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¿A quién creerle? ¿A Miguel Ángel Yunes, candidato de la coalición PRD-PAN, el que denuncia penalmente al goberts Javier Duarte por enriquecimiento ilícito o a Miguel Ángel Yunes, cuyo hijo Omar es sospechoso de haberse valido de una firma panameña para desviar millones hacia un paraíso fiscal, evadiendo al fisco?

¿O a Héctor Yunes Landa, el candidato del PRI que no termina de deslindarse de Javier Duarte, al que un día le dice que le va a aplicar la ley porque trae ganas de pescar peces gordos y al otro le caravanea porque asegura que el goberts es un mal necesario para su campaña?

¿O a Cuitláhuac García, de Morena, el pejepartido, al que solo en Xalapa lo conocen y que cuando abre la boca únicamente es para pegarle a Yunes Linares o para defender al goberts de las denuncias por corrupción? ¿No será que para eso lo contrató Javier Duarte?

¿O a Juan Bueno, que de bueno no tiene ni el apellido, que le entró a la contienda por el gobierno de Veracruz como independiente, dejando al PAN, sólo para bajarle votos a Yunes Linares, haciendo como que no se acuerda que también tiene sus pecadillos en su paso por Pemex Refinación del que fue director, acusado de haber beneficiado a familiares con el transporte de productos petroleros?

¿O Armando Méndez de la Luz, que está igual que Cuitláhuac García, al que sólo en Xalapa lo conocen, sin presencia en el resto de Veracruz, apadrinado por Dante Delgado Rannauro, líder moral de Movimiento Ciudadano, pero del que no sabe nada en el resto de la entidad?

¿O Alba Leonila Méndez Herrera, que llegó al PAN creyendo en Dios y hoy se comporta como si estuviera poseída, imaginando que todos los cargos públicos se hicieron para ella, desde una alcaldía, la de Atzalán, la diputación local y federal y ahora el gobierno de Veracruz, y como en el PAN no se le dio, se volvió del PT, y mañana quién sabe?

¿O al Pipo Vázquez Cuevas, ese muchacho vivaracho, el más rojo de los panistas, el que cortó muchas flores en el jardín de Fidel Herrera, entre ellas varias notarías, una para su esposa y otras para sus ayudantes y amigos, además de muchos millones a cambio de controlar a los pitufos en el Congreso del Estado? Éste va por el PES.

De todos, sólo dos tienen posibilidades de ganar la elección de gobernador: Yunes Linares y Yunes Landa. Cuitláhuac, el Moreno, sólo va a posicionar a su partido pero hasta ahí. Los demás son pura comparsa.

Y de esos dos, hay más puntos negros que blancos, más cosas que criticarles que virtudes de las que se pueda uno acordar.

Yunes Linares es el que viene anunciando que perseguirá con la ley en la mano a Javier Duarte y a quienes se enriquecieron saqueando la tesorería del gobierno de Veracruz, y obligándolos a que devuelvan lo robado.

Con esa promesa trae loca a una buena parte de los electores, así como en la Revolución Francesa, cuando la gente quería ver rodar cabezas de los que vivían en la opulencia mientras al pueblo se lo cargaba la bruja muriéndose de hambre.

Yunes Linares denunció al goberts Javier Duarte por enriquecimiento, documentando cada caso, cada vivienda adquirida, cada departamento comprado, cada rancho, cada hotel, cada yate, cada edificio, cada cuenta bancaria.

Pero ese mismo Yunes Linares es el padre de Omar Yunes Márquez, señalado en la investigación Panamá Papers de haber sostenido negociaciones para trasladar fondos de manera ilegal hacia Nueva Zelanda, un paraíso fiscal, evadiendo a las autoridades mexicanas.

Entonces habría que valorar si se le puede creer a Yunes Linares todo lo que dice de combatir la corrupción y meter al tambo a Javier Duarte y a sus amigos.

Héctor Yunes está igual o peor. Ahí están los videos en que habla maravillas de Javier Duarte y de Fidel Herrera Beltrán, exaltando las acciones de uno y otro, justificando las medidas económicas que a la postre provocaron el endeudamiento que padece Veracruz y la crítica situación en materia financiera.

Dice el candidato del PRI que “está listo” y hace que su gente repita: “estamos listos”. No se sabe para qué, si es para terminar de robar lo que hay en el gobierno o para sumir en mayor miseria a los más de dos millones de veracruzanos en condiciones de pobreza y extrema pobreza.

“Soy honesto”, repite a cada momento Héctor Yunes, como si eso fuera algo que él debiera publicitar, provocando que muchos sean los que duden y otros de plano le expresen que no es honesto quien ha sido cómplice de los que saquearon la tesorería del gobierno de Veracruz.

O sea que la caballada está flaca. Y no parece que vaya a engordar mucho de aquí al día de la elección. La mayoría compiten sin posibilidad alguna de ganar. 

De los siete contendientes, sólo dos tiene posibilidad de triunfo. Pero, la verdá, la verdá, de todos los candidatos no se hace uno.

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