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“Haiga sido como haiga sido”, lo que ahí había eran varios policías, medio encuerados, bailando en diferentes mesas, motivados por el payaso Pipirrín y dándole vuelo a la hilacha con el strip-tis.

 “Haiga sido” porque lo sugirió el pinche payaso o porque le pareció a toda mother al secretario de Seguridad, Arturo Bermúdez Zurita, festejar en el Día Internacional de la Mujer a las policías y a las féminas que trabajan en la corporación con un desnudo a medias, no está bien.

Y la cosa no paró ahí. Tomó la palabra el mentado Bermúdez y expresó que así como hay día de la mujer, debiera haber un Día del Hombre, y por qué no, el Día del Gay.

Bueno pues. Aquello era para revolcarse de risa. El que hablaba era el otro payaso, el que no llevaba disfraz llamativo, ni nariz de bolita, ni peluca de color, ni zapatos del número 50. Era Bermúdez y, óigame no, qué chistoso es este güey.

Pipirrín empezó con sus ocurrencias, como esa de mofarse de las damas policías, y le siguió Bermúdez mostrando que es más chispa que Cepillín.

Reír es, según Selecciones, un remedio infalible. Con la risa todo es mejor. Con la risa se encara la adversidad. Con la risa se va la enfermedad y regresa la salud.

Los que traen la sonrisa en los labios son hombres en paz. Su alma está en equilibrio y se contagia tranquilidad.

Pero de ahí a que en un festejo por la mujer los policarpios se encueren de la cintura pa’ arriba, nomás no.

 “Alcen las manos las que son vírgenes… las que son vírgenes, no mames, ni modo que las voy a revisar ahorita”, dijo Pipirrín, ya saben, poniendo en duda que hubiera una sola policía casta.

Y claro, Bermúdez soltó la carcajada. Y como se rió el jefe, a reír todos chingao.

Tomó la palabra el secretario y dejó en claro algo que ya todos han venido sospechando: Bermúdez es el mejor policía, Bermúdez es el mejor estratega, Bermúdez es el más derecho, Bermúdez es el más valiente, todo héroe al que no se le puede igualar.

Y como Pipirrín le estaba ganando los reflectores, entonces tenía que contar los mejores chistes del momento. Fue ahí donde el secretario soltó aquello de que así como se instituyó el Día de la Mujer, también habría que proponer que haya Día del Hombre y por añadidura el Día del Gay.

Jajaja. A reír. Jajaja. Lo dijo Bermúdez y eso, todos los policías de Veracruz lo tienen que ver megachistoso. Me rasco en sobaco para poder reír.

Entonces Pipirrín armó el show que nadie se habría de imaginar: los policías habilitados como stripers.

Se ve que lo tenían ensayado. No fue algo casual. Estratégicamente distribuidos, se treparon a las mesas. Al ritmo de la música comenzó el contoneo, las risas de las féminas, los gritos de sus compañeros, un desmadre chido y bien organizado.

En las fotos se ve a Bermúdez Zurita con tremenda sonrisota, disfrutando el show. Atrás de él, en una pantalla de gran tamaño, la imagen de sus policías con el torso desnudo.

La condena ha sido general. Que tienen derecho a divertirse, ni quien lo dude. Que haya relax, por supuesto. Que se la pasaron chúper, se ve que sí.

Pero lo que todos los veracruzanos ven mal es que mientras los policías de Bermúdez se medio encueran y hacen su strip-tis, la violencia en Veracruz cada vez está peor.

A diario hay levantones, como el ocurrido en Tierra Blanca con los cinco jóvenes, supuestamente asesinados por el crimen organizado luego que la policía de aquel se los entregara.

Veracruz figura entre los estados del país con mayor número de secuestros, y muchos de ellos son perpetrados por policías o ex policías.

Veracruz es un cementerio clandestino. Cada vez hay más fosas clandestinas y en ellas aparecen cuerpos tanto de gente ligada a la delincuencia como de inocentes.

Las ejecuciones van en aumento, provocando zozobra y miedo entre la población que se siente desprotegida ante el avance de la violencia y la impunidad con la que se conducen los sicarios del crimen organizado.

Los niveles de inseguridad en Veracruz son alarmantes, sembrando angustia entre la sociedad y un estado de crispación, entremezclado con un repudio generalizado hacia el gobierno de Javier Duarte de Ochoa.

Y mientras la ola de sangre avanza por todos los rincones de Veracruz, en la Academia de Policía un grupo de uniformados se sube a las mesas, se quita la camisa, baila cachondamente y provoca las risas del secretario de Seguridad, Arturo Bermúdez Zurita.

 “Haiga sido como haiga sido”, diría Calderón, es un error. Mientras Veracruz cae en manos de la delincuencia, hay violencia en las calles y en el campo, aparecen ejecutados por todas partes, secuestran a quien quieren, los criminales son impunes y hasta gozan de protección, los policías de Bermúdez hacen strip-tis.

Qué mal andamos.

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