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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Mario se cansó y denunció a la Fuerza Civil

06/05/2016 08:36 a.m.

Una y otra vez, Mario se las aguantó. Lo intimidaban, acosándolo e insultándolo, recibiendo empujones y hasta amenazas, y él, como profesional que es, siempre aguantó. Pero esta vez no, porque que te quiten tu instrumento de trabajo mientras transmites la noticia, es imperdonable. Y por eso los denunció. Mario Morales Patraca es de los periodistas que están siempre en la línea de fuego, cerca de los muertos y heridos, checando datos y recogiendo la versión de los testigos. Es su trabajo y lo realiza con pasión. Mario, corresponsal de PRESENCIA y reportero de Radio Hit en el noticiero Notisur, en Coatzacoalcos, acudió literalmente a la escena del crimen. A la distancia observó el cuerpo del chofer Antonio González, tendido sobre el pavimento, y en el otro costado de la camioneta blanca el de la señora Leticia Candelaria González Chávez, a la entrada de la escuela Anglo Mexicano.

 Llegó Mario Morales a lo que según varios de los testigos en el lugar de los hechos se pensó sería un intento de secuestro de la pequeña de seis años, hija de Leticia González, empresaria propietaria del negocio de juegos infantiles Smiling Games. Ahora, la Fiscalía General de Veracruz dice que no fue intento de secuestro sino ejecución y que al parecer una de las víctimas es familiar del Comandante H, un jefe de plaza que hace tiempo fue detenido por militares, pero los jueces lo dejaron libre.

 Como el crimen ocurrió a las 13:15 horas, el miércoles 4, Mario Morales llegó al lugar y realizó un enlace con su base radiofónica, a fin de transmitir la noticia en vivo, con toda precisión. Ahí estaba, captando los hechos y realizando el relato a su noticiero, viendo cómo le aplicaban primeros auxilios a Leticia González, cuando un elemento de la Fuerza Civil comenzó a replegar a los reporteros. 

El tipo, con uniforme verde, boina y lentes oscuros, empujaba a los periodistas. “Por favor, por favor”, decía mientras avanzaba, nada cordial el gañán y con ínfulas de jijuesuchi. Se observa en el video que captó otro de los reporteros que el policía le arrebata a Mario Morales su teléfono celular en el momento en que el periodista describía lo que ocurría y la forma en que el policía los hostiga. 

Algo le dice el elemento uniformado y Mario Morales le acerca el teléfono para que se escuche lo que le dice. Es ahí cuando con un manotazo se lo arrebata. De inmediato, el policía voltea hacia atrás y le entrega el teléfono a otro uniformado. Se oye una voz que afirma que está grabando todo. Se ve al elemento de la 

Fuerza Civil encarando al que graba. Le dice algo inaudible. Luego levanta la mano y apunta con el dedo al que registra las imágenes. Con ese aparato, Mario Morales estaba transmitiendo la información a Radio Hit y lo dejaron sin su instrumento de trabajo. El reportero que graba el video le dice al policía de Fuerza Civil que pida las cosas por favor. Después le requiere que entregue el teléfono.

 Así lo hace pero sigue hostigando. Pueden verse a más elementos uniformados cuando comienzan a colocar una cinta amarilla a manera de perímetro para que nadie pueda acercarse y así los peritos criminalistas puedan realizar su trabajo. Otros periodistas reclaman que están realizando su trabajo y que mientras no coloquen la cinta amarilla ellos pueden acercarse a captar imágenes y tomar datos. Van varias que le hacen a Mario Morales Patraca. 

Esta vez denunció penalmente a la Fuerza Civil, una corporación de la Secretaría de Seguridad Pública que se suponía era una cuerpo de élite pero sobre la que llueven acusaciones de desaparición forzada, tortura y prepotencia. 

En su denuncia, Mario Morales describe al policía como “muy violento, muy agresivo, prepotente e incluso me arrebata el teléfono celular que en ese momento estaba enlazando en vivo narrando los hechos y se pierde la interlocución”. Mario Morales apunta un hecho significativo. “Va la policía contra nosotros, no contra otra persona. Hay muchas personas civiles y curiosos que van y toman sus fotos y a ellos no les hacen nada. Van contra la prensa”. Eso es cierto. 

El hostigamiento es contra la prensa. La gente puede acercarse, curiosear, y no les hacen nada. Tal pareciera que hay línea para no dejar que los periodistas trabajen y cuando sea necesario, quitarle sus instrumentos de trabajo o agredirlos. A Mario Morales lo traen de encargo. Cada vez que pueden lo amedrentan, obstaculizan su trabajo y le niegan información. 

Y ahí les va lo peor. Desde que llegó el Mando Único, las amenazas se han incrementado y los hostigan los elementos policíacos. Los reporteros que cubren la fuente policiaca están plenamente identificados. A Mario Morales se lo hicieron varias veces. Le impiden realizar su labor, amenazándolos y entorpeciendo su trabajo. Pero todo tiene un límite y ellos lo sobrepasaron. Por eso los denunció. Hizo bien. Esos policías no sirven para cuidar a la ciudadanía, pero qué tal para joder a los reporteros.​


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