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Juan Ciudadano

Los Gobernados

De lo que no hay duda, es que los querían muertos

16/06/2016 09:59 a.m.

Pues no, no fue intencional pero los mataron. Como que los polis no apuntaron bien, se confundieron y provocaron la tragedia de Martínez de la Torre que vuelve a sacudir a Veracruz. Y nos dice el fiscal general que el móvil del crimen fue la equivocación.

Upsss. Eso es algo que no imaginé que habría de escuchar. 

De por sí, el pueblo anda enardecido, encabronado por tanto atropello policíaco y ahora ocurre el ataque a una familia que nada tenía que ver, que estuvo en el lugar y en el momento equivocado y que les arrancaron a dos de sus seres queridos.

Y cuando le preguntan al fiscal Luis Ángel Bravo, trasluce toda la intención de exculpar a los policías municipales de Martínez de la Torre como pocas veces lo hace con la ciudadanía.

El tal fiscal rechaza que el objetivo de los polis haya sido ultimar a esa familia. Conociendo cómo actúan, tengo mis dudas. Pero lo que despierta más sospechas es la actitud de Bravo Contreras, juzgando como si fuera juez, antes de detener a nadie y de saber las versiones de los involucrados.

El asunto comenzó a mediodía del lunes 13 cuando un grupo de policías abrieron fuego contra una camioneta Colorado LT, color gris. Las balas alcanzaron a una mujer y un varón que fallecieron; otro hombre que viajaba en la unidad resultó herido; dos menores, por fortuna, salieron ilesos.

La familia venía de Puebla, de un lugar llamado San Antonio de Rayón, municipio de Jolutla, donde habían acudido a presenciar una competencia de jinetes.

En la comunidad Martínez de la Torre se detuvieron, realizaron algunas compras y continuaron su marcha. Una vez que tomaron la carretera, policías a bordo de unidades de la policía municipal los interceptaron y comenzaron a dispararles.

En el lugar murió la conductora de la camioneta, Axaharim López Ronquillo. Su hijo Ricardo Zarro López, falleció poco después en la clínica 28 del IMSS. Su esposo, Francisco Zarro Vaillard, quien viajaba de copiloto, resultó con heridas menores. Los dos menores que los acompañaban salieron ilesos.

La versión que difundió la policía fue que los elementos venían persiguiendo a un vehículo similar y comenzaron a dispararle antes de llegar a la comunidad de Emiliano Zapata.

¿Les cree? Yo no. En vez de proceder a un arresto, de solicitar apoyo a su base, de pedir que cerraran caminos y llegaran más patrullas, lo único que se les ocurrió fue dispararles.

Me suena a que alguien se pasó de vivo y la instrucción era silenciarlo para siempre. Sólo que le dieron a la camioneta equivocada.

O sea que la intención no fue aprehender a los malosos, suponiendo que la versión es auténtica, sino acabar con ellos. Lo intentaron pero fallaron. 

La pregunta sigue siendo, ¿se está aplicando la paz de los sepulcros? Y la otra: ¿mejor matarlos que llevarlos juicio?

Como se le vea, lo que arrojó esta acción fue una tragedia, una familia destrozada y otro escándalo sobre el gobierno de Veracruz.

Pero si algo faltaba era el protagonismo del fiscal Luis Ángel Bravo, que no deja pasar una sin sus explicaciones absurdas, el aire de altanero que lo distingue, las versiones que sólo él cree y el tufo a complicidad con los policías a los que a leguas se nota que pretende proteger.

El asunto es de por sí explosivo. Y se pone peor cuando el fiscal sale con que está seguro de que los policías municipales no tenían la intención de matar a los integrantes de esa familia. Pero además sostiene que el móvil que más se fortalece es el de la equivocación.

Aún no han sido aprehendidos los policías asesinos y ya el fiscal sabe qué ocurrió y por qué dispararon. Más o menos como si el autor de la nueva telenovela estuviera sentado en sus piernas y él le dictara cómo tiene que armar la historia.

“Todos los indicios recopilados han fortalecido la línea de la equivocación que bien ha venido sosteniendo en medios de comunicación, por el propio dicho de las familias. Ayer anuncié que ya estábamos en un margen de avance de investigación definitorio, prácticamente, y ya estamos por culminar con el caso para poder solicitar las órdenes de aprehensión”, dice Bravo Contreras.

Y como se equivocaron los policías, no hay dolo. Y como no hay mala intención, entonces las culpas van a ser menores a la hora de que el juez emita su sentencia.

Lo que el fiscal Bravo nunca podrá explicar es por qué los policías municipales de Martínez de la Torre decidieron atacar a balazos a los supuestos malosos, matando a integrantes de una familia que nada tenía que ver, y no proceder a cercarlos, desarmarlos y ponerlos en las manos de la justicia.

Eso es lo que está en el debate permanente: Los policías de Veracruz son criminales, no previenen el delito, no actúan para detener delincuentes y consignarlos ante la Fiscalía y de ahí a los juzgados, sino que matan por deporte, por placer o porque alguien les quitó el negocio.

(Comentarios y tips a: [email protected])


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