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Juan Ciudadano

Los Gobernados

¿Quién le echó la maldición al túnel?

16/02/2016 09:01 a.m.

Así, la verdá, no acaban ni en el 2020. Ahora paran las obras del túnel sumergido porque a los obreros que vienen laborando, contrato en mano, los quieren desplazar.

Reinicia la obra, luego de un año sin actividad, llega el gobernador Javier Duarte de Ochoa y presume que ya merito queda, que sólo faltan detalles, que ya se puede caminar de Coatzacoalcos a Villa Allende y cuando todavía se escucha cuando dice que estará funcionando antes que concluya su sexenio, se vuelve a complicar.

¿Alguien le echó la sal? ¿Alguien lo maldijo? ¿Alguien contrató a los brujos de Catemaco y le hicieron su trabajo? Porque si no es una es otra y el mentado túnel no avanza, se atora, se estanca y pareciera que está condenado a quedar en el olvido.

Yo lo vi, ustedes seguro igual. Con los brazos en alto, actuando como si fuera el ganador del Big Brother, salió el gobernador de Veracruz luego de atravesar el túnel a pie. La imagen fue registrada por la TV y la dieron los noticieros. Se publicó la foto en los periódicos y qué vuelo hubo en los espacios de radio.

Ya está, decía Javier Duarte. Esto se termina antes que concluya el gobierno duartista. Y lo festejaba como si fuera una gesta heroica.

Le valió ese triunfalismo una andanada poca mai. Lo menos que le dijeron al gobernador era que si no le daba vergüenza haberse pasado todo un sexenio con la misma obra, haberla heredado de Fidel Herrera y apenas poder terminarla el próximo octubre, un mes antes de largarse del gobierno de Veracruz.

Se lo dijeron pero le valió. Su compromiso, dice Javier Duarte, es que esa obra quede terminada. Y de paso que la gente de Coatza y Allende se sienta agradecida porque se estarían ahorrando un buen de tiempo para llegar a sus destinos. Y si tan agradecidos están, que voten por el PRI en la elección de gobernador.

Bueno, eso será para los que quieran usar el túnel, porque otros, después de tanta corrupción, de saberse que hay mala calidad en los trabajos, de ver que otros túneles similares o de mayor dimensión y que los comenzaron a construir después que el nuestro y ya funcionan desde hace tiempo, difícilmente transitarán por el famoso túnel sumergido de Coatzacoalcos.

Tentativamente, la obra quedaría finalizada en octubre próximo. Y digo quedaría porque ya le volvieron a salir chipotes. Ahora son los trabajadores los que suspenden actividades alegando una violación al contrato colectivo que firmaron con la compañía constructora.

Este lunes 15, las centrales CTM y CROC, que son las que aportan la mano de obra, pararon los trabajos en protesta porque la compañía española FCC decidió traer personal de otra parte del país. Se arreglaron con un sindicato nacional y ahora serán otros trabajadores quienes se queden a realizar el final del túnel.

Se trata de un desplazamiento laboral, según alega el líder obrero, Vicente Aparicio Rosario. Se trata de que habiendo un contrato colectivo firmado entre la empresa española FCC y la alianza CTM-CROC, ahora la compañía firma un nuevo contrato con un sindicato nacional.

El lunes pararon las obras por siete horas. Dice el líder que lo volverá a hacer para que se respete el contrato colectivo y amaga con acciones en las que se involucrarán la CTM y la CROC.

Nomás eso le faltaba a Javier Duarte. Nada digno construye su gobierno y cuando todavía se escuchaban sus palabras de júbilo porque ya hay luz al final del túnel, surge el conflicto con los obreros.

Compró Carlos Slim una buena cuota de acciones de FCC, se convirtió en accionista mayoritario y como por arte de magia se arregló el asunto del túnel. Le inyecta mil millones de pesos, releva al gobierno de Veracruz de cualquier pago y reinician los trabajos. Y de pronto todo se cae.

Un genio, seguramente, fue quien decidió que para reiniciar la obra hay que traer obreros de otra parte del país. Si hay un contrato colectivo de trabajo firmado, para qué andarle queriendo ver las chichis a la ballena. Pónganse a trabajar y a terminar el túnel.

El problema es que ya tensaron la relación laboral. El dirigente regional de la CROC, Lázaro Muñoz, se los dice directo, como para que no les quede duda: “Aquí los vamos a atorar mientras, hoy ya no trabajaron desde las siete de la mañana”.

Día que los obreros paren, día que habrá retraso, día que se postergará la fecha de entrega. Y de seguir así, el túnel quedará concluido, si es que lo concluyen, cuando Javier Duarte ya haya dejado de ser gobernador. O sea, un fracaso más.

No es normal. Esto va más allá de la ineficiencia de un gobierno que prefirió dejar que todos le metieran la mano al dinero, que ha encubierto los actos de corrupción, que hizo del túnel una caja chica y el instrumento para que muchos se enriquecieran.

Por algo no lo concluyen. Como si alguien le hubiera echado la sal, como el túnel tuviera una maldición.

(Comentarios y tips a: [email protected]



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