Ella dice que nos deben la paz, los desaparecidos, la esperanza de los jóvenes, los valores éticos de fraternidad, los 2 mil millones de pesos y los impuestos que les han descontado al personal de la Universidad Veracruzana y que no han llegado a Hacienda.

Ella dice que nos deben nuestros sueños de un mejor Veracruz y de un mejor México, lo signado y convenido, los derechos de los jubilados.

Ella dice que nos deben, nos deben, nos deben.

Ufff y recontra ufff. Ella es Sara Ladrón de Guevara y es la rectora de la Universidad Veracruzana, reclamando los recursos que el gobernador Javier Duarte de Ochoa se apuñaló.

La movilización de universitarios se dio en Xalapa y en cinco ciudades que son sede de la universidad Veracruzana, reuniendo a miles, no sólo al estudiantado, a los catedráticos, a los funcionarios, a los trabajadores y líderes sindicales, sino a la sociedad civil, al empleado, al ama de casa, al empresario, al comerciante, a todo aquel que tiene un mínimo de sensibilidad.

¿Cómo llegó Javier Duarte a esto? Gracias a su soberbia y a sus malas mañas. Gracias a la altivez que provoca que el hombre minúsculo se sienta un titán y superior a todos, que suponga que puede disponer de lo que no es suyo, del dinero que es para la educación superior, del subsidio que otorga el gobierno federal y el estatal, y que es para formar mejores profesionistas, humanistas, ciudadanos de bien para servir a la sociedad.

Por muy gobernador que sea, a nadie se le permite apoderarse de los recursos para la educación. Quizá sobre lo que tiene control directo sí. Quizá lo que destina a la educación básica y media sí. Quizá por ello hay desvío de recursos en la Secretaría de Educación de Veracruz por varios miles de millones de pesos, porque ahí no hay quien le diga que no, quien le ate las manos, quien le impida que tome el dinero y lo desaparezca. Pero la UV es cuento aparte.

Salieron los universitarios a reclamar y a increpar al gobernador, unos con lenguaje cuidado y otros con gritos abiertos, retando al jefe de las instituciones de Veracruz y hasta lanzando insultos.

“Duarte, marrana, devuélvenos la lana”, era una de las consignas en Coatzacoalcos. “Duarte, ladrón, no me robes mi pensión”, otra en Veracruz. “Duarte, ten vergüenza y paga lo que debes”, una más. “Duarte, el dinero de la UV devuélvelo”, otra. “Duarte, entiende, la UV no te quiere”, gritaban los chavos de Córdoba. “El que no brinque es Duarte”, y había que verlos a todos en Plaza Lerdo brincando desenfrenados porque nadie, absolutamente nadie quiere ser como el gobernador.

Y así la madriza, sin respetar a un gobernador que no muestra respeto por la UV, por su vida académica, por el desarrollo profesional de más de 70 mil alumnos a los que les entorpece sus estudios en la medida que retiene los fondos que son de la UV.

Es un día alegre y también sombrío. Alegre porque los universitarios mostraron unidad y los embargó el espíritu de lucha, todos en torno a su rectora y a los principios que le dan lustre a la afamada Universidad Veracruzana. 

Sombrío porque la causa que los une es el despojo que hace un gobernador, cuyo signo es la corrupción y el abuso, que desaparece más de dos mil millones de pesos y luego sale con que a la UV no se le debe nada porque en su relación institucional no hay adeudos, lo que hay es un subsidio que se paga en la medida que el gobierno tiene dinero. Y como no hay lana, que se friegue la universidad.

Fueron miles en torno a la UV. En Xalapa se escuchó el “Todos somos UV”. En Veracruz, Coatzacoalcos, Córdoba, Poza Rica, en todas las sedes regionales el reclamo fue igual.

Ni la lluvia pudo con los universitarios, que este jueves 10 marcharon y se concentraron en las plazas, que se expresaron con toda libertad, venciendo las amenazas y los amagos de violencia, que enfrentaron la intolerancia de Javier Duarte, que demostraron que la razón está muy por encima del atropello a la ley.Quién lo iba a pensar. Javier Duarte logró lo que aquí habíamos dicho: unificó a todos pero en su contra.Esto es apenas el inicio. Que los universitarios hayan marchado no resuelve el problema de ahogamiento financiero. Es sólo un paso. Es sólo la postura de la UV y su comunidad ante la retención de recursos financieros que si no son entregados amenazan con acabar con su funcionamiento y que los estudiantes vean frustrados sus sueños de convertirse en profesionistas.Lo que sigue es que Javier Duarte devuelva el dinero y que deje de soñar que a la UV se le puede someter.

Nos deben el dinero, la tranquilidad, los sueños, la paz, los desaparecidos, los valores éticos, lo signado y lo convenido, le dice la rectora Sara Ladrón de Guevara a Javier Duarte.

Nos lo debe y nos lo va a pagar.

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