Otra vez los muertos, los levantones, el ajuste de cuentas, la desaparición y la protesta de familiares, en una Semana Santa que concluye teñida de sangre, entre el dolor cristiano por la pasión de Jesucristo, el mayor de los actos de amor por los semejantes, y también el clamor por la inseguridad y la mano del crimen organizado.

Semana para olvidar. O mejor dicho, para que no ocurriera lo malo y, en cambio, reinara la paz. Debió ser tiempo de reflexión, de perdón, de reconciliación. Y ocurre lo contrario, desapareciendo gente que fue arrancada de sus hogares, siendo hallados más tarde si vida en un basurero cercano a Minatitlán.

O el caso del dueño de un bar donde hay table dance, al que le llegan los sicarios cuando se hallaba en la playa y que le vacían las armas, matándolo a él e hiriendo a los que lo acompañaban.

Todo sucedía en Coatzacoalcos, donde desapareció la serpiente en tiempos precolombinos, pero donde hoy aparecen los narcos —y dicen que también la Fuerza Civil y hasta los elementos federales— y ¡zas! se llevan a la gente y comienza esta novela de sangre.

Son hechos que parecieran inconexos pero no es así. El punto clave es el basurero, ya clausurado, de Las Matas, a pie de carretera entre Coatzacoalcos y Minatitlán, más cerca de este municipio. Ahí hallaron los primeros cuerpos, tras un enfrentamiento de la policía con presuntos sicarios.

Según la versión oficial, realizaban su rondín los elementos de la Fuerza Civil, la madrugada del sábado 26, cuando vieron dos autos en el basurero. Se acercaron con las luces apagadas, intentando sorprenderlos. Fueron recibidos a balazos y se armó el enfrentamiento.

Dos varones y una mujer fueron abatidos. Había otros tres cadáveres. El de una mujer estaba en la cajuela de uno de los autos, otro en el piso de arena y uno más sobre un sillón viejo. Supuestamente eran tres malosos y tres levantados y ejecutados.

El jueves 24 por la madrugada sucedieron tres levantones en Coatzacoalcos. De la colonia Playa Sol se llevaron a dos personas que se hallaban en un domicilio. Sus nombres eran Jonathan Guillén Gómez, de 23 años de edad, comerciante, y Cristian Francisco Hong, de 36 años, taxista. Los dos fueron sustraídos de una casa en la avenida Chabacano número 2.

En otro domicilio de la colonia Rancho Alegre II fueron levantados Mario Antonio Ahedo Guillén, de 26 años, ayudante de albañil, y Carlos Esteban Pérez Tolín, mecánico.

Hubo un caso más. Al comerciante de automóviles, Fausto Isaac Cruz Aviña, de 40 años, lo sustrajeron de su domicilio, en Campeche 404 de la colonia Petrolera.

Un rato después, los familiares de los desaparecidos bloquearon el puente Las Calzadas, a la entrada de Coatzacoalcos, exigiendo que los levantados fueran localizados y presentados con vida. Acusaron que la policía y hasta elementos de la Marina o el Ejército podrían estar involucrados en el hecho.

Poco después identificaron a los cuatro. Estaban entre los restos hallados en el basurero Las Matas, pero nada se sabe del comerciante de autos Fausto Isaac Cruz Aviña.

La versión oficial provoca aún más dudas. Se llevaron a cinco la madrugada del jueves 24, incluido Cruz Aviña, quien no aparece. Supuestamente dos de los tres cadáveres hallados en el basurero eran varones; la otra era la mujer encajuelada. Los tres serían víctimas.

Pero resulta que en el enfrentamiento con la Fuerza Civil murieron los tres delincuentes, una mujer y dos varones. Y esos dos varones resultaron ser los otros dos levantados la madrugada del jueves 24.

O sea que se levantaron a sí mismos, victimaron a los otros que aparecieron en el basurero y después los abatió la Fuerza Civil. O de plano hubo otra mano que los ejecutó a todos y el presunto enfrentamiento queda en entredicho.

Pero el asunto no para ahí. La tarde del sábado 26 fue acribillado el dueño del bar La Bella Lola, Mario Chang González, a quien atacaron dos sicarios y le asestaron cuatro balazos. En la agresión resultaron heridos José Ángel López Aragón, Eder Maldonado Mijangos y Xiomara Vidal Zarauz. La versión oficial es que se trató de un ajuste de cuentas.

La Bella Lola es un antro de Coatzacoalcos cuyo principal atractivo es el table dance, baile y desnudo a cargo de chicas que deben fichar con los clientes.

Wow. Qué mal plan. Una Semana Santa que se tiñó de sangre, que volvió a marcar la realidad de Veracruz, al que no lo suelta la violencia y donde la inseguridad es el factor que define que andamos mal.

Semana Santa es para reflexionar, para entender el mensaje de amor de Jesucristo, la lección que nos da ofreciendo su vida para vencer al pecado y a la muerte, para darle a los creyentes la esperanza de la eternidad con Dios.

Y qué pasa. Levantan gente, la desaparecen y la matan. Qué mal andamos.

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