Si no es el túnel es el hospital, si no es el bacheo de carreteras son los recursos de los municipios. Y así el gobierno de Javier Duarte, terminando e incumpliendo, dejando obras a medias y algunas ni las pudo empezar.

Prometió el gobernador que el túnel sumergido de Coatzacoalcos sería concluido antes que él dejara su cargo, más o menos por allá de septiembre próximo, quizá octubre, quizá noviembre, pero de que lo terminaba, lo terminaba.

Hago memoria. Recuerdo aquel video en que se le ve salir de uno de los accesos. Levanta los brazos y esboza una sonrisa de triunfador que suscitó la envidia de sus detractores, todos apostando a que el gordito se iba a ir a casita con las ganas de poner en funcionamiento el túnel.

Yo dije: inche Javier, te saliste con la tuya. Y es que el túnel pareciera tener una maldición cañona y no se deja concluir.

Como debe ser, Javier Duarte de Ochoa habló con optimismo. La obra que echó a andar Fidel Herrera pero que no pudo concretar, la obra de mayor técnica en Latinoamérica, por encima de funiculares, presas, canales fluviales, sería el mejor cierre de su administración.

Ya se sabía que con Carlos Slim en la empresa constructora española los problemas económicos y legales quedarían resueltos. Le invertiría mil melones de pesos y se arreglaría con las constructoras asociadas que demandaban pagos atrasados, o mejor dicho, pagos inflados porque el gobierno de Veracruz ya había saldado hasta el último centavo.

Entonces se reactivaron los trabajos. Los obreros volvieron a trabajar, a limpiar el acceso de lado de Coatza, a revisar las varillas y el concreto, viendo que por el abandono de casi dos años había óxido por todas partes. Pero, bueno, a chambear que para eso le entró al proyecto Carlos Slim.

Así unas semanas. Y que se arma un conflicto entre organizaciones de albañiles porque la nueva administración llegó con ganas de desplazar a los de la CTM y estos simplemente dijeron que su contrato era el bueno y si no, pues nadie daba golpe.

Se arreglaron y a chambear de nuevo. Y otros meses después la nueva bronca. 

Ahora acusan los transportistas de materiales que no se puede avanzar porque Pemex no ha liberado el derecho de vía en la margen derecha del río Coatzacoalcos, en la congregación de Allende.

Desde febrero debió quedar salvado ese punto. A eso se comprometió el secretario de Infraestructura y Obras Públicas del gobierno del estado de Veracruz, Tomás Ruiz González, y nada. 

Y sin el derecho de vía liberado, no se puede construir el acceso para los vehículos en Allende.

O sea que esta obra ya valió. No la concluirán en septiembre, ni en octubre, quizá ni en noviembre y Javier Duarte pasará a la historia como el gobernador que en seis años no logró terminar el túnel sumergido.

Hay otra obra y esa está peor. Es la del Hospital de Alta Especialidad. Ahí Javier Duarte ha colocado dos veces la primera piedra. La primera para liberar 500 millones de pesos que aportó el gobierno federal; los otros 500 millones los tendría que poner el gobierno duartista.

Los tendría, pero no los puso. O sea que se chingó los 500 melones de recursos federales y el mentado hospital no se realizó.

Ya en plena campaña, violando la veda electoral, realizó un evento y ahí colocó de nuevo la primera piedra, diciendo que ora sí, esta era la buena, la definitiva, y que por fin se consolidaría el sueño de tener un hospital con todo lo que se requiere para atender a pacientes de enfermedades graves sin necesidad de trasladarse a Veracruz, a la ciudad de México o a otros lugar con ese nivel de servicio.

Y qué pachó. La piedrita sigue esperando que le pongan otras encima, que construyan los cimientos, que la obra tome forma, que el goberts cumpla su promesa. 

Además de haber violado la ley electoral, realizando un acto de gobierno ampliamente publicitado, hay un asunto de muchos millones sin aclarar. Le dio el gobierno federal 500 millones de pesos y debió haber aportado otros 500 para realizar la obra. No lo ha hecho y no se sabe el destino de ese dinero.

Así anda todo. El goberts Javier Duarte deja a medias las reparaciones de la autopista Coatzacoalcos-Minatitlán, carreteras y caminos en el área rural de los municipios, puentes que conectan a comunidades aisladas, y continúa el desabasto de medicamentos en hospitales.

Su gobierno retiene el dinero de las participaciones federales a los municipios, ocasionando que muchos de ellos estén sufriendo una auténtica parálisis, sin poder ejecutar obra y sin cubrir los servicios públicos a que están obligados.

Ya son los últimos meses del gobierno duartista y lo que no se realizó a tiempo, simplemente no se podrá terminar. 

Así está el túnel sumergido, el Hospital de Alta Especialidad, las carreteras, puentes y muchas otras obras que no se concluyen porque el dinero simplemente no se sabe quién se lo llevó.

O lo más seguro es que se lo llevó Javier Duarte.

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