Tú me perjudicas, nos perjudicas. Tú no quieres actores de programas de narco en el Paseo de la Alegría. Tú inquietas con tus preguntas sobre el petróleo en las playas. Tú eres incómoda. Tú alebrestas a los demás. Tú no escuchas bien. Tu, tú, tú y recontra tú.

Uta, el Gato Seco tiene seco el cerebro. Y el de su amo está peor. El de Daniel Martínez, el alcalde de Agua Dulce, está atrofiado porque lo que hizo el secretario del ayuntamiento, Agustín Hernández Monroy, increpando a dos periodistas, bloqueando su trabajo, evadiendo preguntas, por si no lo sabe, es una transgresión a los lineamientos oficiales y a la garantía constitucional de derecho a la libertad de expresión.

Del Gato Seco, Agustín Hernández Monroy, vividor municipal, atado a la nómina y disfrutando de las mieles del minipoder que le han dejado ostentar alcaldes de todo partido y de todo color, ya nada puede extrañar. Es así y no va a cambiar. Su mal es mental, no tiene remedio y está desahuciado.

Pero el responsable de que un gato rasguñe o que un perro muerda, o que haga popó donde quiera, es el que lo saca a pasear. Y ese es Daniel.

Se dio el caso en la conferencia de prensa en que se delinearon las actividades del Paseo de la Alegría, a celebrarse del 31 de marzo al 3 de abril. Ahí Violeta Santiago, corresponsal de Presencia, y Alma Jiménez, de El Liberal, formularon sus preguntas como debe ser, cuestionando sobre temas que interesan a todos, que la autoridad debe responder porque esos eventos son actos de gobierno y se realizan con recursos públicos, o sea del pueblo.

Me late que todos lo entendieron, pero no el Gato Seco y su amo Daniel. Violeta Santiago realizó sus preguntas: el costo del Paseo de la Alegría, la reconsideración del cambio del lugar del cierre del evento, la contratación de un actor conocido por una serie alusiva al tráfico de estupefacientes y el estado de las playas de Agua Dulce.

Le respondía el síndico único, Antonio Balcázar, pero cuando iba por la tercera pregunta, tomó la palabra el Gato Seco, pidió darle oportunidad a los demás reporteros, con la obvia intención de bloquear el trabajo de Violeta. Sin embargo, el tema eran las playas de Agua Dulce y sobre ello se abundó.

Unos minutos después, Hernández Balcázar pidió ayuda a los medios de comunicación para la difusión del evento. Y ahí soltó otra: “Yo he escuchado a dos tres gentes, afortunadamente es la minoría, dos tres gentes que en lugar de ayudarnos nos perjudican”.

¿Qué pex con este güey? 

La reportera de El Liberal, Alma Jiménez, preguntó sobre la derrama económica, a sabiendas que se esperaba la afluencia de 8 mil visitantes, como lo había manifestado el comité organizador. Hernández Monroy le soltó una majadería: “Creo que escuchaste mal”.

Luego Violeta Santiago cuestionó sobre a quién se refería con eso de que había quien perjudicaba el evento. El Gato Tonto le contestó: “Una de ellas eres tú”.

Tuvo que intervenir el síndico Antonio Balcázar para dar por terminada la conferencia de prensa. Violeta Santiago y Alma Jiménez siguieron al secretario del ayuntamiento a su oficina. Le preguntó Alma Jiménez por qué su pregunta mereció la respuesta “que usted me dio”.

El Gato Seco se puso loco. Alzó la voz, se alteró y prácticamente las corrió de la oficina. Dos ediles, un regidor y el síndico, reprobaron la actitud del secretario del ayuntamiento. Pero el que no dijo ni madres fue el alcalde Daniel Martínez, el amo del felino.

Del asunto tomó cartas en el asunto la comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas, que través del comisionado Jorge Morales Vázquez, entabló comunicación con ambas reporteras. Emitirá las recomendaciones del caso, se registrará como antecedente y le solicitará un informe documentado al presidente municipal.

La fobia de Daniel Martínez hacia la prensa crítica es manifiesta. Lo enchila que le descubran sus transas, las obras en que dilapida el dinero del pueblo y los abusos en que suele meterse su esposa por negligente, por manejar el DIF a ciegas.

Por eso le valió que a las dos reporteras las tildaran de personas que perjudican al gobierno municipal. ¿Perjudican en qué? ¿Preguntando por qué son incapaces de realizar un evento público con un mínimo de inteligencia, por qué contratan a un actor relacionado con series de narcos, qué tanto afectará al turismo que haya playas contaminadas?

Perjudican Daniel y Hernández Monroy, uno con su silencio cuando debe meter orden y el otro con sus habladurías de lavadero, de frustrado intolerante o quizá porque la última ya no le bajó.

Si no lo sabían, que lo sepan: es agresión a periodistas cuando no les garantizan “el derecho a recabar y difundir información”. Y eso fue lo que hizo el Gato Seco. Y eso fue lo que aplaudió el alcalde

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