el Ejército, y que prácticamente ella se buscó su muerte.

Se empeña el fiscal Luis Ángel Bravo Contreras en sostener que no matan a los periodistas por ejercer su libertad de expresión sino por involucrarse con la delincuencia y servir a ese poder. Le da por criminalizarlos para descalificarlos.

Lo de Anabel es condenable como se le quiera ver. No la conocí. Muchos tampoco sabían de ella. Pero los periodistas de Orizaba, los que tuvieron trato constante con ella, han alzado la voz para condenar el asesinato y expresan que así, en el estado de cosas a que nos ha llevado el gobierno de Javier Duarte, está de su rencanija madre vivir.

Recordemos: la madrugada del lunes 8, en su domicilio en Puerta Grande, municipio de Orizaba, aproximadamente a las dos de la mañana, un grupo armado irrumpió y se la llevó.

Una de sus familiares abrió la puerta y observó a varios individuos vestidos con ropa militar, que ocultaban sus rostros con un pasamontañas y llevaban puesto cascos. Dijeron que tenían una orden de aprehensión, que no mostraron, se introdujeron en la vivienda y se llevaron a Anabel Flores. La periodista de 32 años fue prácticamente arrastrada, sin tener tiempo ni de calzarse los zapatos. Su familiar fue obligada a permanecer en el suelo.

Después la Fiscalía de Veracruz iría acomodando las piezas para que Anabel Flores fuera encasillada en el apartado de los periodistas que se mueren por andar en malas compañías. El comunicado del fiscal Luis Ángel Bravo Contreras así lo revela:

“Esta madrugada a las 02:00horas, Flores Salazar fue sustraída de su domicilio por gente armada que llegaron directamente a buscarla hasta ubicarla en una de las habitaciones, aprovechando que el domicilio fue abierto por una persona que vive en esa casa, según refieren los primeros testimonios recabado.

“Fue hasta dos horas después que se dio aviso al número de emergencias 066, cuando se activaron los protocolos especializados para búsqueda y localización de Flores Salazar.

“Posteriormente, ya en la mañana de hoy se interpuso la denuncia que dio origen a la Carpeta de Investigación 211/2016, en la que se agotan todas las líneas y se indagan todos los probables vínculos de la reportera, como el del 30 de agosto de 2014 en Acultzingo cuando se encontraba en compañía de Víctor Osorio Santacruz (a) El Pantera, que fue detenido en ese momento por elementos del Ejército Mexicano por sus probables nexos con un grupo de la delincuencia organizada”.

La intención es clara: ¿es válido condolerse de un periodista que tiene nexos con el crimen organizado?

Horas después, Sandra, la tía con la que vivía Anabel Flores, desmintió la versión. Ambas se encontraban en ese restaurant cuando elementos militares realizaron un operativo, detuvieron a quien luego sabrían que era El Pantera, pero no tuvieron contacto con él porque no lo conocían.

Las informaciones han versado sobre si Anabel Flores es digna de que se metan las manos al fuego por ella o si se buscó su desgracia por tener amistades peligrosas.

Su cadáver fue hallado en Puebla, a escasos kilómetros de Orizaba. La secuestraron en territorio veracruzano, quizá la mataron aquí y la fueron a arrojar al estado vecino. O la mataron allá y por eso apareció su cuerpo en aquel lugar. Pero su actividad periodística la desarrollaba en Veracruz.

Lo que sea es lamentable. Es lamentable también que El Buen Tono se deslinde de ella y diga que la despidió porque conducía una camioneta que no podía haber comprado con el salario que le pagaba. Y El Sol de Orizaba dice que tenía seis meses con ellos pero en calidad de freelance, agente libre, cobrando por nota, sin compromiso laboral.

Como sea, la muerte de Anabel Flores evidencia que el estado de derecho en Veracruz está fracturado, que no hay autoridad, que el gobierno fue rebasado por la delincuencia, y en muchos casos hace cuanto le viene en gana por la corrupción policíaca y política.

Ella es la periodista número 17 en ser asesinada durante el duartismo. Es el reflejo de un gobierno que trae pleito a muerte con la prensa y que por eso, cada que asesinan a un comunicador, lo primero que atina a decir el gobierno de Javier Duarte es que tenían vínculos con la gente mala.

O sea, casi casi, que está bien que los maten, para que escojan mejor a sus amistades.

(Comentarios y tips a: [email protected])