​Órale. De frente que es mi mejor ángulo. Así, así, para que salga más bonito de lo que me hizo Diosito. Ora, anímese, que la foto de perfil no me favorece y en todas me sacan así.

Y cuando las reporteras le tomaron la palabra y se disponían a clavarle la foto, Felipe Martínez les expresó: “ya se les pasó la oportunidad”. 

Un episodio más de la obra El alcalde y sus pulgas.

Lugar: palacio municipal de Agua Dulce.

Actores: el alcalde Daniel Martínez González en el papel del “Cómplice”; su hermano Felipe, “El Bufón”; su cuñada Sandra Luz Cordero Guerrero, “La aviadora”; síndico y regidores, “Adornos sin voz ni voto”.

La obra dejará huella. Se trata de un alcalde abusivo, que actúa a espaldas del pueblo, que se queja de falta de recursos públicos y que dilapida el dinero pagando sueldo estratosférico a su cuñada, o sea a “La aviadora”, a quien dio de alta con el mote de “asesora”.

No es una obra divertida sino una obra que indigna al pueblo de Agua Dulce, pues lo que ahí se retrata es el abuso de autoridad. Es una obra, protagonizada por los malhechores políticos que una vez que llegan a la alcaldía se la quieren comer a pedazos.

Presencia dio a conocer la existencia de una asesora con salario de 40 mil pesos. Se documentó y descubrió que la aviadora Sandra Luz Cordero Guerrero es en realidad la cuñada del alcalde Daniel Martínez.

Es un caso de nepotismo y de descaro total. A los regidores se las vendieron con que Sandra Luz Cordero era una asesora que abría puertas en Xalapa, que lograba que el alcalde se pudiera entrevistar con funcionarios de alto nivel, con secretarios de gabinete.

Pero resultó que no. “La aviadora” no era tal. Es la esposa del alcalde Daniel Martínez y cobra como si fuera una potentada, mucho más que los regidores, en una situación que por supuesto viola la ley. Es nepotismo puro.

Entonces se arma el desmother. Lo publica la corresponsal de Presencia, Violeta Santiago, y se ponen de uñas los regidores y el síndico. Se le arma también al hermano del alcalde, Felipe, quien en la obra es “El cínico”, y todo mundo comienza a preguntarse por qué ese señor tiene su escritorio a unos metros del de Daniel Martínez.

Él dice que es honorario. Sí y yo soy astronauta. Él dice que está ahí pero no cobra. No necesita ya que la está cobrando por él es su señora esposa, “La aviadora” Sandra Luz Cordero Guerrero, 20 para ella y 20 para él.

En la obra, los “Adornos sin voz ni voto”, o sea el síndico y los regidores se fajan los pantalones y aprietan al alcalde Daniel Martínez. Le exigen su hermano se vaya a otro circo y deje de enchinchar. También quieren que “La Aviadora” devuelva lo que cobró. El “Cómplice”, o sea el alcalde de Agua Dulce dice que no hay fijón, que se van y no la van a hacer más de pex.

Pero ni el hermano Felipe se fue ni se sabe que la asesora haya dejado de cobrar sus 40 mil pesos mensuales.

Felipe “El Bufón” se fue un día y luego regresó. Sigue despachando como si fuera el vicealcalde  de Agua Dulce, sintiendo que los ángeles le hablan y exhibiendo que si algo le sobra es soberbia y si algo le falta es inteligencia y moral.

 “El cómplice”, o sea Daniel Martínez no da una como alcalde. Le llegan observaciones del ORFIS y de algún lugar tendrá que sacar dinero para resarcir el daño patrimonial. Pero lo peor es que por solapar al hermano y la cuñada, se hunde en el pantano de la corrupción.

El viernes 20 Felipe “El Bufón” observó a dos reporteras. Se dirigió a ellas y les dijo que tomaran la foto de frente porque las que le publican lo captan de perfil. Cuando ellas se disponían a hacerlo, el hermano del alcalde se rajó. “Ya se pasó la oportunidad”, les dijo y se refugió en un baño del que no quiso salir.

La obra describe lo que es el alcalde y lo que son sus familiares. Están ahí para joderse una parte del presupuesto, cobrando “La aviadora” Sandra Luz 40 mil pesos mensuales. Y está Felipe “El cínico” para seguir ocupando un espacio que el cabildo, la máxima autoridad en el municipio, determinó que debe abandonar.

Su soberbia es lo de menos. Con ella puede vivir el resto de sus días y que le aproveche. Pero el ayuntamiento y el palacio municipal no son suyos. Tampoco los salarios. Mucho menos el pago de 40 mil pesos que cobra Sandra Luz “La aviadora”. Esos son recursos del pueblo y los tienen que respetar.

Cuántos trabajadores municipales, que realizan su trabajo con seriedad en una oficina pública, o los de limpia pública, o los de obras públicas, o los policías municipales que exponen la vida, no quisieran ganar esos 40 mil pesos que se le regalan a la cuñada del alcalde.

Y todavía “El cínico” Felipe Martínez pide que le tomen la foto de frente. Y cuando las reporteras lo van a hacer, se esconde en un baño.

Está dicho. Cuando las pulgas se trepan en su ladrillo, se sienten gigantes.

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