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Ora sí que esto es como si lo hubiera escrito Kafka. El PRI, que siempre gana con fraude, pidiendo recuento de votos, que se limpie la elección, que se le reconozca el triunfo, que saque las manos el PAN de los órganos electorales, que no se engañe al electorado, que si hay cerrazón se irán a los tribunales, que de plano se anule la elección. Y el voto por voto, casilla por casilla.

¿Dónde oí eso? Siempre y en toda elección. Pero lo decían los seguidores de Andrés Manuel López Obrador desde que era perredista y en 2006 contendió por la presidencia de México, alegando que le robaron el triunfo, que hubo mano negra y le desaparecieron votos, dejándolo en la raya y forzándolo a declararse “presidente legítimo” aunque se riera de él medio planeta.

También se lo escuché decir a Cuauhtémoc Cárdenas, en 1988, en 1994 y en 2000. En la primera ganó pero con la caída del sistema se consumó el fraude que llevó a Carlos Salinas de Gortari a la presidencia. En la segunda y en la tercera el PAN lo mandó al tercer lugar y no pudo patalear más.

De igual manera los panistas la han hecho de jamón cuando el PRI les aplica el fraude. Acuérdense del tremendo Maquío, el señor Manuel Clouthier, que levantó a medio país contra el PRI, que generó una oleada de simpatías porque hablaba con verdades y aunque era medio burguesón el gordo, tenía su ángel.

Y así en todas, sí todas, las elecciones habidas en México, en las presidenciales, en las de diputados federales y senadores, en las de gobernadores, diputados locales y alcaldes. Siempre ha sido lo mismo. El fraude de los priistas que le da en la madre a la democracia, pasando por encima de la voluntad del pueblo.

Antes hablábamos de ratón loco, casillas zapato, carrusel, urnas robadas, actas de escrutinio robadas, padrón rasurado, coacción de los sindicatos contra sus agremiados, funcionarios electorales que eran empleados de gobierno.

De ahí pasamos al fraude cibernético. En el llenado de datos al sistema de cómputo, en lo que se va al PREP, ahí se cuelan que 30 votos por casilla para el PRI. Y si son más de 300 casillas por distrito, el resultado arroja más de 10 mil votos, que definen una elección.

Ahora el fraude comienza antes. Sí, comienza años atrás, cuando los programas sociales de los gobiernos federal y estatal inscriben a los beneficiarios. Ahí identifican a quienes son gobiernistas y si se inclinan a favor del PRI. A los que no, a los que ven de lado de la oposición, los chispan.

Y ahí es donde el PRI se pasa de cañón. Condiciona a la gente. Y los oye uno decir que ellos mejor votan por el partido porque si no les van a quitar su pensión o su Prospera o la beca del chamaco o el piso o el techo firme. Ni Dios padre bajado del cielo con toda su corte los hace entender que el voto es secreto y que quien los obligue a votar por el PRI incurre en delito.

Pues en Veracruz el PRI no ganó la elección de gobernador y le fue del nabo en la de diputados locales. Ganó el PAN con Miguel Ángel Yunes Linares y en el Congreso tendrá ocho diputados, aunque todavía están en proceso de cómputo varios distritos. 

Al principio, el candidato perdedor, Héctor Yunes Landa, reconoció que la tendencia de los votos no le favorecía. Esas son las palabras para admitir que el triunfo no es para el PRI. El desánimo invadió a los priistas al verse en el peor escenario de toda su historia.

Pero de pronto comenzaron a enarbolar un discurso que no es propio del PRI. Comenzaron a decir que hay un fraude bien culey y que segurito, segurito, el pinche de Yunes Linares tenía a los órganos electorales bien comprados.

Esto se me hace medio jodido porque los mapaches están en el órgano electoral desde que se constituyó y es gente ligada al gobernador Javier Duarte y son quienes vienen trabajando, elección tras elección, para robarse los votos e imponer a sus candidatos.

Pero lo más ridículo es oír a los priistas con un mensaje que mínimo provoca risa. Dicen que el fraude es evidente, que el órgano electoral está imponiendo a Yunes Linares, que se está atropellando la voluntad de los ciudadanos, que el conteo de votos fue mal realizado, con toda intención, y que exigen que se abran de nuevo los paquetes electorales porque la elección está sucia y hay que limpiarla. 

Así se está haciendo. Y entonces exigen los priistas que se cuente voto por voto y casilla por casilla. Y eso me recuerda a Andrés Manuel López Obrador en 2006, exigiendo limpieza en el cómputo y que se despejara toda sombra de duda.

Lo que son las cosas. Antes los priistas se burlaban del voto por voto de López Obrador y ahora son ellos los que se acogen a esa fórmula para ver cómo rescatan la elección de gobernador que los deja fuera de la jugada después de 80 años como mandamases de Veracruz.

O sea que esto ya se invirtió. Y por eso le digo que si lo hubiera escrito Kafka sería normal, sería una metamorfosis, convirtiendo lo normal en monstruoso hasta que entre todos le demos en la torre al monstruo.

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