​Ejemplar no fue, pero la elección de gobernador y Congreso de Veracruz nos remite a pensar que la sociedad se mueve, que pese a los amagos de violencia y a los incidentes que sembraron miedo y preocupación, los veracruzanos salieron a castigar con su voto a un sistema de gobierno que por corrupto se volvió indeseable.

Ejemplar, les digo, no fue. Sí sacamos al PRI del gobierno, pero el costo es altísimo, con violencia electoral, con una guerra de lodo que no debió ser, que trastoca los principios democráticos, que nos llenó de miedo a muchos, que dejó muy dañada a una parte de la sociedad.

Lo ejemplar hubiera sido que con todo civismo se hubiera dirimido la contienda, que los partidos hubieran presentado las mejores propuestas, que hubieran sido postulados los mejores personajes, sin mancha, con prestigio, con solvencia moral. 

Pero el hubiera no existe.

Y lo que sí existe es la lucha encarnizada por el poder, el todos contra todos, el grupo que tiene el control de Veracruz desde hace 12 años —más allá de los 80 años en que el PRI ha gobernado nuestra entidad— y que le permitió a Fidel Herrera Beltrán y a Javier Duarte destrozar las instituciones y someter a un martirio a los veracruzanos.

Esta ha sido una elección para todo el estado y para cada distrito electoral. Nos amagaban con la violencia desde meses atrás, advirtiendo que el PRI no se dejaría arrancar el poder y que recurriría a todo, incluso sembrando el miedo, recurriendo a las prácticas de la intimidación, deslizándonos que se dejaría sentir la fuerza del gobernador sobre aquellos que osaron desafiarlo.

Que si el Comandante Cobra te llamaba a tu celular para decirte que te iba a cargar la vergüenza si salías a votar. 

No sé quién habrá sido el imbécil que tuvo esa genialidad. Lo que provocó fueron dos reacciones: que todo mundo se botara de risa y que los que no iban a votar se decidieran a hacerlo.

Los mercadólogos de los candidatos Miguel Ángel Yunes Linares lo revirtieron de inmediato. Le dieron respuesta al audio intimidatorio agregándole una respuesta donde mandaban al carajo al mentado Comandante Cobra.

Y luego los memes. Todos diciendo que el pendejo de Cobra lo único que provocó fue que con más ganas saliera uno a votar.

Hubo violencia electoral. Lanzaron bombas molotov contra las oficinas del presidente del PAN en Veracruz, Jesús Mancha Alarcón. También contra la sede del PRI en el puerto de Veracruz. Lo mismo contra las instalaciones del PRD estatal.

Al candidato del Partido Verde en Orizaba le quemaron su camioneta en Mixtla de Altamirano. A un síndico le tirotearon su casa. A un regidor le redujeron a chatarra quemada su vochito.

En algunos municipios hubo enfrentamiento de militantes. En los últimos días se registraron hechos de sangre, incluidas ejecuciones, sobre todo el caso de los mutilados hallados en un tramo de la carretera Córdoba-Veracruz.

La violencia verbal también fue un tono distintivo de las campañas. Todos sabemos lo que se dice cuando un candidato quiere el voto, las argucias para que los electores lo vean bien y al contrincante ni lo volteen a ver o lo vean mal. Así es este ajetreo.

Pero una cosa es hablar fuerte y otra que la descalificación sea la tónica de campaña. Eso fue lo que ocurrió con el caso de los Yunes. El del PRD-PAN, Miguel Ángel Yunes Linares, se le fue con todo al gobernador Javier Duarte de Ochoa, sacándole el enriquecimiento, el endeudamiento y la complicidad con los delincuentes.

La respuesta fue exhibirlo como un pederasta, cómplice del Chapo Guzmán, el saqueo al ISSSTE, sus ligas con Elba Esther Gordillo y el enriquecimiento de sus hijos en Veracruz y en el extranjero.

Al candidato de Morena también le tocó. Dicen que si ganara la elección, el que gobernaría sería Andrés Manuel López Obrador, AMLO. o sea, un Juanito como en el Distrito Federal, que lo usaron para que ganara una elección y luego esfúmate que no sabes.

Pero esto llegó a su fin. Pese a lo que nos dijeran, pese a la intimidación, pese a la violencia, salimos a las urnas, votamos más del 50 por ciento de los veracruzanos y echamos del gobierno a estos jijos que por espacio de 12 años se robaron todo el dinero de los veracruzanos.

Todo indica que el PRI no gana la elección. El conteo rápido del órgano electoral sostiene que va al frente el candidato panista-perredista, Miguel Ángel Yunes, y que su tendencia es irreversible, seguido a casi cinco puntos por Héctor Yunes. Dos puntos atrás del priista estaría Morena.

Por mucho que varíe este arroz ya se coció. Incluso podría ser que Morena alcance al PRI y lo deje en tercer lugar. 

Esto no fue ejemplar. Esto estuvo salpicado de miedo. Esto pudo haber provocado una tragedia y mucho dolor en los hogares de los veracruzanos. Pero pudo más la voluntad popular. Pudo más el deseo de cambio, que los que tanto daño le hicieron a Veracruz tuvieran su lección.

Pese a todo, los vencimos.

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