No se vale. De veras que no. Pasan las elecciones, pierde el PRI y aparece la guillotina en los ayuntamientos, dejando sin trabajo a muchos que no comulgaban con el partido oficial o que siendo priistas ya habían caído de la gracia de los alcaldes.

Por razones que no son laborales, por venganza muchas veces, por ganas de enchinchar a los demás, dos alcaldes, el de Agua Dulce y el de Coatzacoalcos, se la están aplicando a mucha gente, sean de casa o sean adversarios, y los han puesto de patitas en la calle.

Daniel Martínez en mi Agua Dulce del alma, y Joaquín Caballero del puerto de Coatzacoalcos, no bien terminaban las elecciones del domingo 5 cuando comenzaron a avisarles a muchos que si sabían contar que no contaran con su trabajo, que ya habían dejado de ser empleados municipales.

Además de mugres, son dos alcaldes sin corazón, megainhumanos, que si ellos están bien, les importa un pito si los demás están mal, o que si tienen que explicar por qué corren a la gente, lo único que se les ocurre decir es que el dinero no alcanza para cubrir la nómina.

O sea que antes de la elecciones el presupuesto sí alcanzaba para el pago de los salarios y después, cuando al PRI ya se lo había cargado el payaso, resulta que ya no.

En Agua Dulce los que están pagando los platos rotos son los empleados que apoyaron a otros partidos políticos y en consecuencia ya les echaron flit. En Coatza agarraron parejo. Caballero corre hasta a los del PRI.

Daniel Martínez cargó con la derrota del PRI en Agua Dulce. Fue de los que le fallaron a Héctor Yunes, a Manlio Fabio Beltrones, a Javier Duarte y al líder nacional petrolero, Caros Romero Deschamps. En su territorio se ha llevado una felpa el partido oficial.

La reacción de este lidercillo de migajón es la de cualquier abusivo con poder: echó a la calle a por lo menos tres trabajadores que simpatizaban u operaron para el partido Movimiento de Regeneración Nacional, lo que todos conocemos como Morena.

La historia la cuenta Violeta Santiago, corresponsal de Presencia en Agua Dulce, cuyas fuentes le revelan que la guillotina del alcalde anda más que afilada.

El despido fue de cuatro trabajadores, uno de ellos ellos por faltas injustificadas. Pero los otros tres obedecieron a sus vínculos con Morena. Sus nombres son: Brenda Verónica López Alejandro, auxiliar de Gobernación; Jesús Eduardo Juárez González, encargado de parques y jardines, y Jesús Alor Santander, encargado del panteón en Tonalá.

A Brenda Verónica la despidieron luego que su familia manifestara abiertamente su preferencia por Morena; Jesús Juárez y Jesús Alor sí expresaron su inclinación a favor de otros partidos distintos al PRI. A Jesús Alor se le pidió que movilizara priistas para acudir a las urnas el domingo 5, pero les dijo que su identificación política estaba con otro partido.

Días antes, Morena ya había denunciado que el ayuntamiento de Agua Dulce estaba ejerciendo represalias contra los trabajadores municipales y la población civil por la estrepitosa derrota del PRI, que perdió el gobierno estatal, el Congreso de Veracruz y quedara como tercera fuerza política.

Los vaticinios se cumplieron y los trabajadores comienzan a ser despedidos, generándose una acción revanchista que le va a provocar un dolor de cabeza al alcaldillo Daniel Martínez.

En Coatzacoalcos ocurre algo similar y yo creo que hasta peor. Al presidente municipal, Joaquín Caballero, le dio por sacar su guillotina, afilarla y hacer rodar cabezas. Pero agarra parejo, a los de la oposición y a los del PRI.

En Coatza cobraron su quincena los empleados municipales. Los de confianza siguen esperando a que en los cajeros bancarios se refleje el pago. Muchos acuden todos los días. Se hincan, hacen su oración y se ensalman. Y ni así les depositan su pago.

Algunos ya fueron avisados que ni recurriendo al Indio Amazónico seguirán teniendo trabajo. Joaquín Caballero ya ordenó que todos los que se identifican con partidos de oposición, sobre todo los de Morena, causen baja. Pero también los priistas que no le son agradables o que pertenecen a corrientes distintas a la suya, o sea a los marcelistas. Y todo porque el PRI fue aplastado por Morena en Coatza.

Los dos alcaldes alegan que los despidos obedecen a razones económicas, que el presupuesto no da. Y yo me pregunto: ¿desde cuándo? ¿Por qué la guillotina no la aplicaron antes de la elección, cuando ya escaseaban los recursos económicos, sino después? Eso huele a represalia.

Si los trabajadores logran demostrar que su despido obedece a razones políticas y de preferencia partidista, Daniel Martínez y Joaquín Caballero se van a meter en un lío que los perseguirá más allá del tiempo que dure su gestión en las alcaldías de Agua Dulce y Coatzacoalcos.

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