​Violeta no está sola. Tiene a sus lectores, a sus amigos, a su familia y a sus compañeros periodistas que la respaldan, que la alientan para que siga ejerciendo su libertad de escribir y que no van a permitir que la intimiden y la amenacen.

Sí, hablo de Violeta Santiago, nuestra compañera, corresponsal de PRESENCIA en Agua Dulce, una cronista, una relatora de su tiempo, una acuciosa reportera que describe en su información los asuntos que son de interés general.

Hablo por ella y le digo que no está sola. En los días aciagos, ante las embestidas de quienes detentan el poder, no es vulnerable. Y es que si le quieren hacer algo a Violeta Santiago, es como si se lo hicieran a sus compañeros de gremio y también a sus lectores, los que por ella, por lo que escribe, lo que relata, conocen la verdad.

Mucho de lo que ocurre en Agua Dulce, se sabe por voz de Violeta Santiago, relatando cómo abusan los que manejan el ayuntamiento como si fuera algo propio, o disponiendo de los recursos del pueblo como si se los hubieran acercado para hacerlos algo suyo.

Recuerdo informaciones explosivas de Violeta y constato su compromiso con esa opinión pública que la lee a diario y que abre los ojos ante la realidad que le describe, por la contundencia de los datos, los documentos que cita, la pluralidad con que le da cabida a todos los actores relacionados con esa información.

Una de ellas fue el hallazgo de leche en un bodega del DIF municipal, echada a perder por falta de cuidado, por no tomar previsiones, por el importamadrismo del alcalde Daniel Martínez, por la incapacidad de la primera dama Nery Segura, por lo inhumanos e insensibles que son al dejar que la leche caducara cuando pudo haber servido para alimentar a gente necesitada.

Violeta Santiago le ha seguido la pista al alcalde Daniel Martínez en todas sus acciones y en todo aquello que afecta al municipio de Agua Dulce, sus desatinos, las pistas sobre la corrupción y un caso de nepotismo de alto costo para el erario del ayuntamiento.

El trabajo, como bien dice el refrán, habla por uno. Y en el de Violeta Santiago habla bien de ella. 

Al alcalde Daniel Martínez le ha descubierto varias transas, que incluso ameritarían acciones por parte de la Legislatura del Estado por violaciones a la Ley Orgánica del Municipio Libre. Detectó mal uso de recursos públicos y hasta posible daño patrimonial.

Hace algunas semanas, durante una conferencia de prensa, Violeta Santiago realizó varias preguntas sobre el Paseo de la Alegría. Lo que dijo incomodó a muchos. Lo que cuestionó generó el enfado del secretario del ayuntamiento, Agustín Martínez Monroy, un tipo que por un momento se creyó más poderoso que el presidente municipal.

El trato soez del Gato Seco comenzó a advertir que algo traía contra Violeta Santiago, al grado de increparla. “Yo he escuchado a dos tres gentes, afortunadamente es la minoría, dos tres gentes que en lugar de ayudarnos nos perjudican”.

La alusión fue directa. Violeta le preguntó a quien se refería y la respuesta fue “una de ellas eres tú”.

Ah chingá. El intocable la traía atrasada. En primera, un secretario del ayuntamiento no es edil. En las sesiones de cabildo debe escuchar, anotar y callar. Nada lo faculta para tener una voz activa. Lo que hacía era un abuso de autoridad.

Uno de los casos más explosivos fue el de la asesora del alcalde que ganaba 40 mil pesos al mes. Y resultó que es la cuñada del alcalde Daniel Martínez. Un vil caso de nepotismo, un caso de abuso y de corrupción. No hay para otras cosas verdaderamente de primera necesidad, pero sí para que los familiares del edil se la lleven suave.

El caso es que entre Daniel Martínez y el Gato Seco han hecho lo que han querido, violando las normas internas del ayuntamiento, uno causando daño a la hacienda municipal, y el otro usurpando funciones, actuando como si fuera edil.

Los regidores, que son mayoría en el cabildo, ya se hartaron del Gato Seco. Sus ínfulas lo pierden. 

Pero hay algo peor. Ahora que deja la secretaría del ayuntamiento de Agua Dulce, Hernández Monroy no ve quién se la hizo sino quién se le paga. Y en primer lugar está Violeta Santiago.

Hay amagos de que se va a orquestar una golpiza por el lado familiar, sin importar a cuantos se lleva entre las patas.

Hay versiones que sostienen que Hernández Monroy y el mismo alcalde Daniel Martínez andan fraguando cómo darle un escarmiento a la reportera.

Hace unos días fue asesinado el periodista Manuel Torres González, en Poza Rica. Van 18 comunicadores asesinados en el tiempo de Javier Duarte como gobernador.

Eso prende alarmas. Algunas organizaciones, como la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas, están al tanto y vigilante de que nada le ocurra a Violeta.

Por eso les digo que Violeta Santiago no está sola. Y que si la tocan a ella, tocan a su familia, a sus amigos, a su gremio, a la sociedad.

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