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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Mejor que no hubiera venido Peña Nieto

22/04/2016 08:50 a.m.

Helo ahí, con todo su aparato de seguridad, cuidado como temiera que lo levantaran como a  cualquier veracruzano, como si le preocupara que los familiares de los desaparecidos se le fueran a ir encima. Sí, Enrique Peña Nieto llegó rodeado de un impresionante aparato de seguridad, visitó Clorados III, el hospital de Minatitlán y se fue.

Y entonces yo, como muchos, nos enchilamos de solo pensar que este tipo, que encabeza las instituciones federales, que es el titular del Poder Ejecutivo, que tiene un poder poca ma’, nada vino a resolver.

Qué no hubieran dado los familiares de los desaparecidos, esos que quizá estén muertos, bajo los escombros, a causa de la explosión de la planta Clorados III o como se llame ahora, porque Peña Nieto los hubiera escuchado, llevado al interior de las instalaciones siniestradas y les hubiera dado la seguridad de que su gente está bien, o en un caso último, una condolencia, un pésame, la certeza de que su difunto ya podrá descansar en paz.

Pero qué va. El Peña Miento realizó una visita de doctor. En una hora estuvo en lo que fue la planta Clorados III y en el hospital de Mina. Llego, camino, veo, escucho, hablo y ya me fui. Una burla total.

Anduvo por Veracruz en el aniversario de la heroica defensa del puerto, recordando a esos pocos militares y navales, a la población en general que dieron muestra de amor a México y a su pueblo, su jarochilandia, en 1914, y agarraron las metralletas y los rifles y se enfrentaron al ejército norteamericano y le dieron batalla por varios días, muriendo muchos, quedando heridos otros y convirtiendo aquella gesta en muestra de orgullo nacional.

Pues el Peña fue allá y dejó la ceremonia porque había que venir a Coatza. Yo dije ya la hicimos. Pensé en esas familias que ahí se la pasan afuera de las instalaciones donde ocurrió la explosión, esperando que los dejen entrar, que puedan ir a buscar los restos de sus parientes, sin dejar de imaginar que los van a hallar vivos.

Imaginé, como sí sucedió, que estaría en un hospital donde se da atención a los heridos por la explosión. Y sí, fue al hospital de Pemex en Minatitlán. Oh decepción. Ahí no estaba la mayoría de los quemados o golpeados por el estallido de Clorados III.

Urgía que el preciso hiciera una declaración mega cañona, que adelantara que se pondría a consideración la posibilidad de cancelar el acuerdo con Mexichem, que es la empresa que tiene a su cargo la planta Clorados III en asociación con Pemex.

Pero ni soñando. Fue frío, como si la sensibilidad no se le diera y a Mexichem no se le pudiera inquietar.

Se queda Peña Miento con que se realizará una profunda investigación para determinar qué produjo la explosión del miércoles 20 y quiénes tienen responsabilidad.

La bronca es creerle. Y peor cuando no se percibe enjundia en el presidente, algo que contagie a los familiares de los desaparecidos, que los haga concebir la posibilidad de que se les hará justicia y que los culpables de la tragedia irán a la cárcel.

Tenía tela de donde cortar Peña Miento. Pudo hablar frente a frente con los afectados. Pudo haber sentido su angustia y su desesperación. Pudo haberles dado consuelo y la promesa que en un par de días volvería a estar con ellos.

Se habría ganado a la gente si las esposas, madres y hermanas de los que no aparecen lo hubieran acompañado al interior de la planta y ahí hubiera roto el hielo y disminuido la tensión y le coraje. Pero prefirió pasar a cierta distancia, olvidándose que ellos también son mexicanos y que merecen respeto y comprensión.

Peña Miento está acostumbrado a las porras de viejas pedorras que le piden que les haga un chamaco. Ah, méndigas calenturientas. Mejor vayan a guisarle unos frijoles al marido y atiendan a sus hijos, o sean eficientes en sus empleos e incluso sean triunfadoras en sus empresas.

Las que apapachan al presidente son las consentidas. Y en ese ambiente es que se mueve Peña Miento, sin nada que lo altere, sin reclamo que lo incomode.

Llegó a Coatza y de ahí lo trasladaron a Clorados III. La gente fue mantenida a cierta distancia sin posibilidad de que los escuchara ni que les contestara.

Eso muestra a un presidente frío cuya única preocupación es salvaguardar sus intereses y los de los grupos políticos, irritando aún más con su indiferencia a quienes hoy viven la angustia de no saber si sus familiares están vivos o murieron en la explosión.

Para salir con una visita de doctor, mejor que Peña Miento no hubiera venido.

(Comentarios y tips a: [email protected])




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