​En cosa de minutos, cuando apenas amanezca, esto se va a poner peor. Tomarán los maestros y quienes simpatizan con su causa, y quienes les dan cuerda a los maestros, una de las principales vías de comunicación del sur de Veracruz. Y no será por un rato sino por tres días, 72 horas con las que pretenden desquiciar al gobierno para echar por tierra la reforma educativa.

No sé. Siempre he pensado, y así se los acabo de decir, que todo movimiento de protesta que afecte a terceros, que les provoque daños, que les desquicie la vida, termina siendo un movimiento impopular.

Nunca he creído que el fin justifica los medios, y menos cuando esos medios implican dejar a la gente a media carretera, sin importarles su suerte, si van a cerrar un negocio, si van a la escuela, si tienen un enfermo en casa, si hay un niño o una niña que los espera con ansiedad.

México, Oaxaca, Chiapas, ahora Veracruz, están más que revueltos y el caso del magisterio parece ser un problema sin solución. El gobierno federal que no cede y que dice que es irreversible, con su evaluación docente que pondrá a muchos fuera de las aulas, y de la otra parte los maestros que presumen que les sobra cuerda para mantener su movimiento y que así seguirán hasta que la reforma caiga.

Pues esta mañana, a partir de las seis, quedará bloqueada la autopista Nuevo Teapa-Cosoleacaque, a la altura de una agencia automotriz cercana a Minatitlán, y ahí se formará el nudo con el que se ahogará al sur.

Los maestros tomaron su decisión y la anunciaron. Bloquearán la autopista en apoyo a sus compañeros de Oaxaca y Chiapas, que se vienen enfrentando al gobierno federal a causa de la reforma educativa.

Dicen que dejarán pasar vehículos particulares y de emergencias, incluidas ambulancias, pero que todo se hará lentamente. Plantean tomar otras carreteras secundarias, pero aún no deciden dónde y eso será hasta el último momento.

Metiéndole ruido al conflicto, respaldando a sus compañeros de Oaxaca y Chiapas, envían un mensaje al gobierno federal conminándolo a darle salida a la reforma educativa, pero el grado de impopularidad de sus acciones les genera que una parte de la sociedad los condene y otra les aplauda porque al gobierno, a fin de cuentas, hay que echarlo del poder.

72 horas varados porque los maestros rechazan la reforma educativa, es una eternidad. Si les cuaja, si el gobierno se quiebra, si logran que no se aplique la reforma educativa o que la evaluación no sea factor determinante para saber quiénes son los aptos para dar clases, marcaría la salida del PRI de la Presidencia en 2018.

El grito de batalla de los maestros disidentes es por lo ocurrido en Nochixtlán, sus muertos y heridos, lo que el gobierno federal llama la vuelta al orden, y que ellos, en cambio, denominan la mano dura, el rostro represor de Enrique Peña Nieto, el uso de la fuerza por encima de la razón, instrumentando acciones que dejarían en la cárcel a los líderes del magisterio, pero con un alto costo político.

Y se le ponga el nombre que se le quieran poner, el que resulta perjudicado es el pueblo que no tiene por qué cargar con los efectos de la incapacidad del gobierno para operar y desinflar el movimiento, y de la otra la cerrazón de quienes pudiendo llevar a cabo su protesta de otra forma, prefieren realizar lo que los hace tan impopulares como repudiados.

En todo esto hay una buena cuota de provocación. En Oaxaca y Chiapas los bloqueos carreteros derivaron en las acciones policíacas para romper el cerco. Hubo heridos y muertos, provocando una condena general al gobierno de Peña Nieto.

Pero tampoco hay que cerrar los ojos a la realidá. La CNTE provoca con sus acciones, increpa al gobierno federal y estatales en Oaxaca y Chiapas, agita con sus voces de protesta, que si sólo se redujeran a eso, ni cómo reclamarles nada.

Lo que desvirtúa el movimiento es pasar de los gritos contra la reforma educativa a los ataques a casas y comercios, pintarrajear paredes, quebrar cristales de negocios y algunas casas. Eso se vuelve inaceptable.

No sé qué les pase por la mente. Los que en su protesta bloquean calles o carreteras siempre dicen que esos inconvenientes harán que la gente le reclame al gobierno por no ceder. Si bloquean la autopista, la gente dirá que la culpa del desmadre es del gobierno por no derogar la reforma educativa.

Y es todo lo contrario. Los afectados decimos que ellos, por muy maestros que sean, no tienen derecho a perjudicarnos, a alterar nuestra vida, a impedirnos llegar a nuestro destino. Afectar el derecho de terceros le crea responsabilidad a quien, con el pretexto de su reclamo legítimo, nos deja varados a media carretera.

Y pensar que serán 72 horas de bloqueo a la autopista Nuevo Teapa-Cosoleacaque.

(Comentarios y tips a: [email protected])​