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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Priistas contra priistas en el túnel sumergido

18/02/2016 08:45 a.m.

A ese paso, no tarda en correr sangre, que los obreros se trencen a golpes, que se involucren otros sindicatos, que sea una batalla campal y que el túnel sumergido de Coatzacoalcos se vuelva a estancar.

En tres días, ahí, en la obras del polémico túnel, nadie ha dado golpe. Los cetemistas dicen que ellos tienen un contrato colectivo de trabajo y los de la Astrac dicen que ese contrato es balín.

Y como donde las dan, la toman, las obras del túnel no avanzan.

En tres tres días, les decía, todo se suspendió. Fue un movimiento de brazos caídos, una protesta de los obreros que alegan que la titularidad del contrato es de la CTM y la CROC, dos organizaciones priistas, una encabezada por Carlos Vasconcelos Guevara y la otra por Lázaro Muñoz López.

Ellos dicen tener el único contrato válido, el que se firmó originalmente cuando arrancó el proyecto del túnel sumergido, y luego suscribieron otro, al que no le quieren dar validez. Pero como dicen los abogados, y como alegan los trabajadores, primero en tiempo, primero en derecho.

El primer día, el lunes 15, la lógica falló. Si el gobierno de Veracruz es priista, si los obreros pertenecen a sindicatos priistas, si lo que tienen enfrente es una elección donde se juega el futuro del PRI en el gobierno estatal, lo menos que pudiera pensarse es que todos serían llamados a cuentas, a firmar un pacto de no agresión, a comprometerse a firmar la pipa de la paz, a alinearse y todos felices y contentos.

Pero no fue así. Los cetemistas ya lo plantearon: el contrato es suyo y se les respeta o no dejan pasar a los de Astrac. Por supuesto, eso implica que el túnel se queda como está. Le falta poco pero no va a avanzar. 

Los de Astrac aseguran que la razón está de su lado, que cuando Carlos Slim entró a rescatar el proyecto del túnel, su empresa suscribió el contrato con ellos y que el otro contrato no tiene validez alguna.

Quien habla por Astrac es Joaquín Montillo, un personaje que antes estuvo en el Partido de la Revolución Democrática, que hace poco andaba liderando al sector campesino del PRI y que ahora ya es obrero.

Su dirigente estatal es Edgar Díaz Fuentes, diputado local del PRI en Veracruz, un político al que no le cumplieron el sueño de ser dirigente del sector popular priista en la entidad.

Un día, Edgar Díaz Fuentes envió una horda de campesinos, desalojaron al grupo que estaba apoderado de la CNC en su sede estatal, en Xalapa, y sintiéndose Napoleón se ciñó la corona de emperador.

Pero un día no muy lejano descubrieron que ni era líder de nada, ni era siquiera campesino. Y lo mandaron al carajo.

Ahora anda pepenando contratos de obra y qué mejor que lo que queda del túnel sumergido de Coatzacoalcos, así sea un chancastito, el puro residuo, lo que otros no quieren.

Edgar Díaz y Montillo son la pareja atómica. Cierto, güeyes, no es hablada.

No son pareja sentimental pero sí cómplices en aquello de ir, arrebatar, despojar y salirse con la suya.

Ni Edgar Díaz ni Joaquín Montillo son campesinos, aunque anden encabezando organizaciones de gente del campo. Tampoco son obreros, mucho menos líderes, que sepan si a un ladrillo se le pone el cemento por fuera o por dentro.

Montillo se ostenta como secretario de trabajo de Astrac y los obreros que encabeza han de imaginar que actúa de buena fe y que les va a conseguir algunos turnos en la obra del túnel.

Pero ahí va lo mejor. Montillo alega que el contrato con los cetemistas funcionó mientras el constructor era CTC, o sea Concesionaria del Túnel de Coatzacoalcos. Ahora, dice, es la empresa de Carlos Slim, la cual firmó contrato de trabajo con Astrac.

Ah chingá. Ta’ pentonto. Y peor los que le creen. El concesionario sigue siendo la compañía española FCC, que antes era la cabeza de CTC, y ahora está en manos de Slim porque éste adquirió la mayoría de las acciones.

Pero aunque fuera como Montillo dice, es la misma obra y a eso se le denomina sustitución de patrón, y los derechos los siguen teniendo los obreros cetemistas.

Lo cañón es que los obreros cetemistas son priistas y los que reclaman el contrato, o sea Montillo y Edgar Díaz, también son priistas. Y al generarse el conflicto, parar los trabajos del túnel, amagarse con violencia, descalificarse y lanzarse amenazas, entre ambos bandos están reventando al gobierno priista de Veracruz.

O sea, la obra cumbre de Javier Duarte está a punto de irse a la goma, no concluirse en su sexenio y hacer el ridículo una vez más.

Y los que lo están provocando son los priistas. Como que si esa fuera la intención.

(Comentarios y tips a: [email protected])



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