​Creo que no ganamos. O que simplemente el gobernador Javier Duarte de Ochoa nos postergó la puñalada, dejando pendiente lo del fiscal anticorrupción y tomando aire para tratar de imponer a sus incondicionales en cargos desde los que evitará ir a la cárcel.

Ayer, a mediodía, no cabíamos de alegría. Replegamos al gobernador en su intento de designar al titular de la Fiscalía Anticorrupción, el tal Francisco Portilla Bonilla, que ha sido un tipo ligado a Javier Duarte, con el encargo de protegerlo y frustrar cualquier intento de fincarle responsabilidad penal.

Éramos muchos alzando la voz, como cuando vamos a los estadios y al momento en que el portero se dispone a despejar el balón desde su área, gritamos a todo pulmón: ¡¡¡¡¡¡Putoooooooooo!!!!!

Y uta que se siente uno retechido, siendo parte de la broza que intimida al portero y que por nuestra acción, nuestro ¡¡¡¡¡Putooooooooooo!!!!!, pone la pelota fuera de la cancha o en poder del equipo contrario.

Pues ayer así le hicimos al goberts. Al saber que iba a nombrar al fiscal anticorrupción, mediante la acción y el voto de los diputados locales, los que le son afines, los que tiene en su regazo porque el billete manda, que le dedicamos el ¡¡¡¡¡Putoooooooooo!!!!! jarocho y que le descomponemos la designación.

Me avisaron lo que ocurría. Chécate el feis, me dijeron. Lo abrí. Un titipuchal de notas diciendo que la Comisión de Procuración de Justicia de la Legislatura no presentaría el dictamen para que lo aprobara el pleno del Congreso, retirando el punto de la orden del día de la sesión del jueves 30 de junio.

Ya la hicimos, pensé. La sociedad, con su fuerza innegable, se impuso. Bueno, los de las redes sociales que fuimos los que más madres lanzamos y más notas compartimos, habíamos logrado que el PRI nacional le diera la espalda a Javier Duarte.

Con el PRI en contra y las fuerzas políticas moviéndose en torno al presidente Peña Nieto y el secretario de Gobernación, lo único que le quedó al goberts fue dar marcha atrás.

Aunque ahora lo nieguen, la realidá es que los que integramos el Lado Positivo le dimos en la madre a los que están en el Lado Oscuro. Con nosotros Yoda está. Está también Obi-wan.

El que se puso loquito fue Miguel Ángel Yunes, celebrando que hubiera diputados priistas que todavía están con el pueblo, que rehuyen la línea y que dijeron que votarían en contra. Le echó porras a los del PRI y a los del Verde y apenas si se acordó de los del PAN y el PRD que son los partidos que lo postularon para que llegara al gobierno de Veracruz.

¿Pero qué creen? El gozo se va al pozo. Nosotros creyendo que ya se le había caído su fiscal anticorrupción al goberts y él fraguando cómo hacerle para salirse con la suya.

Cuando todos estábamos en plena celebración, abre la boca la presidenta de la Comisión de Procuración de Justicia, Marcela Aguilera Landeta, y dice que el asunto del fiscal se aplazó pero ni pensar en que los opositores han ganado la partida.

El dictamen, dice la diputada Aguilera Landeta, ya fue aprobado e irá al pleno del Congreso cuando sea el momento necesario. Ahí lo discutirán los diputados. Entonces vendrá el mayoriteo y habrá fiscal anticorrupción, con lo que Javier Duarte se estará levantando con la victoria, algo que por momentos parecía impensable.

Me pongo a pensar: ¿quién le gritó ¡¡¡¡Putooooooooo!!!!! a quién? Segurito que fue Javier Duarte y se los dijo a los del PRI nacional, a los de Gobernación y a los de la presidencia, hasta intimidarlos y ver que los repliega cuantas veces se le da la gana.

Nosotros, con lo que había pasado, teníamos claro que fue la fuerza de los ciudadanos y la agresión a Miguel Ángel Yunes afuera del Congreso de Veracruz, lo que frenó a Javier Duarte.

Teníamos claro que las palabras de la presidenta interina del PRI nacional, Carolina Monroy, habían sido determinantes para que el goberts levantara sus cartas y emprendiera la retirada anticorrupción.

Pero resultó que no. Apenas amaine el vendaval, el dictamen será presentado al pleno del Congreso y ahí se decidirá quién es el fiscal anticorrupción. Si Javier Duarte se empeña, se aferra a contar con un aliado que evite que en cuanto termine su período como gobernador pudiera parar en la cárcel.

Creo que no ganamos. Creo que en cuanto pueda, el goberts retomará el tema. A menos que desde el PRI nacional y el gobierno federal lo paren. O que lo dejen en manos del pueblo, o sea nosotros, y nos cobremos cada una de las que nos ha hecho.

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