Los pobres cada vez son más. O somos más. Y si no, escuchen a Anilú Ingram, delegada de Sedesol en Veracruz, que bien sensata, bien francota, nos dice que ya los pobres son —o somos— el 58% de la población total.

¡Ah, abrón! Esa nota es una bomba, una mega revelación, sobre todo porque cuando inició el gobierno de Javidú, decía que la prosperidad tocaba a la puerta y allá aquel necio que no la dejara pasar.

Y también van cuatro años del gobierno de Enrique Peña Nieto, y él con su Cruzada Contra el Hambre nos ofreció que ningún mexicano se quedaría sin comer. Échele pues con sus comedores comunitarios donde pueden acudir todos a los que les gruñe la tripa.

Caso pues, el de Veracruz, que pareciera ser el más vivo retrato del cangrejo, caminando para atrás, creciendo la mancha de pobres, de desvalidos, de gente que se acuesta con medio pan en la panza pero no sabe si mañana tendrá qué comer.

Anilú, además de requete chula es una mujer que habla con la verdá y eso sólo se le da a la gente honesta, que no gusta de mentir, que no se presta a maquillar la realidá y que asume su compromiso con los pobres. 

Puede que en sus días como diputada haya tenido uno que otro resbalón. La ponen de presidenta de la Legislatura de Veracruz cuando a lo más que había llegado era a reina del Carnaval de Veracruz y después a conductora de un programa para tarados en Telever y pues la cosa pintaba mal y lo que le sigue.

Pero ahora se puso las pilas. Llegó a Sedesol federal, como delegada en sustitución de Marcelo Montiel Montiel, y parecía que iba a realizar dos tareas: saquear los recursos de los programas sociales y tapar la triste realidá de Veracruz. Pero no, chambea mi reinita y se está convirtiendo en toda una revelación entre las figuras públicas de nuestra entidad.

Dice Anilú, antes Ana Guadalupe, que el 58 por ciento de la población veracruzana se encuentra en algún tipo de pobreza, que deriva, por ejemplo, en el rezago educativo.

Pero la cifra es alarmante. Aquí, dice Anilú, no se han cerrado tiendas Diconsa como ocurre en otras entidades del país, pero hay que atacar el problema, en parte, con la aplicación de programas sociales.

A la par, el Observatorio de las Finanzas Públicas de la universidad Veracruzana nos cimbra con  otro dato espeluznante: 433 mil 480 veracruzanos solo hicieron una comida al día o dejaron de hacerlo, durante 2015.

En esa medición, Veracruz sólo es superado por el Estado de México. Es curioso porque ambos eran los principales bastiones del PRI. Eran porque en Veracruz ocurrió la peor desgracia de los priistas, perdiendo la elección de gobernador y de Congreso estatal.

La pobreza, el alto número de secuestros, la violencia, el rezago social finalmente provocan que la sociedad reaccione en contra de los gobiernos que no supieron o no quisieron enfrentar con medidas adecuadas los problemas que más afectan a los gobernados.

En cambio, en Baja California la cifra de hogares en que sólo comen una vez al día es de 28 mil 623. En Colima esto se da en 38 mil 842 hogares.

El análisis se titula “Miles de veracruzanos sin dinero para comer”. Lo elaboró el Observatorio de las Finanzas Públicas de la UV y las cifras, más que ser una estadística, son el reflejo de que  andamos mucho peor de lo que nos imaginamos.

Anilú Ingram ya nos dijo que el 58% de la población es pobre. Los especialistas de la UV nos revelan que el hambre está cañona, que hay quienes se van a la cama con solo una comida por día, según datos de 2015. Quizá ahora el asuntó esté peor.

En cuanto a la variedad de alimentos, en 663 mil 829 hogares algún adulto o menor de edad no contaron con esa posibilidad.

Más datos: en 434 mil 480 hogares “algún adulto o menor comió menos de lo que debería comer; y en 225 mil 192 hogares algún adulto o menor sintió hambre, pero no pudo comer”.

Uno se pregunta entonces, ¿dónde madres se extravió el gobierno?

Se supone que el gobierno está para encontrar solución a los problemas sociales que afectan a la sociedad, que deben generar condiciones de bienestar, que por su intermediación se debe impulsar la inversión que mueva la cadena productiva y eso provoque crecimiento económico. Se supone.

Pero lo que vemos es un rezago alarmante. El número de pobres sigue creciendo. Ahora son —o somos— el 58% de los veracruzanos, según Anilú Mamachota Ingram.

En 2015, 433 mil 480 veracruzanos solo hicieron una comida al día o dejaron de hacerlo. Es el 5 por ciento de la población total. O sea, son los pobres entre los más pobres.

Y mientras, Javidú se chinga 50 mil millones de pesos de origen federal. Tá’ abrón.

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